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Saltaban de árbol en árbol hacia el campo de batalla. Asuna se detuvo en la copa de un árbol y observó a su alrededor, activando el modo sabio para tener mayor alcance.

—Maldición.

Itachi cayó junto a ella y la observó, preocupado.

—¿Qué sucede, Asu?

—En primer lugar, no creo que haya sido correcto dejar a Sasuke hacer lo que le dé la maldita gana, estoy segura que uno de mis golpes habría sido suficiente escarmiento para él —admitió—. Y para preocuparme más, no logro sentir el chakra de los cinco Kage mientras que el de Madara se movilizó al campo de batalla.

Itachi suspiró.

—Dejar que Sasuke tome sus propias decisiones es lo mejor, yo lo convertí en esto, es la única manera que tengo para enmendar mis errores con él —aclaró, apenado—. Y respecto a los cinco Kage, será mejor que echemos un vistazo.

Asuna asintió y tomó la mano de su esposo para luego realizar un sello y teletransportarse hacia donde la Hokage estaba; la había marcado con su sello hace mucho tiempo.

Lo que se encontraron fue una sorpresa, una imagen desalentadora. Varias Katsuyu estaban en el lugar, cuatro grandes y muchas pequeñas, las cuales intentaban unir el cuerpo cortado por la mitad de Tsunade.

Asuna se apresuró hacia su maestra.

—Katsuyu-sama, ¿los Kage?

—Están dentro de mis cuerpos recuperándose a través del chakra de Tsunade-sama.

Asuna chasqueó la lengua y tomó la mano arrugada de su maestra, finamente la veía como era realmente, sin su jutsu de juventud. Tsunade tosió, preocupando la más.

—De acuerdo, solucionaré esto —decidió, realizando un sello con su mano y activando el byakugō—. Katsuyu: Mōryōjika.

—¡Sí, Asuna-chan! —obedeció la babosa.

El cuerpo de Tsunade comenzó a sanar con velocidad, e incluso volvió a adoptar su apariencia juvenil. Sonrió con debilidad y colocó su mano sobre el cabello rojizo de su discípula.

—Bien hecho, Asuna.

Asuna se incorporó con una sonrisa en sus labios mientras sus mejillas adoptaban el mismo color de su cabello.

—¿Qué has hecho? —preguntó Itachi, confundido.

—Enlacé mi chakra a Katsuyu para restaurar a todos a través de sus cuerpos —explicó brevemente.

—Es un jutsu que servirá en el campo de batalla —reconoció su esposo.

Asuna asintió.

—Vayan, yo me encargaré de los Kage —decidió Tsunade, incorporándose.

Ambos asintieron y Asuna los teletransportó nuevamente, esta vez hacia donde estaba Naruto, a quien también había marcado con su sello.

—Por fin llegan, Itachi, nēchan —replicó, esbozando una sonrisa decidida.

Asuna observó a la bestia frente a ella. Su corazón comenzó a latir con fuerza a medida que observaba cada movimiento del Jūbi.

—Su chakra... Es realmente abrumador.

—Sí... —coincidió Itachi. Su rostro seguía siendo imperturbable, pero estaba tan estupefacto como su esposa.

—Vaya, Asuna. Has vuelto a engañarme —la voz de Tobi se oyó en el campo de batalla—. Definitivamente no podré confiar de nuevo en ti, no hay más treguas.

TAIYŌ | UCHIHA ITACHIOnde histórias criam vida. Descubra agora