Cazafantasmas

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Un gran problema de cosas extrañas suceden en la casa Shirogane, preocupado llamó al primer número que encontró por internet de caza fantasmas, siendo atendido a los segundos por un energético chico que agradeció por la llamada y pidió la dirección, dandole un tiempo estimado de 20 minutos de llegada.

Takashi esperó pacientemente sentado en su sofá, chateando con su pareja, comentándole la situación, este respondió que era una tontería, pero no era su dinero así que le daba igual.

El timbre empezó a sonar sin parar, Takashi se colocó bien sus pantuflas y la bata de pijama, había acabado de despertar, así que no se tomó la molestia de arreglarse.

Abrió la puerta, encontrándose con un emocionado pre-adolescente de tez morena y gorra azul, y detras de otro pre-adolescente de pelo azabache y gorra roja.

–¡Buen día señor! -saludó emocionado el de gorra azul–. Él es Keith y yo soy Lance, y venimos a ayudarle con su problema.

–Buenos días –saludó con una gran sonrisa por el gran entusiasmo de Lance–, yo soy Takashi, pero llamenme Shiro –abrió la puerta por completo–, sigan.

Lance entró agarrado de la mano de Keith ya que este se veía terco a entrar, Shiro los veía con gracia al verlos pelear por la gran maleta que llevaba Keith en la espalda, cerró la puerta y se acercó a los caza fantasmas.

–¡Sueltala! –Lance ganó el forcejeó–, perdonelo, es un poco terco.

Keith hizo un puchero molesto, Lance tendió la maleta en el suelo y sacó una gran aspiradora.

–Él ve los fantasmas, yo los aspiro. –Lance alzó orgulloso su aspiradora.

Keith lo miró mal, y se cruzó de brazos, Lance le dijo que tenían que empezar pero este no hacia caso, empezaron los reclamos de parte de Lance.

–Keef, estamos trabajando, si estas molesto conmigo lo arreglamos después.

Keith asintió y empezó a caminar alredor mirando a todas partes, seguido por Lance con la aspiradora lista, y Shiro que veía lo que hacían,
Keith empezó a señalar lugares y Lance con su aspiradora, aspiraba el lugar señalado. Al final Keith levantó su pulgar diciendo que había terminado. Lance guardó su aspiradora y ahora la maleta la llevaba él.

–Eso fue todo, gracias por preferirnos señor Shiro –Lance estiró su mano hacia Shiro–, son veinte dolares.

–Gracias a ustedes –Shiro sacó de su billetera la suma de dinero y se lo entregó junto a una propina–, siento que mi casa ahora esta limpia, gracias por la ayuda.

–No fue nada señor, recuerde recomendarnos –entregó una tarjeta de presentación, eran dos leones impresos, uno rojo y otro azúl, y un número escrito en el centro– aún no decidimos el nombre –sonrió apenado.

–Gracias Lance, gracias Keith.

Keith desvío su mirada al par de bicicletas detrás, ya quería irse.
Lance volvió a despedirse de parte de Keith y caminaron juntos hasta sus bicicletas, Shiro cerró la puerta y dejó la tarjeta sobre el comedor y fue a cambiarse antes de que su novio llegara.

–Keef ¿cuantos fantasmas habían hoy? –preguntó curioso Lance mientras guardaba el dinero en su alcancía compartida.

–Ninguno –dijo a secas mientras cambiaba de canal.

–¿¡Qué!? ¿acabamos de estafar a alguien? ¡soy muy joven para ir a la cárcel!

–El fantasma se fue apenas llegamos, intente decirlo pero no me dejaste, solo señalé unos lugares que vi llenos de polvo, así que nos pagaron por un trabajo de limpieza.

Lance suspiró aliviado y dejó la alcancía en su lugar, se recostó al lado de Keith, y de ahí en adelante empezaron a pelear por ver el partido de fútbol o el nuevo capitulo de CSI.
Un día normal más.

Բiɳ ɗíɑ 9

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