Parte 86

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¡Mis bellísimas florecillas!

¡Qué lo disfrutéis!

TENÉIS EN INSTAGRAM A LAS DOS BELLEZAS DE LAS HERMANAS DE CELESTE Y BOHDAN (La infanta Margarita y Adriana, así como al resto de personajes de la historia "padres de Bohdan, padres de Celeste, Anabelle y Dietrich" iré subiendo más...)

Pd; para todas aquellas que no me siguen en instagram... os dejo con esto...

Se trata de la historia del príncipe Bohdan, que evidentemente tendrá su propio libro ;P

Se trata de la historia del príncipe Bohdan, que evidentemente tendrá su propio libro ;P

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—Jamía, ¡No sé porque mabías disho que tu suegra era una estirá, cuando la mujé é un encanto! (Hija mía, ¡No sé porqué me habías dicho que tu suegra era una estirada, cuando la mujer es un encanto!) —exclamó mi madre mientras nos habíamos quedado ...

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—Jamía, ¡No sé porque mabías disho que tu suegra era una estirá, cuando la mujé é un encanto! (Hija mía, ¡No sé porqué me habías dicho que tu suegra era una estirada, cuando la mujer es un encanto!) —exclamó mi madre mientras nos habíamos quedado un poco más atrás y les acompañaba hacia sus habitaciones después del almuerzo.

«¿Un encanto?» Me mofé mentalmente.

Más valía ponerme un botón en la boca y coserlo a base de bien para no contarle nada de lo que la bruja piruja me había soltado así por las buenas en to mi cara, incluso amenazándome con la cárcel porque mi madre era capaz de sacar las uñas y entonces terminaba de verdad en los calabozos con toda la razón. No tenía ni idea de porqué la reina Margoret se había comportado bien.

«Tampoco muy bien, dejémoslo en decente puesto que se había limitado a ser cortes contestando algunas preguntas pero en cuanto pudo, estableció conversación con la siliconada perdía esa de su sobrina y se habían puesto a hablar de yo que sé qué...»

—Me alegro de que te hayas llevado esa impresión —contesté mirando hacia el frente donde caminaba mi hermana Adriana junto a Margarita.

Sabía que se iban a llevar muy bien a pesar de la barrera del idioma y ver que ahora la pequeña hermana de Bohdan podía tener a alguien con quien hablar que se asemejaba un poco más que yo a su edad, me alegraba.

—Por sierto —terció mi madre haciendo que volviera la vista hacia ella—. ¿Me puede desí que hace regalando sapato de die mil euro a tutiplén? (Por cierto, ¿Me puedes decir que haces regalando zapatos de dos mil euros a tutiplén?

De Plebeya a Princesa Where stories live. Discover now