Capítulo 26

5.6K 655 146
                                    

Jimin

Me sentí ligeramente culpable por haberle hecho aquella broma, pero en mi defensa, se lo merece por lo tonto que ha sido. Jamás pensé que algo así podría llegar a pasar y a pesar de eso, no me arrepiento de absolutamente nada. Recibiría mil balas más por él, lo quiero tanto.

Sonreí con inocencia al notar como sus ojos se oscurecían al acercarse a mí. Comencé a temer por mi vida, quizás me pasé al mentirle, aunque no es tan doloroso como una jodida bala en el costado. Se detuvo frente a mí, su mirada serena y su expresión de seriedad, fue suficiente para tensar cada centímetro de mi cuerpo. Trague saliva con fuerza mientras un escalofrio me recorría entero.

—¿Sabes? Estás siendo un niño muy malo. —reprendió con suavidad, observándome con diversión.

No dije nada y tampoco quería hacerlo. ¿Qué diría de todas maneras? Nada. Me concentre en analizar cada uno de sus movimientos, como su mano delinea mi mano y sube lentamente por mi brazo hasta llegar a mi rostro. Se detuvo sobre mis labios y se quedó allí por un largo momento en el que no podía medir sus intenciones.

—Jungkook...—chillé con desesperación.

La inquietud y la intriga se apoderaron de mí. Verlo tan apacible y con una sonrisa amable en su rostro, después de hacerle una broma de tal magnitud, es razón más que suficiente para tener miedo.

—Cierra los ojos para que recibas tu castigo. —ordenó, alejando su dedo de mi rostro.

—¿Q-Qué? ¿C-Castigo? —balbucee, negando efusivamente con la cabeza.

El asintió, sonriendo con arrogancia: —Eso mismo. Así que, cierra los ojos.

Negué una vez más con el cabeza, incrédulo. Quién sabe qué cosas querrá hacerme. Al ver que no planeaba hacerle caso, su expresión cambió a una de severidad y reproche, por lo que con todo el dolor de mi alma, accedí y despacio, cerré los ojos con fuerza. No escuche nada después de eso, todo se sumió en un profundo silencio.

Solo era capaz de oír los frenéticos latidos de mi corazón, acelerados y desenfrenados. Mi pecho sube y baja como una montaña rusa, es tan difícil. Un calor se extiende a través de mis venas y llena de fuego todo mi interior, solo con sentir una presión sobre mis labios. Un beso. Que maravilloso castigo. Le correspondí con ganas, llevando mis manos detrás de su cabeza para acariciar dulcemente su cabello.

Se siente tan increíble besar sus labios, sentirlo tan cerca es una bendición. Sonreí con emoción al separarme de él, sin embargo, su expresión parecía perdida en otro lugar muy lejos de ahí. Jungkook negó con la cabeza y alejó mis brazos de su cuerpo. Dio varios pasos hacia atrás y se quedó estático, con la vista clavada en el suelo.

—¿Jungkook, pasa algo? —inquirí, cargando mi voz de preocupación.

Él me miró con tristeza: —Debo irme y quizás no volvamos a vernos.

Miedo. Esa horrible sensación que parece patear con odio tú estomago y luego, corre detrás de tu corazón para torturarlo. O por lo menos, es así como lo siento ahora. Hice un esfuerzo por levantarme de la camilla, aunque fue en vano, desde luego, mi cuerpo aún está débil. Estoy seguro de que mi cara debe parecer un poema, llena de confusión.

—¿A qué te refieres, Jungkook?

—Es que... tu madre me amenazó. La única forma de verte, sería si me alejo definitivamente de ti. Pues fue mi culpa lo que te sucedió y... acepté. —su voz se oía tan rota que no fui consciente de mis lagrimas hasta que las sentí deslizarse por mis mejillas.

Sweet Caprice ↛ KookminWhere stories live. Discover now