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—¡¿Qué estás diciendo, Sasuke?! —preguntó Asuna, asustada.

—Además, a ustedes, los bijū, los pondré bajo mi control y en su momento, los destruiré —siguió.

—¡¿Qué dijiste?! —gruñó Kurama y alzó sus garras para atacarlo, pero Sasuke lo hizo caer en un genjutsu junto a las demás bestias.

—Con que así están las cosas —murmuró Rikudō—. Naruto, ahora eres el único al que puedo confiarle todo. Llegué a mi límite, pronto desapareceré.

—Sasuke, ¿es esto lo que quieres? —preguntó Kakashi, preocupado—. ¿Sigues obsesionado con la venganza?

—Es verdad que durante un tiempo anhelé la destrucción, solo quería venganza, pero ya no es así —admitió, girándose hacia su antiguo equipo—. Destruiré y reconstruiré, crearé un mundo ninja que no esté manchado por la oscuridad, lo que llevaré a cabo será una revolución. ¡Chibaku tensei!

La tierra se partió y comenzó a cubrir a las bestias como sus núcleos magnéticos, nueve meteoritos flotaban sobre el cielo, Sasuke sonreía con malicia.

—Ahora los obstáculos desaparecieron —anunció el Uchiha—. Solo quedas tú, Naruto.

—Libera a los bijū, por favor —pidió él—. Puede que sea porque me llevo bien con ellos, pero sé que no harán nada malo.

—Parece que sigues sin entender. Ahora que eres el jinchūriki de todos los bijū tendré que destruirte, es inevitable, voy a matarte.

—¡Sasuke! —gritó Naruto, enfurecido.

Sakura no se contuvo de intentar detenerlo, aunque tuviese que gritarle sus sentimientos en ese mismo instante.

—!¡Aún te amo tanto que duele! ¡Ya lo sé, sé que no puedo hacer nada! Te quiero, no pensé que acabarías así. ¡Pero, Sasuke-kun, si aún tengo un lugar en tu corazón, por muy pequeño que sea, por favor no sigas!

—Sigues siendo una molestia —escupió Sasuke, observándola con su rinnegan y haciéndola caer en un genjutsu.

—¡No tenías que hacerla caer en un genjutsu! —le reclamó Naruto.

—¡Si no lo hubiera hecho nos habría seguido, que no estorbe! —le gritó él.

—¡Sakura siempre ha querido salvarte, siempre! —le reprochó Asuna.

—¿No se estaría divirtiendo jugando a estupidos romances? —se burló—. No entiendo que me ve, no me gusta nada de ella.

—Los motivos solo hacen falta cuando se trata de odiar a alguien —agregó Kakashi—. Ella sólo quería salvarte, no hacerte suyo. ¡Te ama tanto que sufre y llora cada vez que piensa en ti!

—Eso no es asunto mío.

Kakashi chasqueó la lengua, furioso.

Sasuke comenzó a alejarse, pero se detuvo y observó de reojo a su hermano mayor.

—¿No dirás nada? —preguntó con sorna.

—¿Vas a escucharme? —contestó Itachi, severo—. Hace mucho dejaste de hacerlo, me equivoqué contigo, no quisiste seguir mis señales y ahora comprendo que todo lo que hice fue una equivocación. Es momento de que elijas tu propio camino, yo no intervendré.

—Pero no olvides mis palabras, Sasuke —agregó Asuna—. Sé que recuerdas esa charla, sé que significó algo para ti y también sé que al final de esto me darás la razón.

Sasuke la observó por unos segundos, pero después continuó alejándose.

—Lo prometí —habló Naruto—. Hace tiempo... Les dije que lo traería de vuelta. Ya conocen mi modo de ser, ¿no es así? Volveré.

—Cuídate mucho —suplicó Asuna.

Ese mismo día se resolvería todo entre las transmigraciones de Indra y Ashura a través de una batalla que había comenzado hace siglos.

2

Asuna cerró los ojos con molestia mientras volvía a apoyar su espalda en el tronco de un árbol. Estaba muy inquieta.

