Parte 92

163K 21.5K 2.5K
                                    

—¿Qué? —exclamó Bohdan con una evidente voz de estupefacción acercándose hasta donde se encontraba Dietrich.

—Mira... sé que es complicado que tengas que creerme a mi que me conoces desde hace un par de meses antes que a alguien que lleva en tu vida desde que naciste, pero te aseguro que lo que escuché el otro día es tan cierto como que tu primo ha intentado drogarme esta noche y le cambié el vaso precisamente porque lo presentía.

—No puede ser... —gimió llevándose una mano a la cabeza sin apartar la vista de Dietrich que parecía atontado perdío

«Sí, más de lo que de por sí era»

—Pregúntale, porque aunque no tengo ni idea de qué me echó en la limonada, parece que no se trata de algo que te deja inconsciente.

—¿Has intentado drogarla Dietrich? —exigió y por su tono de voz deduje que ni él mismo era consciente de lo que estaba preguntando.

—Si —balbuceó.

—¡Te voy a matar mal nacido! —exclamó mientras vi que se acercó a su primo en una zancada y le cogía de la camisa con una mano mientras alzaba la otra para propinarle un puñetazo.

—¡Espera! —grité frenándole para que no lo hiciera.

—¡Ha intentado drogarte para... —su voz se acalló—. ¿Y le defiendes?

—No le defiendo, lo que no quiero es que le dejes inconsciente y nos quedemos sin respuestas —aseguré colocándole una mano en el pecho para tranquilizarle y de paso, tranquilizarle a mi.

Le escuché respirar profundamente y posteriormente bajó la mano derecha con la que pensaba propinarle aquel puñetazo y me tranquilicé un poco más, aunque en el fondo quería que le diera aquel golpe más que nada en el mundo por ser tan mezquino y tan ruin como para intentar hacerme aquello.

—¿Ha sido Anabelle la que te dijo que drogaras a Celeste? —preguntó Bohdan adelantándose a mí.

—Si... —dijo arrastrando la voz Dietrich.

—¿Por qué? —exigió apretándole más fuerte el cuelo por donde le tenía agarrado.

—Bohdan... no es consciente de sus actos, así que no creo que necesites ahogarle para que confiese, creo que es un tipo de droga que te hace perder la voluntad y hacer todo lo que te dicen y vi que sus dedos ya no eran tan blancos, sino que tenían algo de color rosado.

—Responde —insistió.

—Porque debe irse del castillo —contestó Dietrich rodando los ojos.

—¿Por qué debe irse? —exclamó Bohdan apretando los dientes.

—Para que Anabelle sea reina, tiene que irse... Anabelle, reina, Annabelle, reina, Annabelle tiene que casarse con Bohdan, Annabelle reina, Annab..

—¡Basta! —gritó Bohdan soltándole del cuello y empujándole contra la silla.

—¿Qué temes que le cuente Anabelle a tu familia Dietrich?, ¿De qué tienes miedo? —pregunté de nuevo impaciente puesto que no tenía ni idea de si el efecto se pasaría rápido o si se desmayaría o qué demonios pasaría pero cada vez parecía más ido.

—Yo maté a su hijo —susurró—. Yo le maté...

En ese momento creo que la sangre no se me congeló solo a mi, sino también a Bohdan que permanecía pálido.

—¿Mataste a Adolph? —pregunté temblándome la voz y todo el cuerpo ante el impertérrito silencio de Bohdan.

—Si... —susurró—. Yo le hice competir... yo insistí para que corriera esa noche a pesar de saber lo peligroso que era, fue mi culpa... murió por mi culpa.

—¡Dios! —exclamó Bohdan como si estuviera asqueado.

—¿Tú le dijiste que participara en la carrera porque sabías que moriría? —insistí.

Tenía que saber hasta qué grado de implicación tenía en su muerte, saber si teníamos en frente a un asesino o a un simple mártir que se sentía culpable.

—No... yo no sabía que iba a morir —jadeó nervioso, como si quisiera llorar—. Yo no quería, pero me pagaron mucho dinero para que participase...

—¿Quién? —exclamó Bohdan—. ¿Quién te pago para que él corriera?

Aquello era cada vez peor... de hecho empezaba a tener la firme creencia de que Adolph no tuvo un accidente fortuito, sino que le mataron.

—No lo sé —contestó hipando mientras empezaba a lloriquear—. No lo sé...

En aquel momento, antes de pudiera evitarlo, el puño de Bohdan se estampó contra la cara de Dietrich y me miró esperando que le reprochara haberlo hecho, cosa que desde luego no pensaba hacer.

—¿Estás bien? —exclamé mirándole esperando ver su reacción tras aquella confesión.

—¿Me preguntas si estoy bien después de todo lo que has debido pasar? —gimió acercándose hasta mi y llevándome hasta su pecho en un abrazo—. ¡Dios! —exclamó—. No quiero ni pensar en lo que te habría podido hacer ese degenerado si hubiera conseguido su propósito... —dijo con pesar.

—No me ha pasado nada Bohdah, estoy bien —dije intentando calmarlo sin añadir que Dietrich solo pensaba meterme en la cama para que él nos encontrara pero sinceramente, prefiero no pensar si ese mequetrefe habría abusado de mi porque escalofríos me entraban solo de imaginarlo.

—Soy un estúpido por no creerte, tengo ganas de abofetearme por no haberle dado la importancia que requería cuándo me lo dijiste.

—Escúchame Bohdan —dije alzando el mentón para verle puesto que era mucho más alto que yo a pesar de llevar tacones—. Olvida eso ahora, es normal que no quisieras desconfiar de los que son tu familia, yo en tu lugar también hubiera hecho lo mismo, pero tienes que investigar la muerte de tu hermano, tienes que averiguar que fue lo que realmente paso porque...

—No fue un accidente —terció mientras sentía que apretaba su mandíbula.

—Yo tampoco creo que lo fuera —aseguré—. Pero creo que Dietrich solo es culpable de sentirse responsable por lo que ocurrió aquella noche.

Bohdan se acercó hasta mi frente y me dio un cándido beso con los labios sin apartarse del todo.

—Llegaré hasta el fondo de este asunto —dijo sin apartarse—, pero no quiero ponerte en peligro Celeste, si te ocurriera algo... si por mi culpa tu... —dijo sin terminar ninguna frase, como si le costara trabajo hacerlo.

—No me ocurrirá nada —contesté segura entre sus brazos—. Sé que a tu lado estaré segura —dije sin poder evitarlo.

—Te prometo que volveré a dudar jamás de tu palabra, por muy inverosímil que me parezca —contestó con voz firme.

—Gracias —dije con una sonrisa sincera.

—Celeste —dijo alzándome el mentón para que le mirase directamente a los ojos—. A partir de ahora tú serás mi prioridad.

Bohdan selló aquellas palabras con un beso, con un tierno y cálido beso tan suave que por un instante llegué a olvidarme de que justo al lado estaba Dietrich inconsciente.

No tenía ni idea de a qué adversidades nos íbamos a enfrentar, pero sí tenía claro que lo haríamos juntos porque no pensaba abandonarle, no pensaba irme cuando más me necesitaba.

No tenía ni idea de a qué adversidades nos íbamos a enfrentar, pero sí tenía claro que lo haríamos juntos porque no pensaba abandonarle, no pensaba irme cuando más me necesitaba

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
De Plebeya a Princesa Where stories live. Discover now