Parte 72

210K 21.1K 2.8K
                                    

¡Bellas florecillas!

Sé que hay muchas teorías y conspiraciones hahahaha, pero ya iremos descubriendo que les depara a nuestro príncipe "y su princesa" en esta historia.

Pd: Voy a ir subiendo el resto de personajes de la historia a instagram (como la madre de Celeste, hermana, padre, "trío lalala = primas petardas", etc)  que allí soy Phavy prieto también pero siempre dejo en cada capítulo al final del mismo mis redes sociales (lo digo para la gente que aún no me encuentra)

¡Disfrutad del capítulo hermosas!

La habitación de Bohdan no era grande

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

La habitación de Bohdan no era grande... ¡Era gigantesca! Ni siquiera sabía para qué se necesitaba tanto espacio en un lugar en el que uno solo acudía para dormir, pero después de pasear mi vista por todo el lugar, imaginé que debía pasar allí bastante tiempo, a juzgar por la cantidad de papeles que había en una especie de escritorio, el sofá con aquella televisión enorme que parecía casi una pantalla de cine, e incluso ¿Era mi imaginación o había una canasta de baloncesto anclada a la pared del fondo?

—Imagino que ahora que vas a estar aquí, no tendré que liberar mi mente encestando canastas —escuché cerca de mi oído cuando me había quedado fijando la vista en aquel sitio.

¿Encestar canastas?

«Querido... creo que tendrás que encestar "otra cosa" en otro tipo de "canasta"» No pude evitar pensar con esa mente calenturienta que Dios me ha otorgado.

«Lo sé... iré al infierno».

—Ummm —medité mientras una sonrisa de malicia se apoderaba de mi—. Prefiero jugar al parchís antes que al baloncesto —dije tratando de no reírme.

—¿Al parchís? —exclamó contrariado.

—Si... ¿Nunca has jugado al parchís? —exclamé mordiéndome el labio—. ¿No tienes uno por aquí?

—Pues... creo que no he jugado a ese juego desde que tenía seis años por lo menos —admitió confuso—. Por lo que si había alguno, desapareció hace años.

—¡Oh!, ¡No sabes lo que te pierdes! —exclamé completamente anonadada.

—Pues yo diría que sí lo sé bastante bien...

Por su tono de voz deduje que era demasiado inocente para creer que un juego de niños podía resultar sumamente adictivo.

En ese momento me giré lentamente y alcé la vista.

—Creo que puedo hacer que desees jugar al parchís cada noche —dije con tanta intensidad de deseo sexual en mi voz que si no lo entendía, me daba por vencida.

—Ahora que lo dices, puede que haya uno por el desván —balbuceó—, puedo ir a buscarlo ahora...

—No... —negué con la cabeza mientras empezaba a dar pequeños besos por su garganta mientras ascendía hacia sus labios—. Tal vez mañana, ahora mismo solo me apetece darme una ducha caliente... acompañada —susurré llegando hasta sus labios sin llegar a besarlos.

De Plebeya a Princesa Where stories live. Discover now