—Te preocupas demasiado —reprendió Itachi, quien estaba sentado en el pasto.

—¿Lo dices en serio? —ella enarcó una ceja—. Nuestros hermanos están luchando a muerte como si el diálogo no fuera el método más sensato para solucionar las diferencias.

—Y lo dice quien nunca usa la violencia —acotó Kakashi, sarcástico.

—Tienes razón. Sasuke se merece una paliza de mi parte, estoy segura de que con eso lo habría hecho cambiar de opinión. 

—Con esos golpes cualquiera cambiaría de opinión —musitó Itachi.

Asuna los miró con molestia a ambos.

Kakashi suspiró con cansancio.

—El embarazo comienza a ponerte gruñona, definitivamente no quiero estar cerca de ti durante los últimos meses —confesó, mientras se acomodaba para descansar.

Sakura despertó del genjutsu.

—¿Ya atardeció? —preguntó confundida—¿Dónde están Naruto y Sasuke-kun?

—Puedo sentir sus chakra en esa dirección— apuntó Asuna—. Deben estar luchando en el Valle del fin.

Decidieron descansar esa noche, ninguno de los cuatro estaba en condiciones de moverse después de todo lo sucedido. Aunque admitían que había sido la noche más larga de sus vidas.

Sakura y Asuna sostenían de los brazos a Kakashi mientras saltaban de árbol en árbol hacia El Valle del fin. Se detuvieron en el acantilado y se acercaron un poco para ver, el lugar estaba destruido completamente.

—Con que ahí estaban —murmuró Itachi.

Naruto y Sasuke estaban tirados en el suelo, había un charco de sangre bajo ellos.

Sakura miró a su compañera, quien asintió. Saltaron al mismo tiempo hacia ellos, encontrándose con una imagen horrible: ambos habían perdido un brazo.

Asuna comenzó a curar la herida de Naruto mientras Sakura hacia lo mismo con Sasuke.

—Gracias, Asu —sonrió Naruto, tenía un ojo inflamado y se veía gracioso al intentar mantenerlo abierto.

—Sakura, yo.... —murmuró Sasuke, mirándola con uno solo ojo abierto.

—Cállate, necesito concentrarme —interrumpió ella, intentando colocar toda su atención en curar su brazo, pero aún así las lágrimas le traicionaron.

—Perdón... Por todo.

—Cuantos problemas, shannaro —murmuró Sakura, dejando salir sus lágrimas.

Los ayudaron a incorporarse hasta quedar sentados, Asuna sintió un tic apoderarse de su ojo al ver que estaban tan lastimados y no pudo evitar soltarles un golpe a cada uno.

—¡No me golpees en estas condiciones! —suplicó Naruto—. ¡Les prometo a ambas que podrán golpearme todo lo que quieran cuando me recupere, dattebayo!

—¡Nunca toman en cuenta lo que les digo! —reclamó ella, luego entrecerró los ojos mirando al Uchiha porque él era el que menos en cuenta le tomaba.

—Tenías razón —aceptó Sasuke—. Desde ahora te escucharé, lo prometo.

Sus palabras la sorprendieron.

—En serio que han vuelto —murmuró Kakashi, acomodando su banda ninja sobre su ojo izquierdo mientras una sonrisa se extendía bajo su máscara.

Itachi sonrió. Definitivamente su pequeño hermano estaba de vuelta.

Los seis volvieron al campo de batalla para que Naruto y Sasuke liberaran a todos del tsukūyomi infinito.

La guerra había había acabado.

Sasuke observó a su amigo, quien estaba a su lado y mantenía una enorme sonrisa a pesar de lo magullado que estaba.

Es igual que cuando mis padres e Itachi me transmitieron sus sentimientos, y ahora tú, Naruto, me transmitiste tus sufrimiento como si fuera el mío, no me apartaste y te quedaste cerca de mi corazón.

TAIYŌ | UCHIHA ITACHIWo Geschichten leben. Entdecke jetzt