Capítulo 27

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Negué con la cabeza efusivamente, luchando por rechazar sus palabras. ¡Comenzaba a adorar ese lugar! Ya me había acostumbrado y todo. Me crucé de brazos y decidí encarar a mi padre, ¿Por qué diablos tenía que hacerme esto? No puedo creerlo y luego, ¿Cómo veré a Jungkook? Demonios.

—Padre, me gusta ese instituto y ya me siento parte de él. No puedes interferir en mi trabajo ni en mi vida personal. Ya soy un hombre, creo que puedo decidir por mí mismo, ¿O no? —espeté, enarcando una ceja.

—Es algo que decidimos tu madre y yo porque es lo mejor para ti. Ese chico no es bueno, a parte deja de discutir. Aún vives bajo mi techo y debes hacerme caso porque soy tu padre. No se diga más. —reprochó, sin mirarme.

Encendió el auto y se quedó en silencio provocándome grandes descargas de ira e impotencia. Apreté los dientes y fruncí el ceño con intensidad, odiaba tanto que me controlaran. Las lágrimas se amontonaron en mis ojos y por primera vez no eran de dolor, sino de rabia. Una ola de calor me recorre el cuerpo entero, estoy harto. Desvié la mirada y me limité a ver las calles que estaban transitadas de personas.

¿Dónde estás, Jungkook? Te extraño. Un sentimiento de nostalgia me hizo morderme el labio con fuerza, es difícil contener el nudo que se aloja en mi garganta. La imagen de sus ojos oscuros observándome y su ladina sonrisa, como levanta la ceja con arrogancia y como su cuerpo altera tanto al mío... le di un golpe a la puerta del carro y el llanto se apoderó de mí. Comencé a llorar desgarradoramente, era casi imposible no emitir sonido alguno.

—¡Detente aquí! —grité desesperado y lleno de vergüenza.

¿Hasta qué punto he llegado? ¿Ahora no puedo contener mis emociones? Jamás había llorado en frente de mi padre, siempre resistía hasta que ya no estuviese cerca de mí. Soy tan patético, ya ni siquiera tengo fuerza de voluntad, absolutamente nada, todo el tiempo estoy llorando por ese niñato estúpido. Mi padre detuvo el auto y me tocó el hombro, su expresión reflejaba preocupación.

—¿Estás bien, Jimin? ¿Pasa algo?

—¡Claro que pasa! ¡Yo lo quiero, me gusta demasiado! Y ustedes solo me arruinan la vida...—sollocé, agarrando el bolso y abriendo la puerta con rabia.

—¡Jimin! Vuelve aquí.—exigió mi padre lleno de furia.

—¡No, déjame en paz! No volveré a casa.—escupí las palabras con desprecio.

Cerré la puerta de un solo golpe y me di la vuelta apresurado, ni siquiera me di cuenta del momento en el que mis pies estaban moviéndose con voluntad propia pero me estaban llevando lejos, sin rumbo, asustados de voltear y volver con mi padre. No pienso hacerlo, estoy cansado de vivir bajo sus reglas. Por una vez en mi vida quiero ser un verdadero hombre.

A mi alrededor las personas se abrían paso, caminaban tranquilamente con sus rostros apacibles, sin preocupaciones, tan ajenos a mí. En cambio, yo solo podía correr, esquivando a la gente y pasando de calle en calle. A lo lejos vi la parada del autobús la cual se encuentra cerca de una cafetería y decidí detenerme allí. Una vez frente a la silla de metal, me permití desplomarme sobre ella, tomando profundas respiraciones para nivelar mi nivel de cansancio.

Es horrible correr. Sin embargo, tan necesario. La parada está sola, no hay nadie cerca. El clima está templado y eso no ayuda a mi estado de ánimo. Me di cuenta del silencio aterrador que me envolvía y fui capaz de escuchar los acelerados latidos de mi corazón. A mi mente se vinieron todos los recuerdos juntos, como si fuesen una bomba que acaba de explotar, Jungkook, el accidente, mis padres, los problemas...

Y lloré. No fui capaz de contenerlo, a pesar de que mis ojos ardían y mi pecho se apretaba con fuerza. Quiero un abrazo, necesito un abrazo de él, lo quiero aquí conmigo. Hice mis manos unos puños y los nudillos se volvían blancos por la fuerza que estaba ejerciendo, ¿Acaso es tan malo enamorarse? Siempre supe que jamás debí haberlo hecho.

Sweet Caprice ↛ KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora