CAPÍTULO 39 - Pastos (Septima Parte)

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A-Qing pareció haberse detenido poco antes de responder.

- S-sí.

Xiao XingChen.

- Entonces, camina un poco más lento. No seas tan rápida. No querrás tropezar con alguien de nuevo, ¿verdad?

Él no mencionó en absoluto que él tampoco podía ver. Cogió la mano de A-Qing y la llevó al costado de la carretera.

- Camina por aquí. Hay menos personas

Tanto sus palabras como sus acciones fueron suaves pero cuidadosas. A-Qing extendió la mano con vacilación, pero al final, ella aún asi le arrebató la bolsa de dinero que colgaba de su cintura.

- Hermano, ¡A-Qing te está muy agradecida!

Xiao XingChen.

- No es Hermano. Es Daozhang.

A-Qing parpadeó.

- Pero eres ambos, Daozhang y Hermano.

Xiao XingChen sonrió.

- Entonces, como soy Hermano, ¿por qué no devuelves la bolsa de este hermano?

No importa cuán rápido sea, un callejero itinerante como A-Qing, no podrían engañar a la sensación de un cultivador. Sobresaltada, tomó su palo y corrió tan rápido como pudo. Sin embargo, al no haber corrido muy lejos, Xiao XingChen le agarró la parte posterior del cuello con una mano y la trajo de vuelta.

- Como ya dije, no deberías correr tan rápido. ¿Qué pasa si te encuentras con alguien malo de nuevo?

A-Qing luchó por escapar de su alcance. Con un movimiento de sus labios, sus dientes superiores mordieron su labio inferior. Wei WuXian entendió de inmediato, ¡Oh, no, ella va a gritar "abusador"! De repente, un hombre de mediana edad salió apresuradamente de la esquina de una calle. Cuando vio a A-Qing, sus ojos se iluminaron a la vez. Él irrumpió mientras maldijo.

- Pequeña perra. Finalmente te atrapé. ¡Devuelve mi dinero!

Simplemente maldecir no era suficiente para aliviar su ira. Con un movimiento de su brazo, su mano se balanceó hacia su rostro. A-Qing inmediatamente bajó la mirada y cerró los ojos. Sin embargo, antes de que la bofetada cayera sobre su mejilla, se detuvo a mitad de camino.

Xiao XingChen.

- Señor, por favor cálmese un momento. Esa es una forma bastante descortés de tratar a una joven doncella, ¿no cree?

A-Qing miró en secreto detrás de sus párpados. El hombre de mediana edad claramente usó mucha fuerza, pero su mano fue sostenida por Xiao XingChen de una manera aparentemente ligera, incapaz de moverse ni una pulgada. Aunque estaba nervioso, bromeó obstinadamente.

- ¿Qué hace aquí un ciego como tú? ¿Salvar a la damisela en apuros? ¿Entonces la pequeña perra es tu amante? ¿Sabías que ella es una ladrona? Ella robó mi dinero! ¡Si la proteges, entonces también eres un ladrón!

Con él en una mano y A-Qing en la otra, Xiao XingChen se dio la vuelta.

- Devuélve al hombre su dinero.

A-Qing sacó la pequeña cantidad de dinero y se lo devolvió. Xiao XingChen soltó al hombre, que contó el dinero. Todo estaba todavía allí. Echando un vistazo al cultivador ciego de nuevo, el hombre sabía que sería difícil lidiar con él, así que se alejó torpemente.

Xiao XingChen.

- Realmente eres demasiado valiente. ¿Cómo te atreves a robar cosas incluso cuando estás ciega?

Amor Eterno IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora