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Asuna abrió los ojos cuando no pudo seguir durmiendo pese a sus intentos y giró su rostro hacia la izquierda, encontrándose con la mejilla de Itachi apoyada en su abdomen.

—Que holgazán —susurró al verlo dormir con tanta tranquilidad.

Lanzó un suspiro mientras pasaba con cuidado sus dedos entre lo sedosos cabellos del Uchiha.

Había comenzado a quererlo porque él le había dado el cariño que ella necesitaba en ese momento, se había preocupado por ella cuando no tenía a nadie que lo hiciera; sin siquiera darse cuenta se había convertido en alguien especial en su vida. Al saber que había asesinado a todos los miembros del clan Uchiha no pudo evitar decepcionarse, pero el recuerdo de ese Itachi amable y pacifista le hizo guardar esperanzas de que existía una explicación para lo que había hecho. En ese momento observaba su rostro y podía ver, sentir todo lo que Itachi había sufrido por proteger a su aldea, llevando un peso que no le correspondía, manchándose las manos de sangre y teniendo que dejar la aldea que tanto amaba y también a la única familia que le quedaba. Todo por la ambición del clan Uchiha, el deseo de obtener poder sin preocuparles derramar sangre inocente, no les importaba nada más que llegar al poder de Konoha. Por eso Itachi había decidido aceptar la misión de los altos mandos, solo para salvar vidas inocentes había decidido acabar con los suyos.

Como me gustaría que me permitieras ayudarte.

—¿Tengo algo en el rostro?

La voz ronca del Uchiha la sacó de sus pensamientos, él tenía uno de sus ojos abiertos y la miraba con diversión. Asuna enrojeció al darse cuenta de que se había quedado viéndolo demasiado tiempo.

—Tal vez —musitó, para luego besar cariñosamente su mejilla.

Estuvieron recostados en un silencio ameno, observando el techo mientras Itachi jugaba con los dedos finos de su compañera. Asuna estaba completamente perdida en sus pensamientos, una idea había comenzado a dar vueltas en la su cabeza hace unos días. Miró a Itachi un par de veces insegura de si decirle o no.

—¿Qué ocurre? —ella lo observó sin entender—. Te conozco de toda la vida, Asu. Siempre que estás nerviosa mordisqueas tu labio como si con eso fueras a encontrar la respuesta a todos tus problemas —apuntó, regalándole una mirada cargada de diversión.

Asuna estiró su labio en un mohín y luego suspiró, dispuesta a decir lo que la atormentaba tanto en ese momento.

—¿Por qué no le cuentas la verdad a Sasuke? —su voz fue muriendo a medida que pronunciaba cada palabra.

Itachi corrió su rostro, evitando su mirada triste.

—No quiero que vea a su clan como una deshonra, no quiero que los odie por lo que trataron de hacer. Si se enterase sé que me comprendería, pero no quiero que odie nuestra aldea.

—De acuerdo —aceptó Asuna—. Pero al menos déjame ayudarte, buscaré una cura para tu enfermedad...

Itachi suspiró. Odiaba tener que rechazar toda la ayuda que Asuna intentaba darle, odiaba romper su corazón de esa manera.

—Yo decidí hace mucho tiempo que moriré en las manos de Sasuke.

Asuna decidió guardar silencio e intentar respetar la decisión de Itachi, así que se puso de pie y lanzó un suspiro entristecido, provocando que él la observara desde la cama con enfado. Ya habían hablado mucho sobre eso, le molestaba que Asuna insistiera porque siempre su única respuesta sería negarse a aceptar su ayuda y romper su corazón nuevamente.

Salió de la habitación, dejándolo solo. Sus decisiones le dolían, quería ayudarlo, sabía que si lo intentaba podría encontrar una cura para la extraña enfermedad que tenía.

TAIYŌ | UCHIHA ITACHIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora