Capítulo 24

6.5K 700 154
                                    

Esas palabras fueron suficientes para destrozar mis defensas. Las lágrimas cayeron sobre mis mejillas y ni siquiera me molesté en contenerlas. Comencé a llorar descontroladamente, empujando a Taehyung para que me soltará. Me tambalee hasta la pared y me apoyé en ella, soltando sollozos y quejidos de rabia. Le di varios golpes a la pared mientras mi cuerpo se desliza hasta llegar al suelo. Un dolor insoportable invadió mi garganta y no me deja respirar con normalidad. Deposité mi cabeza entre mis piernas y me dejé llevar por mis sentimientos.

¿Qué será de mí vida si él no despierta? Me volveré loco, ya no seré el mismo. No quiero vivir en un mundo donde él no esté. Jimin fue la primera persona que me vio como realmente soy, que conoció a ese Jungkook que no es un rebelde tonto e inmaduro. Es la única persona que me quiere de verdad, que se sacrificó para salvarme. Me niego a pisar este mundo si él no está a mi lado. El llanto no es capaz de llenar el vacío que se abre paso en mi pecho y me consume lentamente, ni siquiera me interesa el dolor en mi corazón ni la facilidad con la que caen mis lágrimas.

Estoy perdido. Solo quiero gritar hasta que mi garganta se rasgue, exclamar su nombre y cuánto lo quiero. No tiene sentido nada de esto. Está decidido, si Jimin no despierta, cumpliré con mi promesa. Si lo único bueno en mi vida se va, volveré a intentarlo. No me queda nada más en este mundo, a parte de mi amigo, y ya él encontró alguien con quién estar. Sobre mis brazos con mi vista nublada, lo observé discutir levemente con Hoseok, quién lo reprende por haberme traído aquí. Taehyung hace un puchero y el policía se queda observando un momento sus labios con las mejillas sonrojadas.

Mi dolor aumentó considerablemente al notarlo. Incluso él sería feliz sin mí, ya no me necesita tampoco. Sonreí con ironía, sabía que terminaría así. Mi vida desde el principio ha sido una mierda, nunca he sido realmente feliz y cuando por fin lo soy, me lo arrebatan todo. La madre de Jimin me zarandeó con fuerza y me hizo levantarme confundido.

—¡Fue tu culpa! ¡Eres un estúpido! Si tan solo no hubieras entrado en su vida...—gritó con rabia, clavando sus furiosos ojos sobre mí.

—L-Lo siento, no fue mi intención... Fue un accidente, yo lo quiero.—afirmé, limpiando con el dorso de mi mano, mi rostro mojado.

—¡Mentira! ¡Todas son crueles mentiras!

—¡Son ciertas!—vociferé con furia, haciéndola retroceder un poco. Apreté mis manos en forma de puños y la encaré:—¡Usted no sabe nada, señora! Yo amo mucho a Jimin y no pienso dejarlo solo porque usted lo diga. Permaneceré día y noche hasta que despierte y jamás voy a dejarlo. Él es mi única razón para estar aquí, ser feliz y seguir viviendo.

—Está bien, pero cuando despierte, te alejarás. ¡Tú lo pusiste en peligro! Es lo menos que puedes hacer.—amenazó, cruzándose de brazos con predominancia.

Lo pensé por unos minutos y tragué saliva con fuerza:—Está bien, pero mientras tanto y hasta que despierte, lo veré una última vez. Y ni tú ni nadie me quitará ese derecho.

Ella se quedó callada, sin dejar de mirarme. Levantó la mirada con enojo y se alejó con firmeza volviendo al lado de su esposo. Un hombre alto de finos e imponentes rasgos, nuestras miradas se cruzaron y sus ojos me trasmitieron su oposición a lo nuestro. Escuchó todo y sé, por su expresión de desaprobación, que no está de acuerdo. Lo desafié, levantando mi mentón y le dejé en claro que me valía muy poco lo que pensará, que no me daría por vencido.

Un grupo de enfermeros se acercaron hacía nosotros y antes de que pudiera escapar, me tomaron de los hombros, inmovilizándome por completo. El terror se apoderó de mí y traté de ver a través de los vidrios, me encontré con el cuerpo de Jimin conectado a muchos cables y su tranquila expresión, su pecho sube y baja. Sonreí con emoción, saber que respira me llena de alegría y admirarlo hace crecer en mí el anhelo. Una joven me pinchó con una jeringa y solo dejé que el líquido desconocido fluyera a través de mis venas. Mi cuerpo comenzó a sentirse pesado y en ningún momento, quité los ojos de Jimin. Mi sonrisa siguió intacta al igual que mis apresurados latidos, esperando por él y llenos de esperanza.

Sweet Caprice ↛ KookminOù les histoires vivent. Découvrez maintenant