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—¡Bien, nos dispersaremos para tomar el mando y sacar el máximo de la alianza! —decidió Tsunade—. ¡Ese es nuestro deber como los cinco Kage!

Se oyó una explosión en el cielo y todos miraron hacia arriba, era un ataque combinado de Sasuke y Naruto.

—¡Bien, cortaremos el árbol mientras están distraídos luchando! —decidió Shodai.

Asuna volvió hasta donde su madre estaba, encontrándose con la mirada preocupada de ella y también la de Tsunade.

—¡Asuna, no puedes estar exponiéndote de esta manera! —le regañó la Hokage.

—Además, ¿por qué no le habías dicho nada a tu madrina, cariño? —Kushina acunó su rostro entre sus manos—. Le encomendé a ella tú cuidado para que tuvieras una mujer en quien confiar.

Asuna las observó confundida y luego miró a Sakura, quien se acercaba a ellas sin entender muy bien la situación.

—Lo siento, pero no estoy entendiendo —admitió, mirando a su completa—. ¿He hecho algo mal?

—No lo creo —negó Sakura.

Tsunade observó a Kushina y luego chasqueó la lengua con fastidio.

—¿Aún no te has percatado?

Asuna se cruzó de brazos con molestia y giró su cuerpo para darles la espalda.

—¿No pueden ir al grano? —se quejó.

—Cariño...—musitó Kushina, tomando las manos de su hija y provocando que ella la observara con confusión—. Estás embarazada.

Embarazada.

Estaba esperando un hijo de Itachi.

—No puede ser cierto —musitó, atónita.

Llevó ambas manos a su vientre y sus ojos se llenaron de lágrimas al caer en cuenta de la verdad. No comprendía como no se había percatado antes, pero un chakra casi inexistente se concentraba en su vientre, creciendo junto a la nueva vida que llevaba dentro de ella.

—Naruto dijo que te has sentido cansada, mareada y con nauseas, ahora comprendo que en realidad son los síntomas —murmuró Sakura.

—¿Cómo lo notaron? —cuestionó Asuna, observando a su madre y su maestra.

—Fue Kushina, yo solo confirmé sus sospechas —aclaró Tsunade.

Asuna asintió, sin salir aún de su impresión.

—Oh, por Kami —musitó. Una sonrisa inocultable nació de sus labios, y al instante estaba abrazada a su progenitora—. ¡Voy a ser madre, dattebane!

Kushina rio, correspondiendo el abrazo.

—Así es, cariño.

—Debemos sacarte de aquí —sugirió Sakura.

Asuna la observó.

—Aún puedo hacer mucho por la alianza, no puedo irme —aclaró, observando a todas las personas que sacrificaban su vida por acabar con la amenaza, por conseguir la paz—. No lucharé, me quedaré a salvo.

Sin embargo, estaba olvidando un pequeño detalle, aún sus pensamientos estaban unidos a los de toda la alianza.

Itachi cayó junto a ella. Sus miradas se unieron y en ese instante todo a su alrededor desapareció. No había alianza, no había peligro, no había guerra, solo estaban ellos.

Ellos dos y la nueva vida que iba en camino.

—Itachi... —musitó Asuna, sin saber qué decir. El silencio de su esposo la ponía nerviosa a pesar que sus ojos brillaban confesándole su alegría.

TAIYŌ | UCHIHA ITACHIWhere stories live. Discover now