Parte 10

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—Recuerda lo que he mencionado —volvió a repetirme—

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—Recuerda lo que he mencionado —volvió a repetirme—. No tienes porqué contestar ninguna pregunta directa, sino que yo contestaré por los dos, ¿de acuerdo? —preguntó mientras yo balbuceaba perdida en aquellos pozos azules que me miraban fijamente.

Asentí por toda respuesta. La conmoción que aún mantenía con aquel pedrusco que me había dado por anillo de compromiso me tenía en shock.

De pronto una puerta se abrió y noté como una mano caliente se entrelazaba con la mía al mismo tiempo que era arrastrada hacia un lugar con temperatura algo más fría que el confort en el que me hallaba. Los flashes no se hicieron esperar y el clamor del ruido de susurros que entre la multitud que allí se encontraba hacían entre sí.

No miré, si miraba fijo que me sacaban con un ojo mirando para Cuenca y el otro para Badajoz, con la suerte que tenía, fijo que salía vizca aunque en toda mi vida lo hubiera sido.

«Calladita estas mas guapa» era lo que siempre me decía mi madre de pequeña.

Presté atención levemente al discurso que él comenzó dando, yo observaba su perfil perfecto, mientras no me enteraba un pimiento de lo que hablaba. ¿Dónde vivía yo para no haber visto semejante perfección viviente? Seguro que hasta tenía una estatua de cera en el museo porque era tan guapo que sería un delito que no la tuviera.

Reaccioné en el momento que dijo —Celeste Abrantes— con su boca perfecta. Seguro que aunque no se lave los dientes su aliento es tan fresco y mentolado como el de los caramelos mentos.

«Igual estaba exagerando un poquito, pero no aparecen príncipes en la vida de una así como así»

—¡Señorita Abrantes!, ¡Señorita Abrantes! —escuché y en ese momento giré mi vista y la cantidad de flashes de cámaras que saltaron en ese momento me dejaron medio ciega haciendo que entrecerrase los ojos—. ¿Es cierto que es usted española?, ¿Cuándo se conocieron?, ¿Qué tiene que decir sobre los rumores de su boda en las Vegas?, ¿Es cierto que es periodista?, ¿Cómo se siente al saber que será la princesa de Lienchestein?

«Muchas preguntas» pensé mientras se me aturullaba el cerebro.

—Mi prometida aún no domina perfectamente nuestro idioma —respondió como excusa—. No hubo ninguna boda alguna en las Vegas, solo fue una pequeña broma puesto que ya estábamos comprometidos, aunque no oficialmente —contestó Bohdan en mi lugar y en ese momento me miró como si se tratara de una mirada cómplice.

—¡Señorita Abrantes! —gritó uno de los periodistas en perfecto español—. ¿Le preocupa no estar a la altura del príncipe? —preguntó con cierta ironía y busqué entre la multitud hasta que encontré al autor de la pregunta.

—En absoluto —respondí con tal convencimiento que hasta yo misma me lo creía a pesar de que todo aquello era una absoluta mentira.

Antes de que pudiera volver a preguntarme el mismo periodista, alguien de casa real intervino comunicando que la rueda de prensa había terminado y que la apretadísima agenda del príncipe no podía dar lugar a más preguntas. Descubrí que solo era una forma de evadir preguntas incómodas o tal vez, que yo respondiera algo que no debía, de hecho, pensé que igual me había extralimitado al responder al periodista español puesto que me habían pedido no responder absolutamente nada.

De Plebeya a Princesa Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon