Capítulo 29

5.5K 570 91
                                    

Me reí al escuchar sus insinuaciones, no tiene remedio. Volví a envolverlo entre mis brazos y me limité a juntar nuestros labios, cada vez con más intensidad. Podía sentir el fuego ardiendo en todo mi cuerpo, me enloquece. Le mordí el labio inferior juguetonamente, solo para provocarlo. Estoy en un completo descontrol, ni siquiera reparo en mis acciones.

—Oh, Park Jimin, ¿Quién te viera? —se burló, negando con la cabeza.

El calor subió a mis mejillas a la velocidad de la luz, tragué saliva con fuerza y desvié la mirada totalmente avergonzado. Es cierto, hace un tiempo era yo quién lo rechazaba diciendo cosas sobre ética y moral, y ahora estoy aquí, haciendo exactamente lo mismo. Lo escuché reír con diversión, casi muriéndose de risa, él muy estúpido. Debo tragarme mi orgullo, es lo único que queda.

—Vamos, Jimin. No te enojes, también me gustas así. —ronroneó, susurrándolo en mi oído.

Sonreí involuntariamente: —Pues, puedo pensarlo.

—¿O acaso no deseas esto? —insinuó, enarcando una ceja.

Fruncí el ceño con confusión sin comprender exactamente que querían decir sus palabras, hasta que tomó mi mano y la depositó encima de su pantalón, más específicamente sobre su miembro. Tragué saliva con fuerza y pestañee varias veces tratando de cerciorarme de estar viendo lo correcto. La ola de calor azotó mi cuerpo y me lleno de pasión. Los fuertes latidos de mi corazón me perturban, ¿Por qué diablos me cuesta tanto seguir en esta clase de situaciones? Dije que lo haría y ahora, solo quiero retroceder.

Comencé a sentir miedo, puedo sentir como aumentan mis pulsaciones a cada segundo y me empieza a recorrer el terror. No sé nada sobre sexo, y siempre huyo de él porque me da miedo, jamás me he sentido seguro. Tengo temor de estropearlo todo, de ser demasiado ingenuo. Aún no estoy listo, aún no quiero hacerlo. Apreté la mandíbula con enojo e impotencia hacía mí mismo. ¿Por qué nunca soy capaz de confiar plenamente? Estoy harto.

Me alejé abruptamente de él y me levanté de la cama. Suspiré con nerviosismo: —¿Por qué mejor no me ayudas a pensar donde podría quedarme?

Él se quedó observándome con intriga, como si estuviese tratando de adivinar lo que estaba pasando conmigo y eso me hacía sentir cada vez más inquieto. No podía dejar de mover mi pierna insistentemente debido a la angustia de que pudiese descubrir mis razones, así que por un acto reflejo, me crucé de brazos fingiendo estar enojado.

—¿No vas a ayudarme? —espeté, perturbado al escuchar mi voz rasposa.

Jungkook sonrió de manera desafiante, probablemente diciéndome con su mirada que no dirá nada al respecto pero que no se quedará así. Demonios. Se levantó con rapidez y recogió la camisa del suelo. Cogió su teléfono y las llaves de su casa, se detuvo frente a mí y acarició mi cabello como si fuese un perro.

—No creas que se me olvidará esto tan fácilmente. —advirtió, cargando su voz de picardía.

Abrí la boca para decir algo, sin embargo se alejó de mí y tuve que cerrarla de nuevo, tragándome las incoherencias que estaba a punto de decirle. Respiré profundo y trate de enterrar en lo profundo de mí ser mis incontrolables nervios. Una vez listo, lo seguí con cierta distancia de prudencia, necesitaba un tiempo para asimilarlo todo. Me fui de casa y ahora no tengo a donde ir, me confesé y soy oficialmente correspondido, y como si fuera poco, estoy a cargo de sanar a cierto pelinegro.

Me detuve frente al chico del bar, Jungkook se quedó hablando con él sobre cosas que no me interesan, solo puedo estar pendiente de los gestos insinuantes que le hace el muy idiota. Es un imbécil. Le sonríe con sorna y lo mira muy fijamente. Esto se acaba aquí. Comencé a prestar atención a su conversación. Jungkook extendió su mano y él la estrechó.

Sweet Caprice ↛ KookminOù les histoires vivent. Découvrez maintenant