Capítulo 11

9.6K 1.1K 252
                                    

Tome varias respiraciones para tratar de calmarme. ¿Por qué diablos es tan necio? Lo miré mal, dándole a entender que está enojandome. Jungkook se acercó hasta quedar frente a mí, con su típica sonrisa ladina.

—¿Estás molesto?—ronroneó, susurrando las palabras en mi oído.

Me estremecí y trate de alejarlo, fallando en el intento.—Sí, lo estoy.

—No te enojes, ¿Sí?—sonrió, mordiendo el lóbulo de mi oreja.

Aspire con fuerza, sintiendo mi cuerpo temblar ligeramente. Lo tomé de los hombros y lo alejé lo más que pude, notando como mi corazón comenzaba a acelerarse. Toque mis mejillas, calientes. Dios, ¿Por qué me afecta tanto?

—Vamos a clases.—ordené, carraspeando un poco mi garganta. Me detuve para advertirle:—Y espero que no vuelva a darte la locura.

Jungkook soltó un suspiro de frustración y asintió con desgana. Sonreí complacido al ver que me obedeció, esto no se ve todos los días. Comencé a caminar por los desolados pasillos, oyendo como ese pequeño demonio me dice cosas obscenas para hacerme sentir incómodo.

—¿Te han dicho ya que tienes un apetecible trasero?—inquirió, silbando con maldad.

Voltee mi rostro para fulminarlo con la mirada observando como su sonrisa se curva en una aún más malvada. Me asuste por un momento, Jungkook es tan cruel y malo que algunas veces me sorprende.

—Quiero que seas mío.—decidió, lamiendo lentamente sus labios.

No pude evitar seguir sus movimientos sintiendo repentinamente mi garganta muy seca. Trague saliva y desvíe la mirada, recuperando la compostura. Ignore el golpeteo de mi corazón y el ardor en mis mejillas y me concentre solo en lo que debería hacer.

—¿Acaso me ves como un maldito objeto? Cállate de una jodida vez, estúpido.—escupí cabreado.

Podía sentir las venas de mi cuerpo agrandarse a medida que pasan los segundos. Me enoja demasiado. ¿Quién le da el derecho de decidir algo como eso? Y lo que más me enfada, es que me gusta escuchar eso y no debe ser así.

Jungkook acarició mis labios mandando corrientes de electricidad por todo mi cuerpo. Sus ojos oscuros apoderándose de mis sentidos, obligandome a perderme en ellos.

—No digas groserías, son malas palabras. Un profesor debe ser respetuoso.—reprochó, jugueteando con mi boca.

Me torne completamente rojo, una parte de mí está sofocada y la otra parte llorando de la furia. ¡Sí yo quiero digo las mil groserías del mundo!

—¡Vete a la mier...!—

—Si continúas, tendré que darte un beso.—se encogió de hombros, dispuesto a hacerlo.

Abrí la boca, indignado. ¿Acaso está amenazandome?—No me interesa, yo...

Deje de hablar al sentir sus labios sobre los míos. Se mueven suavemente y los mordió ligeramente. Solté un suspiro involuntario haciendo a Jungkook reír. Lo empuje con fuerza, ¡Dios, me está enloqueciendo! Con solo tocarme una vez, me descontrola.

Me apresure para entrar al salón, ya llevo unos minutos de retraso. Jungkook viene detrás con una gran sonrisa de arrogancia en su rostro. Lo normal. Deje mis cosas en el escritorio y saque algunos libros, busque algún tema que darle y me decidí por las reglas ortográficas más importantes.

Inicié mi clase con armonía, uno que otros hablaban pero rápidamente los reprendía. Mi día está mejorando. Aún recuerdo la actitud de Jungkook cuando estábamos en mi casa, como se alejó y se volvió sumamente frío, no sé si deba preguntarle. Olvidalo, Jimin. Negué con la cabeza y seguí explicando lo que improvisadamente preparé.

Varios minutos más tarde, logre terminar de dar la clase. Le puse unos ejercicios en el cuaderno para que apliquen las reglas que les enseñé. Me senté en mi escritorio y saqué varias planillas donde están impresos los nombres de todos los alumnos al igual que sus notas. Comencé a ojear para ver como podía evaluarlos hasta que una risa chillona e irritante me llamó la atención.

