Extra #5

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Título: Un tonto bufón.

Sobre sobre su trono se encuentra él, poder es lo que desprende, él es el príncipe, el sucesor del rey Shiro. El futuro de todo un reino.

Y a sus pies me encuentro yo, un tonto bufón enamorado, enamorado de Keith, del príncipe. Un simple servidor.

Él reina en mi corazón, sus sonrisas me controlan, por eso mi profesión es hacerlo reír, ni las gemas de su corona se comparan con su sonrisa.

Aunque mi trabajo para hacer reír, la única felicidad que obtengo es al verlo sonreír, pero en realidad, solo soy un triste bufón.

No hay esperanza para mí, no hay forma de ganarme su corazón, no tengo encantos y menos riquezas, sólo puedo dar mi todo en cada acto.

Hay días en que el humor del príncipe es tan malo, que pide cancelar mi acto, quisiera poder alegrarle todos los días con mi presencia.

No puedo evitar distraerme al verlo cuando me presento, cometo muchos errores pero lo bueno es que parece amar mi torpeza.

En uno de mis actos, tropecé y caí de cara al suelo, rió igual de encantador de siempre, pero se detuvo al ver como mi nariz sangraba.

Bajó de su trono, y caminó hacia mi yo en el suelo cerré los ojos, tenía miedo de ser regañado por manchar el piso.

Sentí una suave tela sobre mi nariz, abrí los ojos y me topé con su pañuelo, lo tomé entre mis temblorosas manos.

Él sonrió, y me dijo que me lo podía quedar, extendió su mano hacia mi, inseguro la tomé y me levanté. Hice una pequeña reverencia y huí.

La llegada del príncipe Lotor fue un infierno, osó poner su trono junto al del príncipe Keith, pero era lindo ver como le dedicaba miradas asesinas.

Ya no solo se escuchaban suaves risas, escandalosas burlas zumbaban en mis oídos, mis nervios eran mayores y más torpe me volví.

Vergüenza, ahora sentía vergüenza por los humillantes comentarios sobre mi persona, no puedo defenderme, solo llorar en soledad.

Cada vez Lotor es peor, nunca antes me había maltratado físicamente, hasta hoy, terminé mi acto y como siempre mi príncipe aplaudió.

Dando mi salida, Lotor lanzó una de mis panderetas en mi camino, tropecé y mi pie resultó lastimado, no puedo hacer más que aceptar.

Mi príncipe molesto se levantó de su trono y empezó a gritarle a Lotor, la pelea fue fuerte, afortunadamente Lotor se fue.

Intenté arrastrarme fuera del salón, pero su cálida mano en mi hombro me detuvo, con miedo esperé un regaño pero solo vi su sonrisa.

Me ofreció su mano nuevamente y me levanté, paso mi brazo sobre sus hombros, y me llevó hasta el trono que Lotor dejó atrás.

Me sentó en este, fue por unas vendas y vendó mi pie, cabizbajo agradecí e intenté levantarme pero mi pie lastimado no me dejó.

"Quédate ahí" dijo él "lo he pesado por mucho tiempo y he decidido que serás mi mano derecha, estarás en este trono siempre que lo necesite".

"No puedo hacerlo su majestad" dije yo solo soy un torpe bufón con la suerte de servirle, no soy merecedor de tan alto cargo"

"Yo doy las órdenes" dijo demandante, "quiero que seas tú y sólo tú porque me traes felicidad y sé que puedo confiar en ti".

De mis ojos salieron lágrimas de alegría, asentí, y saqué de mi bolsillo el valioso pañuelo y con este sequé mis lágrimas.

Mi pie sanó en pocos días y estaba apunto de regresar a mi trabajo, entre al gran salón con toda mi parafernalia.

Keith me miró con el ceño fruncido y brazos cruzados, "te dije que cuando estuvieras bien regresaras a asumir tu nuevo puesto".

Trague saliva y dejé las cosas de lado, subí por los escalones que llevan a los tronos, e inseguro me senté en el que parece ser mi trono.

"Soy un príncipe caprichoso" comentó mi príncipe "ese tonto quería llevarte a su reino, pero no permití que algo como eso pasara".

"Gracias" Agradecí cabizbajo, no merezco tal honor "no tienes porque, siempre me pareciste interesante" comentó con una sonrisa.

Desde entonces mi lugar siempre estuvo junto a él, yo escuchaba sus problemas y lo aconsejaba, recibiendo la misma sonrisa de siempre.

Cada día nos volvimos más unidos, deje de titubear al hablar y por fin sentí confianza de mi mismo, me sentía muy bien.

"Me gustas" dijo él sin titubear "eres lindo y siempre me haces reír, eres muy especial para mi" sus ojos me reflejaban todos sus sentimientos.

"Príncipe, esto es muy repentino" mis mejillas ardían "¿no sientes lo mismo por mi?, si hay algo mal en mi solo dilo" dijo triste.

"No hay nada malo con usted príncipe, solo alguien de mi estatus no es merecedor de tal honor" dije bajando mi cabeza.

"Siempre dices lo mismo" dijo un poco fastidiado "yo te quiero, si tú me quieres ¿cual es el gran problema? solo seamos felices"

Empecé a llorar, él se acercó, me abrazó, limpió mis lágrimas y, dejó un castos besos en mis mejillas y después en mis labios.

Nuestra relación se volvió oficial, muchos estuvieron en contra y, como siempre estuve para aconsejar y ahora mimar al príncipe.

Ni en mis sueños más locos imaginé nunca llegar tan lejos, pensé en ser siempre el bufón que se mantenía de solo sus risas.

Pero la corona que llevo en mi cabeza y la suave mano que estoy sosteniendo, mientras que duerme sobre mi hombro.

Todo eso me dice que puedo ser feliz a su lado.

Klancetober - Pequeñas Historias Donde viven las historias. Descúbrelo ahora