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Cursiva: pensamientos/palabras japonesas.
Negrita: subconsciente de Asuna.

1

Dos años después.

Una sonrisa surcó sus labios cuando vio las grandes puertas que anunciaban la aldea de Konoha. Soltó un chillido de emoción al mismo tiempo que su madrina resoplaba con fastidio.

—No entiendo como puedes permanecer en esta aldea —se quejó Tsunade. Asuna alzó su rostro hacia ella y le enseñó la lengua, ganándose un golpe—. Ya vete, mocosa —ordenó, ya estaba lista para marcharse y volver a su terreno: las apuestas.

—Gracias, maestra —musitó Asuna antes de saltar hacia la aldea.

—Como sea —murmuró, moviendo su mano con desinterés. En el fondo aquella chica de ya doce años era importante para ella, por esa única razón había decidido convertirla en una gran kunoichi; una forma de cuidar de ella a la distancia.

Asuna le dedicó una última sonrisa antes de avanzar hacia la aldea.

Ya voy, Naruto.

Nada había cambiado. La aldea era la misma, los aldeanos también, pero a Uzumaki Asuna definitivamente ya no le importaba lo que ellos pensaran de ella. Entrenar con Tsunade no solo la había hecho más fuerte, tenía mucha más confianza en sí misma que antes.

Se giró hacia la entrada de Konoha cuando sintió un chakra conocido y sonrió al ver un joven de cabello oscuro unos metros más allá, recién regresando de su misión. Asuna pudo sentir su mirada aún a pesar de la distancia, y sonrió con timidez cuando él se apresuró a ella y sus brazos la rodearon.

—Shisui, has crecido tanto —sin dudarlo se abrazó a su cuello, sintiendo que un nudo se formaba en su garganta a causa de sus emociones revoloteando por su regreso.

—¿Yo? ¿Acaso no te has visto en un espejo? —fingió espanto para luego sonreírle de vuelta—. ¡Estás hermosa, Asu!

—No digas esas cosas —le regañó, intentando esconder su sonrojo que competía con el color de su cabello.

Shisui la soltó, sin dejar de carcajearse por la reacción de su amiga.

—Ven, vamos —la tomó de la mano y comenzó a arrastrarla hacia el centro de la aldea—. Espera a que Itachi te vea. No ha dejado de hablar de ti en estos dos años.

—Espera —Asuna lo detuvo y él la miró confundido—. Primero iré a ver a Naruto.

Shisui asintió, comprendiendo.

—Le diré a Itachi que te visite pronto, ¿de acuerdo?

Asuna sonrió cuando él la despeinó con cariño como despedida y lo vio continuar con su camino hacia la Residencia Hokage a dar su informe.

Continuó con el camino hacia su apartamento, pero se detuvo fuera de Ichiraku ramen y la idea de darle una deliciosa sorpresa a su hermano menor sonaba tan maravillosa que no pudo contenerse. Estaba a punto de correr la cortina del local cuando a su espalda sintió el estruendoso ruido de algo rompiéndose, seguido de gritos.

—¡Fuera de aquí, maldito niño!

Se giró de golpe hacia un local de juguetes. Su corazón se estrujó con fuerza al ver a un pequeño niño rubio arrodillado en el suelo mientras el dueño del local lo increpaba y arrojaba vasijas a su alrededor.

—¡Sabes que no tienes permitido ingresar a mi local, niño zorro! —el hombre alzó su brazo dispuesto a arrojar otro cachivache hacia el pequeño, pero una mano fuerte y más rápida lo detuvo.

TAIYŌ | UCHIHA ITACHIWhere stories live. Discover now