Deje las hojas sobre la mesa y levanté la mirada buscando en todo el salón a la dueña de esa voz. Mis ojos se detuvieron en una chica pálida, su cabello negro le cae hasta la cintura y con un buen cuerpo. Está parada frente a Jungkook, sonriendo coquetamente. Alcé una ceja sorprendido, se ve que le tiene muchas ganas.

No me importa, ¿cierto? Solo siento molestia al verla cerca de él, fastidio al escuchar su estúpida risa y furia al ver como Jungkook le devuelve el coqueteo. ¡Es un maldito! Apreté los puños, me enoja. Lo acepto, no me gusta ver a esa chica cerca de él pero debo controlarme y enterrar estos absurdos y bizarros sentimientos en lo más profundo de mi ser.

Cerré los ojos con fuerza tratando de no hacer nada al respecto, no hagas nada. Abrí un ojo y la vi acariciarle el cabello con suavidad. Es tan jodidamente obvia. Y yo tan estúpido por estar celoso, no debe importarme.

Le hice señas a una chica de la fila del frente que justamente cruzó miradas conmigo para que me diga el nombre de esa chica. Al principio no entendió mis señas pero al ver donde señalaba, lo entendió rápidamente. Dijo su nombre sin emitir sonido alguno, me costó mucho adivinarlo pero comprender las tres primeras letras fueron suficientes para buscar en la lista.

Choi HyeSoo.

—Jeon y Choi, hagan silencio.—reprendí, frunciendo notablemente el ceño.

—Un momento profesor, Jungkook va a darme su número.—se apresuró a decir la chica, tendiéndole su teléfono.

Apreté la mandíbula al escuchar lo que dijo.—Vaya a su puesto inmediatamente, o le bajo diez puntos.

Ella soltó un bufido de frustración y le arrebató el teléfono a Jungkook quién pareció no haber terminado de escribirlo. Escondí la sonrisa de satisfacción que se alojó en mis labios. Jungkook alzó una ceja, desafiante. Pude leer su mirada, cuestionando mis actos. Le sonreí con arrogancia, no sólo él puede jugar.

La clase transcurrió con normalidad, todos trabajaron y la chica no volvió a acercarse a él. El timbre sonó indicando el final de la clase y todos se levantaron de sus lugares con energía, guardando sus cosas tan velozmente que con sólo pestañear no había ni uno. Recogí mis libros y planillas notando como solo queda Jungkook y la chica de antes en el salón.

Agarré mi portafolio y me dispuse a irme pero no pude. Me quedé inmóvil en mi lugar, mirándolos fijamente. Ella sonríe coquetamente y se toca mucho el cabello. Jungkook por su parte la mira con burla o la miraba porque ahora sus ojos están clavados en los míos. Deja de miralo, Jimin, por dios. Trate de desviar la mirada y sin embargo, no pude. Me tiene tan enganchado.

—Hola de nuevo, Profesor Park. ¿Ya terminó su clase?—saludó un animado Yoongi, sacandome de mi trance.

Lo miré confundido.—Sí, ¿Por qué?

—Para que vayamos a tomar un café, cerca de aquí.—ofreció, acercándose hacía mí.

—Claro, no hay problema.—sonreí apenado, encogiendome levemente de hombros.

Miré de reojo a Jungkook y vi como nos observa fijamente. La chica frente a él sigue hablándole pero sus vista está clavada en nosotros. Se ve molesto y a la vez, cabreado. El Profesor Min pasó su brazo sobre mis hombros y me atrajó a su cuerpo. Comenzamos a caminar para salir del aula y pude ver como Jungkook alzó una ceja, incrédulo.

Tomó a la chica de la cintura y junto sus labios, besandola ligeramente. Sus ojos nunca abandonaron los míos y sentí como mi respiración se detiene. Mi corazón bombea más sangre de lo normal y late aún más rápido que en otras ocasiones. Incluso siento mi cuerpo frío e inmóvil.

Yoongi me arrastró con dificultad al ver que no me movía. No puedo creerlo, ¿Cómo pudo besarla? ¿No soy yo él que le gusta? ¡¿Qué hace con ella?! Tense todo mi cuerpo y mis manos se hicieron puños. Es un estúpido. Sabe que lo estoy mirando, sabe que me enoja y se aprovecha de eso, para hacerme sentir mal.

¿Cómo diablos acabe gustando de un chico tan caprichoso?

Porque sí, me gusta. Y ya es hora de aceptarlo.

Sweet Caprice ↛ KookminWhere stories live. Discover now