A pesar del odio, de sus pecados y sus demonios, Uchiha Itachi tiene un Sol capaz de iluminar su oscuro camino, pero está seguro que cerca de él su luz y calor se extinguirá.
¿Será capaz de mantenerse lejos?
"Eres como el Sol, Asuna. Si estás, sol...
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Asuna estornudó con fuerza llamando la atención de su acompañante, se detuvo en una rama y volvió a estornudar. La lluvia los mojaba completamente hace ya varias horas, su ropa y su cabello estaban empapados.
—Has cogido un resfriado —supuso Itachi, deteniéndose a su lado.
—No importa.
Cerró los ojos comenzando a sentir la energía natural a su alrededor, activando el modo sabio para tener mayor precisión en detectar lo que sucedía cerca de su localización, en especial para poder rastrear el chakra de Kabuto.
—Vamos en la dirección correcta —avisó ella.
—Entonces sigamos —prefirió Itachi, saltando hacia la rama siguiente.
Asuna lo siguió de inmediato.
—¿Es el modo sabio perfecto? —preguntó el Uchiha, con la mirada fija en el camino.
—¿Uh? Sí —afirmó ella—. Jiraiya me lo enseñó hace unos años. No lo uso mucho, creo que tengo demasiadas técnicas.
—Así es —aceptó Itachi.
Asuna frunció el ceño al reconocer un chakra demasiado familiar.
—Itachi... —murmuró con seriedad.
—Lo sé, seguiremos —ordenó, comprendiendo que quería decir su esposa.
Asuna asintió. Su corazón comenzó a latir con fuerza cuando comenzaron a aproximarse al dueño de aquel chakra y una vez pasaron a su lado, sus ojos se encontraron con la mirada atónita de Uchiha Sasuke.
Itachi observó de soslayo a su hermano menor, quien había comenzado a seguirlos. Asuna solo suspiró.
—¡Esperen! —gritó Sasuke, pero ellos siguieron adelante—. ¡Les he dicho que esperen!
La mano de su Susano se extendió para atraparlos, pero Itachi la alejó con la mano de su propio Susano.
—No pensé qué lograrías usarlo tú también.
—Itachi, detengámonos —musitó Asuna.
—No puedo detenerme, tengo que hacerlo sin falta —le aclaró, refiriéndose a detener el edo tensei.
—¡Eso no me importa! ¡Ahora que por fin te veo hay muchas cosas que quiero preguntarte! —confesó Sasuke.
—Si te dijera que lo dejes para más tarde, seguro que no me escucharías.
Asuna frunció el ceño por las palabras de Itachi, ¿acaso no se daba cuenta de que estaba empeorando las cosas?
—¡Tú mismo lo dijiste! ¡Dijiste que fuera a verte cuando tuviera unos ojos como los tuyos! —le recordó—. ¡¿Entonces por qué huyes?! ¡¿Tienes cargo de conciencia por haberme mentido, o es que no tienes el valor para decirme la verdad?! Ya se todo sobre ti, ¡es por eso que he decidido destruir Konoha!
