Capítulo 30

5.4K 526 112
                                    


Es difícil saber cómo te sientes realmente en algunas situaciones, es como si no fueras capaz de discernir entre tus emociones. Al parecer no nos enseñan desde niños a identificar cada uno de nuestros sentimientos ni a conocernos a profundidad. De cualquier forma, Jungkook está esperando una respuesta con los brazos cruzados y la mandíbula apretada.

—No estoy jugando contigo, solo necesito que las cosas se arreglen y cuando menos lo esperes, te lo pediré. Aunque... ¿Por qué debo hacerlo yo?—cuestioné, señalándome a mí mismo con incredulidad.

—No tienes que ser necesariamente tú pero lo entiendo, sé que tienes razón. Olvidémoslo mejor. —respondió, con un atisbo de sonrisa en su boca.

Lo miré con curiosidad al ver que bajó la guardia y volvía a ser el mismo de siempre. Será un poco difícil ayudarlo pero no imposible, hablando de eso hay que empezar. Miré a mi alrededor buscando la puerta de la cocina, la encontré a unos metros de distancia.

—Ven, vamos a comenzar.—le hice señas para que me siguiera.

Caminé hasta la puerta y la dejé abierta permitiendo que él pasará primero, devolviéndole el favor de hace un rato cuando estábamos por entrar a la casa. La dejé abierta para que se filtrara un poco del aire acondicionado que enfría la sala de estar. Que relajante. Si la casa es hermosa, la cocina lo es más. Me senté en una silla frente a la mesa.

—Necesito lápiz y una libreta, hoja o cuaderno, como quieras.

Sonreí al darme cuenta de mi tono demandante, mi lado profesional está apoderándose de mí. Tantee en mi campera buscando los lentes que suelo usar para trabajar con la esperanza de haberlos traído. Busqué en los bolsillos de ambos lados y no los conseguí, toque mis pantalones y los sentí presionados contra mis muslos. Metí la mano y sentí la montura, la sostuve y los saqué con cierto esfuerzo. Odio que estos bolsillos sean tan estrechos, demonios.

Jungkook entró con una libreta en la mano y un lápiz en la otra. Me puse los lentes y pude ver todo nítido. Él sonrió seductoramente al ver que los llevaba puestos, y eso fue suficiente para hacerme reír con vergüenza.

—Se ve lindo, Profesor Park.

—Gracias, Jeon. Tome asiento.—ordené, con una sonrisa de diversión.

Dejé la libreta encima de la mesa y la abrí con emoción. Está nueva. Un sentimiento extraño se instaló en la boca del estómago provocándome nauseas, el recuerdo de mi padre diciéndome que no podré dar más clases volvió a mi mente y me hizo sentir triste. Diablos, no debo pensar en eso ahora. Me obligué a sonreír y desvié cualquier pensamiento negativo de mi mente. Tragué saliva y apoyé mi rostro en la mano que tenía libre.

Debo hacerle preguntas sobre sus gustos, pasiones, pasatiempos y aspiraciones. Anote varias preguntas al respecto mientras sentía como cierto pelinegro me acosaba con su intensa y penetrante mirada, sin embargo me contuve de levantar la cabeza y asegurarme de que efectivamente esté observándome. En cambio, me concentré por completo en ofrecerle una sesión terapéutica de calidad.

Transcurrieron unos segundos en los que no se escuchaba absolutamente nada más que nuestras respiraciones. Terminé de anotar y dejé el lápiz a un lado, no escribiría sus respuestas, solo las escucharía. Respiré hondo y centré mi atención en él, sintiendo un cosquilleo en mi estómago el cual decidí ignorar.

—Bien, comencemos. ¿Qué es lo que más disfrutas hacer?—inquirí, con un tono tranquilo y calmado.

—Escuchar música, algunas veces leer cosas interesantes que encuentro por casualidad y... eso.

Sweet Caprice ↛ KookminWhere stories live. Discover now