Parte 45

232K 23.7K 2.1K
                                    

Estaba tan indignada que nada más terminar de cenar me fui a mi habitación y de hecho, tenía tal cabreo que necesitaba pagar mi frustración con una larga y eterna ducha o de lo contrario terminaría por desplumar el colchón de la cama, tirar los mu...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Estaba tan indignada que nada más terminar de cenar me fui a mi habitación y de hecho, tenía tal cabreo que necesitaba pagar mi frustración con una larga y eterna ducha o de lo contrario terminaría por desplumar el colchón de la cama, tirar los muebles o peor aún, atacar la despensa que gracias a Bohdan sabía donde estaba y comerme toda la nutella que hubiera.

«Malo Celeste, porque entonces serás una desgraciada cuando lo hagas al saber en el culo gordo que se te pondrá en comparación con la siliconada diabólica».

Tiré la ropa sin tener consideración alguna y dejé que el agua me cayera sobre el rostro mojando el cabello. ¡A la porra las ondas perfectas también! Pero lo necesitaba, de hecho apoyé las manos en la pared que tenía frente a mi dejándome caer levemente mientras inclinaba mi rostro hacia abajo y era imposible no recordar la última imagen donde tras terminar la mesa, muñeca diabólica le decía a Bohdan con voz melodiosa que tenían que "hablar" en privado sobre vete tu a saber qué.

Eso era lo de menos, sabía que era una excusa para coquetear, intimar o mejor dicho "acostarse con él".

Las lágrimas amenazaban con salir camufladas entre el agua pero me dije a mi misma que no iba a permitirlo. Después de todo aunque estuviera casada con él, ¿Con qué derecho iba a exigirle nada? Sabía de sobra que no podía porque todo era puro teatrillo de tres al cuarto y que en unos meses estaría recordando todo esto como un lejano sueño desde el sofá estampado con más años que Jerusalén en mi pisito de Madrid de tres al cuarto.

¡Joder pero me importaba! Gritó mi mini-yo en mi cerebro. A pesar de intentar colocar un muro tan alto que intentara cegarme, los celos me carcomían y me devoraban. En mi vida había estado tan celosa de un tío. Ni siquiera cuando el alemán piojoso me puso los cuernos sentí tanta impotencia.

-¡Aaaahhhh! -grité dando un rebote y la pastilla de jabón saltó de forma que cuando me di la vuelta la pisé me escurrí y unos fuertes brazos me abrazaron.

-Soy yo -gimió Bohdan acercándome a él y dándome un ligero beso en la comisura de los labios-. No pensé que te asustaría, esta mañana no te asustaste -gimió.

-¡Porque esta mañana podía suponer que vendrías! -bufé-. ¿Qué haces aquí?

-Creo que es evidente, ¿no? -contestó acercándose a mi para acallar mis labios con un beso tan tierno que casi me hacía suspirar.

Se suponía que yo debía estar enfadada. Bueno, ¡Que leches!, ¡Estaba enfadada por permitirle a su madre tratarme así!

«Pero besa tan bien...» gemí interiormente.

-¿Y la muñeca diabólica? -pregunté sin poder evitarlo.

-¿Cómo? -exclamó.

-Tu "prima" -escupí de mala gana.

-Le dije que estaba cansado -dijo sin darle importancia.

-¿Lo estás? -pregunté alzando una ceja.

-No lo suficiente preciosa -contestó acercando su boca a la mía devorando mi boca con ansia y todas mis defensas se fueron a la mierda.

¿Para qué me voy a engañar a mi misma? Este hombre chasquea los dedos y soy gelatina pura en sus manos. Me aferré a él respondiendo a ese beso con tanta ansia que enseguida mi espalda se vio aplastada entre aquel cuerpo caliente y la fría pared de azulejo de la ducha.

¡Oh dios!, ¡Como me gustaría que aquella sensación fuera eterna!

Para mi sorpresa, Bohdan no se marchó. Se quedó a pasar la noche en mi habitación y me dormí con una sonrisa de satisfacción en la cara que ni la rubia perfecta iba a quitarme. Me había preferido a ella. Por alguna razón irracionalmente desconocida, la había enviado a paseo y se había venido directamente a mi habitación.

¡Para que luego dijeran que las curvas no atraían!, ¡Chúpate esa, palillo con tetas!

Desperté somnolienta, y entreabrí los ojos divisando la figura de Bohdan vistiéndose en silencio.

-¿Te vas? -dije aun medio dormida.

-Tengo una conferencia dentro de una hora y aún debo prepararme -susurró y noté como se acercaba a mi y para mi sorpresa besaba mis labios suavemente-. Sigue durmiendo, aún es temprano. Lamento haberte despertado preciosa.

-Si me llamas tanto preciosa voy a terminar por creer que lo soy -bufé desperezándome en la cama puesto que ya me había desvelado.

-¿Y por qué razón no habrías de creerlo si lo eres? -preguntó colocándose la chaqueta con tanta naturalidad que me quedé estática, como si me hubieran metido en el congelador tres días.

-¿Tú me has visto bien? -ironicé.

-Diría que te he visto "muy" bien -contestó con aire lascivo y me estremecí.

¡Ay madre!, ¡Ay madre!, ¡¡Llamen a los bomberos que aquí hay que apagar un fuego!!, ¡Que calores me estaban entrando!, más aún sabiendo lo que se escondía bajo esa ropa.

-¿Seguro? -contesté con el mismo tono y casi me salió un jadeo.

-Tengo que irme... -gimió con pesar.

-¿De verdad? -contesté llevándome un dedo a la boca y chupándolo como ese día que saboreé la nutella, solo que esta vez no cerré los ojos, sino que le miré directamente.

-¡A la mierda la conferencia! -le oí gritar mientras se arrancaba la chaqueta y no sé a donde fue a parar.

¿Había dicho mierda? No sé si estaba más sorprendida porque no se marchara o porque había dicho algo "indecente". Fuera como fuera, había algo que me había quedado claro; por alguna razón desconocida ese hombre sentía atracción por mi. Desconocía si tanto como a la inversa ¡Pero qué demonios!, ¡Me importaba un comino cuál fuera el porcentaje!

 Desconocía si tanto como a la inversa ¡Pero qué demonios!, ¡Me importaba un comino cuál fuera el porcentaje!

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
De Plebeya a Princesa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora