Parte 53

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Aviso: Próximamente comenzaré a publicar capítulos privados (como hago en todas mis obras para protegerlas), así que sígueme en wattpad para no perderte nada y que no tengas problemas en poder leer los capítulos!

¡He subido capítulo doble!

Tal vez te hayas saltado a este, así que asegúrate bella flor de que también leíste el anterior!


Tal vez te hayas saltado a este, así que asegúrate bella flor de que también leíste el anterior!

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—No pienso ir —sentencié seriamente y con una impotencia que me carcomía las entrañas.

Antes que dejar que todos me señalaran con el dedo como una granjera inculta que viste de payasa, prefería que ni me vieran.

—¡Tienes que ir! —gritó.

—¿Por qué? Ni tan siquiera me echarán en falta y además, el baile de inauguración lo bailará la muñeca endiablada esa de silicona, no yo.

—¿Muñeca endiablada? —dijo confusa.

—Annabelle —bufé y escuché las risas de Margarita.

—Precisamente por eso tienes que ir. De lo contrario todos pensarán que se va a casar con mi hermano y si vas, quedará claro que tú eres su prometida, no ella.

—No haré el ridículo con ese vestido Margarita. Me niego a que me tiren tomates y me abucheen.

—Tú deja que te preparen, creo que sé donde podemos encontrar un vestido para el baile —dijo con media sonrisa y yo la miré incrédula.

Cómo no lo pintara e hiciera magia como el hada madrina de cenicienta, me da a mi que poco iba a hacer.

Tal como había mencionado Jefrid, a las tres en punto vinieron a mi habitación un equipo de estilistas. Había cerrado y escondido debajo de la cama no fuera a ser que decidieran pintarme los ojos de color rosa o peor aún, con manchas de leopardo que fueran a juego con el vestido. ¡Santo dios que horripilento!, Me daban ganas de hacer una hoguera y prenderle fuego.

Eran las seis y media cuando me dejaron lista con un semirecogido bajo y algunos bucles sueltos, había pedido que me maquillaran en tonos neutros y naturales. No tenía ni idea de las ocurrencias de Margarita, ni de donde diantres pensaba sacarse un vestido —y no uno para ir a una fiestecilla cualquiera de cumpleaños, sino a un vals real—, de la manga.

En ese momento Jefrid se acercaba corriendo y alcé una ceja extrañada. Jamás le había visto correr.

—Señorita Abrantes, la infanta Margarita me ha solicitado expresamente que le entregue esta nota con urgencia y se disculpa por no poder venir en persona. Hubo un ligero cambio de planes al parecer —dijo jadeante.

—Gracias —suspiré pensando que ya se había terminado todo. No iría.

Abrí la nota y para mi sorpresa encontré un mapa donde señalaba el camino en rojo desde mi habitación hasta una cruz roja.

De Plebeya a Princesa Место, где живут истории. Откройте их для себя