Sweet Caprice ↛ Kookmin

Capítulo 35

Jungkook

Sonreí con sorna al ver las lágrimas caer de sus ojos con abundancia, sus mejillas sonrojadas y la alegría marcada en su rostro. Mi corazón se aceleró y no pude detenerlo, jamás he podido. Dejé que las emociones tomarán el control y permití que ese abrumador calor me abrazara por completo. 

Claro que quiero casarme con él. Lo he estado pensando y estoy decidido. Lo quiero en mi vida para siempre, quisiera que mi último respiro fuera a su lado. Estoy enamorado, jamás pensé que pasaría. Y menos de un chico tan inocente y cálido, supongo que eso me llamó la atención desde el principio, su dulce voz y ojos angustiados siempre que lo molestaba, ¡Era tan jodidamente tierno! Aún lo es más.

Quité los copos de nieve que adornaban su lindo cabello y él cerró los ojos ante mi caricia. Me contuve de soltar una carcajada, siempre adore que él estuviera receptivo a todo lo que le hacía. Al principio fui malo y cruel pero en el fondo, me fascinaba por completo.

—Lamento todo lo que te hice. Debiste haber sufrido mucho por mi culpa, soy un idiota. —me lamenté, bajando la mirada al suelo.

—En realidad me sacaste canas verdes. —bromeó, haciéndome soltar una pequeña risa.

—Está bien, lo siento por tus canas verdes. —entorné los ojos pellizcando su mejilla.

—¡Hey! Ahora me agredes. —se quejó, haciendo un puchero con sus labios.

Me incliné un poco y deposité un beso suave en su frente haciéndolo cerrar los ojos instintivamente. Sonreí con vergüenza, no entiendo por qué me altera tanto. Siento un inmenso calor en mi interior, mi corazón bombeando más de la cuenta y como si fuera poco, siento que algo se mueve en mi estómago.

—Buenas noches, Jimin.

El susodicho abrió la boca para protestar, podía verlo en sus ojos, por lo que, apresurado, comencé a caminar dejándolo atrás. Si me quedo un poco más, jamás me iré y no es bueno, no quiero que sus padres piensen que soy un jodido acosador. Lo oí gruñir audiblemente lo que me hizo reír.

En cuestión de minutos, bastantes largos para ser sinceros, llegué a mi casa. Abrí la puerta y me sorprendió verla abierta, seguramente mi padre está adentro. Maldije para mis adentros, no quiero tirar mis ánimos por la borda, no puedo estar tranquilo cerca de él, joder.

Cerré la puerta con cuidado tratando de hacer el menor ruido posible. Caminé con pasos lentos, sintiendo mi corazón later aceleradamente, mi cuerpo lleno de nervios y adrenalina. No quiero que me vea, que no lo haga... que no...

—Jungkook. —llamó, alzando considerablemente la voz.

Cerré los ojos por un momento y volví a maldecir en voz baja. Tome una bocana de aire y me pasé una mano por el cabello, preparándome para lo siguiente. Me dirigí a la sala de estar encontrándome con su silueta un poco difícil de detallar en la oscuridad,  las luces están apagadas y la única iluminación es la que ofrece la lámpara que esta encima de una pequeña mesita al costado.

Me detuve a sus espaldas y me aclaré la garganta sin decir nada. Permanecí en silencio observándolo jugar con el vaso lleno de alcohol que tiene en la mano, jugueteando con el, haciéndolo sonar con impaciencia.

—¿Donde estabas? —inquirió, sin girarse a mirarme con una voz seria.

—Fui a casa de Jimin.

Mi voz sonó tan seca y monótona que me sorprendió, es casi como un acto reflejo actuar de esa forma con él. Traté de mantenerme sereno sin dejar que su actitud me afecte en lo más mínimo, debo ser fuerte. Él soltó una carcajada llena de sarcasmo y burla la cual me hizo apretar los puños con fuerza, comienzo a sentir el enojo correr por mis venas.