27

12.9K 1.3K 494
                                    

1

Parpadeó un par de veces con incomodidad, cerró los ojos con fuerza cuando la luz le provocó dolor de cabeza. Estaba sediento y todo su cuerpo ardía, un intenso dolor en el pecho lo hizo llevar su mano a ese lugar e incorporase. Ahí fue cuando cayó en cuenta que estaba en una cueva que jamás había visto, pero lo más importante... Estaba vivo.

Se sobresaltó cuando vio a una pequeña babosa blanco con líneas azules arrastrarse hacia él, pero supo de inmediato que estaba sucediendo cuando la reconoció.

Era la invocación de Asuna, ella era la responsable de que estuviera vivo.

—Katsuyu-sama, ¿dónde estamos? —preguntó con voz ronca. Su garganta estaba seca, necesitaba beber un poco de agua.

—En el bosque Shikkotsu —anunció la babosa—. Asuna-chan ha salido a recibir un pergamino del monte Myōboku, creo que no son muy buenas noticias.

—Ya veo.

Itachi alzó su vista cuando vio a la pelirroja entrar a la cueva. Ella traía un pergamino en sus manos mientras sus ojos y su nariz estaban enrojecidos, había llorado.

—Asuna, ¿qué fue lo que hiciste? —le recriminó Itachi, molesto.

Asuna tensó la mandíbula y arrojó el pergamino al suelo, provocando que este se abriera.

—Ahora no, Itachi. Luego podrás decirme cuán enfadado estás por no haber respetado tu maldita voluntad.

Silencio. La observó dejarlo solo en completo silencio, no sabía qué demonios estaba sucediendo así que extendió su mano hacia el pergamino y lo leyó.

Las aventuras de Jiraiya el galante llegaron a su fin.

—Demonios —musitó, incorporándose con esfuerzo.

Ya comprendía la actitud de Asuna, ella acababa de enterase de la muerte de su maestro, de su padrino, de aquel hombre que había representado una figura paterna en su vida.

Salió de la cueva y la vio sentada en el pasto con su mirada fija en el cielo, en su mano sostenía un libro con el título icha icha tácticas en su portada.

—Viejo tonto, como pudiste regalarme unos de tus libros para mi cumpleaños —sollozó, abrazando el libro contra su pecho.

Itachi se dejó caer a su lado, provocando que ella lo observara con sorpresa.

—¡Aún no deberías dejar el reposo! —le regañó.

—Estoy bien —le tranquilizó Itachi.

—¿Cómo sabes que estás bien? ¡Yo soy la médico!

Itachi sonrió.

—Es por eso que sé que estoy bien, porque tú has sido mi médico —confesó, tocando con su dedo índice el punto donde antes descansaba el sello en forma de diamante —ella también sonrió, aunque a duras penas—. Lo lamento mucho, Asuna —musitó Itachi, mirándola a los ojos—. Sé lo importante que Jiraiya-sama era para ti, no imagino lo que estás sintiendo en este momento.

Asuna negó.

—Tal vez este dolor no sea nada comparado a lo que tú has sentido —apoyó su cabeza en el hombro del Uchiha, buscando su calor—. Pero aún así duele.

—Lo sé.

Lloró, desahogándose, sufriendo la muerte de su maestro, su padrino, aquel viejo pervertido que había sido capaz de levantarla cuando había temido perderse a sí misma. Sin embargo, cuando atardeció, Uzumaki Asuna se sentía más tranquila, en calma, llena de paz, porque estaba segura de que Jiraiya había muerto con una sonrisa en su rostro.

TAIYŌ | UCHIHA ITACHITempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang