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Ingresó a la guarida, provocando que los ojos de todos los miembros de la organización criminal se posaran en ella.

—Solo han pasado tres horas desde que te marchaste —notó Deidara—. ¿Conseguiste tu objetivo?

—La respuesta es obvia —interrumpió Hidan, con aires de arrogancia—. Si ha vuelto en tan poco tiempo significa que es con las manos vacías.

—Deja de subestimarme, Hidan —advirtió Asuna, avanzando hacia donde Konan y el lider se encontraban.

—¿Concluiste tu misión? —interrogó Pain.

Asuna metió su mano a su bolsillo y sacó el anillo, enseñándoselo.

Todos se quedaron en silencio, sorprendidos. Asuna volvía en tres horas a la guarida y sin ningún rasguño, a todos les carcomía la curiosidad por saber cómo lo había conseguido.

—Unas de mi kunai con el sello del Hiraishin está en la guarida de Orochimaru. Además, tengo un aliado en ese lugar —explicó, extendiéndole el anillo al líder.

—Ya veo. El hermano menor de Itachi, ¿no es así? —adivinó Konan.

Asuna asintió, sonriente.

—Bien hecho —felicitó Pain—. Evitar un enfrentamiento contra un sannin demuestra tu inteligencia, Uzumaki Asuna.

Konan sonrió por las palabras de su compañero.

—Ponte el anillo en el dedo meñique de la mano izquierda, ahora es tuyo porque oficialmente eres un miembro de Akatsuki —ordenó la mujer, mientras Pain asentía.

Asuna obedeció, al mismo tiempo que sus compañeros comenzaban a aplaudir y vitorear.

—Tu equipo oficial será el de Sasori y Deidara, tus habilidades de corta distancia serán útiles para compensar las aberturas en la defensa de eso dos —anunció Pain.

—La mocosa en mi equipo. Genial —reclamó Sasori, quien se escondía dentro de Hiruko.

—Bienvenida, hmm —sonrió Deidara.

Asuna asintió, en acuerdo con la decisión del líder.

Ya me he ganado su confianza. Es hora de empezar la filtración hacia Konoha.

La guarida se vació rápidamente. Asuna avanzó hacia su habitación con la idea en mente de que no había visto a Itachi reunido con los demás miembros de la organización. Abrió la puerta y sonrió al percibir un chakra conocido, así que entró y cerró la puerta tras ella, fijando su mirada en la figura que descansaba apoyado en la ventana.

—¿Qué haces aquí? —preguntó en un murmullo.

—¿Cómo está Sasuke? —Itachi contestó con otra pregunta y sin siquiera despegar su mirada de la ventana.

Asuna suspiró con cansancio y se quitó la capa, para luego arrojarla sobre la cama.

—Ha crecido mucho, su confianza también —le contó—. Planea acabar con Orochimaru, su intención nunca ha sido permitir que esa serpiente use su cuerpo.

—Ya veo.

Itachi se giró hacia ella y posó su mirada en la mano izquierda de la pelirroja, quien la movió incómoda hasta esconderla detrás de su espalda.

—Lo conseguiste.

—Sasuke me ayudó —confesó Asuna.

Itachi asintió y volvió su mirada oscura hacia la ventana al mismo tiempo que dejaba escapar un suave suspiro de cansancio.

TAIYŌ | UCHIHA ITACHIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora