PARTE 67

236K 21.7K 1.8K
                                    




¡Mis bellas florecillas!

Estamos de días festivos por mi país (aunque creo que es en casi todo el mundo) por lo que si el sábado no subo capítulito, lo haré el Domingo sin falta (ya os avisaré para que no os quedéis esperando, pero sabed que puede existir esa posibilidad)

Estamos de días festivos por mi país (aunque creo que es en casi todo el mundo) por lo que si el sábado no subo capítulito, lo haré el Domingo sin falta (ya os avisaré para que no os quedéis esperando, pero sabed que puede existir esa posibilidad)

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.




Bajamos las escaleras con las maletas para despedirnos de mis padres antes de irnos. Bohdan me dijo que el vehículo que nos llevaría al aeropuerto estaría en la puerta de casa dentro de cinco minutos.

«Mejor así» pensé, «O mi madre hace la despedida eterna» deduje conociendo a mi madre y lo que me tendría preparado antes de salir.

—¿Ya sus vais? —preguntó mi madre en tono de reclamo—. ¿Ni un cafelito con un dulsesito?

—Tenemos que irnos ya mamá, Bohdan tiene demasiadas responsabilidades que ha dejado desatendidas demasiado tiempo —contesté excusándome para parecer más formal.

—Güeno, güeno —empezó a decir y la vi con sus famosos "tupper" venir hacia nosotros—. Po lo meno llévate er jamón, er queso y uno dulsesillos.

—Mamá, no —contesté seria

«Aunque ahora que lo pensaba rechazar el jamón era un pecao mortal»

—¡Anda venga! —exclamó—. Arme felí —dijo poniendo ojos de corderito degollao.

—Venga... dame —terminé por decir mientras abría el macuto para meterlos.

«Lo confieso "soy una gordis" y no me puedo resistir al jamón, bueno... por la nutella puedo resistirme a casi todo, lo reconozco.»

La cara de felicidad de mi madre cuando metí sus famosos tupper en la maleta no tenía precio «Ni que fuera droga» pero todas las madres creo que son iguales, con tal de verte "bien alimentá" y "cara brillosa" son felices.

—Gracias por su hospitalidad, señora Efigenia —dijo Bohdan sonriente en un español demasiado acentuado.

—¡Que hopitalidá ni que hopitalidá! —exclamó mi madre más ancha que larga—. Lo que tiene que asé é vení má.

Escuché como él reía, suponía que algo o gran parte habría entendido.

—Podrían venir a visitarnos a Liechtenstein, ¿Verdad? —me preguntó en alemán.

—Ummm... si —dije encogiéndome de hombros al pensar en mi madre chillando por los pasillos de palacio y ver la cara que la bruja amargada pondría... mira, hasta ganas me daban de que viniera solo para que se su amargura fuera peor que la de un limón.

—Les enviaré el avión privado dentro de tres semanas, ¿Les parecerá bien? —me preguntó para que tradujera.

¿Qué si le vendría bien? Así se estuviera acabando el mundo, hubiera un colapso mundial o una catástrofe inaudita «Mi madre va sí o sí»

De Plebeya a Princesa Where stories live. Discover now