CAPÍTULO 41 - Pastos (Novena Parte)

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La sonrisa de Xiao XingChen se congeló.

Las palabras "Xue Yang" fueron demasiado impactantes para él. Su complexión era bastante pálida para empezar. Después de escuchar el nombre, toda la sangre se le fue de la cara. Sus labios eran casi de un tono blanco pálido.

Como si no estuviera seguro, Xiao XingChen preguntó en voz baja.

- ... ¿Xue Yang?

De repente se sobresaltó.

- A-Qing, ¿cómo aprendiste este nombre?

- Xue Yang es la persona que está con nosotros! Él es ese bastardo!

Xiao XingChen tartamudeó en confusión.

- ¿La persona que está con nosotros? ... La persona que está con nosotros...

Sacudió la cabeza, como si se sintiera un poco mareado.

- ¿Cómo lo supiste?

- ¡Lo escuché matar a alguién!

Xiao XingChen.

- ¿Mató a alguién? ¿A quién mató?

- ¡Una mujer! Ella era muy joven. Creo que ella tenía una espada. Xue Yang estaba escondiendo una espada sobre él también. Fue porque los escuché pelear. Eran realmente ruidosos La mujer siguió llamándolo "Xue Yang", y dijo que él "destruyó el templo", que "mató a innumerables personas", y que debería ser "castigado legítimamente". Oh cielos, ¡está loco! ¡Se ha estado escondiendo a nuestro lado todo el tiempo, y ni siquiera sé lo que intenta hacer!

A-Qing permaneció despierta toda la noche, inventando mentiras en su mente. Primero, definitivamente no podía dejar que Daozhang supiera que él había matado a humanos vivos pensando que eran cadáveres caminantes. Tampoco podía dejarle saber que mató a Song Lan con sus propias manos. Entonces, aunque sería injusto para Daozhang, ella no podía decirle sobre la muerte de Daozhang Song sin importar qué. Lo mejor sería que Xiao XingChen escapara todo lo que pudiera después de descubrir quién era Xue Yang.

Sin embargo, las noticias eran demasiado difíciles de aceptar para él. Y, también sonaba bastante absurdo. Xiao XingChen no podía creerlo en absoluto.

- Pero su voz es diferente. Y...

A-Qing estaba tan frustrada que siguió tirando su palo al suelo.

- ¡Lo hizo deliberadamente para que su voz sea diferente! ¡Tiene miedo de que lo reconozcas!

De repente, surgió una idea.

- ¡Correcto! ¡Bien bien! Él tiene nueve dedos. Daozhang, ¿sabes? ¿Xue Yang también tenía nueve dedos? Definitivamente lo has visto antes, ¿verdad?

Xiao XingChen se tambaleó, casi cayendo al suelo.

A-Qing inmediatamente lo ayudó a sentarse a la mesa, donde ambos se sentaron lentamente. Después de un rato, Xiao XingChen volvió a hablar.

- Pero, A-Qing, ¿cómo descubriste que tiene nueve dedos? ¿Has tocado su mano antes? Si realmente es Xue Yang, ¿cómo te habría permitido tocar su mano izquierda para que lo descubrieras?

A-Qing apretó los dientes.

- Daozhang! ¡Dejame decirte la verdad! No soy ciega. ¡Puedo ver! ¡No toqué sus manos, sino que las vi en su lugar!

Cada revelación fue mayor que la anterior. Xiao XingChen estaba casi perdido por las palabras.

- ¿Qué dijiste? ¿Puedes ver?

Amor Eterno IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora