Extra #3

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Título: Todo un futuro por delante.

Continuación: Defensores del mañana (extra 1)

Una lluvia de balas arremetia contra el popular dúo en la motocicleta de luces neón. Nada a lo que ambos no pudieran enfrentarse. Leandro de sus par de pistolas las junto para obtener un rifle con el que apuntó y disparó estratégicamente.

Un vehículo volador recibió un certero disiparo en el motor que le hizo caer sobre parte del convoy en tierra. Creando el sonido de una explotación al chocar, Leandro y Akira amaban ese sonido. Las demas patrullas se detuvieron a auxiliar a sus compañeros. Dándoles la chance perfecta para escapar, Leandro guardo sus armas de regreso, y con experiencia sobre la moto, se dio la vuelta abrazándose al cuerpo de Akira, que tembló al sentir como Leandro le soplaba intencionalmente a la oreja.

Con Leandro seguro aferrado a su cuerpo, arrancó a toda velocidad adentrándose a la zona a la que nadie quiere entrar, derrapó con maestría por una esquina, entrando por un estrecho callejón sin salida, o eso parecía, ya que la puerta de un garage se abrió automáticamente, Akira bajo la velocidad y entró al garage estacionado la moto.

El primero en bajar fue Leandro que fue corriendo al baño, fueron a comer a un restaurante y a Leandro no le dejaron entrar al baño. Akira rió al verlo pasar a toda prisa por el marco de la puerta que llevaba a su apartamento.

Se quitó los visores y los dejó en una mesa del taller interno del garaje -no solo tenía herramientas, habían armas que Leandro mejoraba-, se estiró con pereza y bostezo, ese escuadrón fue aburrido y no causó gran adrenalina, aunque con Leandro cubriendo su espalda, no tenía miedo.

Pasó por el marco de la puerta, y se encontró con la realidad de siempre, un desgastado sofá, una televisión tan antigua que no sabían como seguía funcionando. Un pequeño y algo mohoso en el exterior refrigerador. Y sus cuartos, uno enfrente a otro.

Aspiró el olor, olía a viejo y a polvo, un olor satisfactorio para ambos, les relajaba el no tener el olor de la utópica ciudad. Akira se quitó sus guantes y los dejó en una mesita de vidrio, se recostó en el sofá y vio como en las noticias mostraban el lugar de los hechos del desastre que formaron solo hace unos minutos, rió sintiéndose poderoso al crear discordia que le abre los ojos a los que se conforman con ese mundo.

La cisterna se escuchó desde el baño y un suspiró de relajación salió de los labios del castaño mientras caminaba hacia la pequeña sala.

Se ubicó frente al sofá que Akira ocupaba por completo, Akira levantó su tronco y le dejo espacio a Leandro que al sentarse, el de cabellos azabache se acomodó sobre su regazo, Leandro acarició sus suaves cabellos, olían a él, como no, usaban el mismo champú.

–Has mejorado en tu derrape –comentó Leandro– aun recuerdo cuando chocamos con el contenedor de basura.

Ambos rieron al recordarlo.

–Tú tampoco estas nada mal. ¿Esa mejora de tus armas te la dado la científica anónima.

Leandro asintió, Akira cerró los y se dejó relajar por las caricias en su cabello. Las manos pasaron de su cabeza a sus mejillas, abrió los ojos confundido y se encontró con un Leandro acercándose a su rostro lentamente. Akira cerró nuevamente los ojos y una pequeña sonrisa escapó al roce de sus labios. Movieron sus labios como si lo hubieran hecho miles de veces antes, Akira paso sus manos por su nunca y lo acercó aún más.

Segundos después se separaron entre jadeos y sonrieron con rosadas mejillas apenas se vieron frente a frente.

–No vas... ¿un poco rápido? –rió Akira acariciando sus pecosas mejillas.

–Tú me dijiste que querías un novio rápido como tu moto, y la moto va más rápida que nunca.

Akira sonrió y apartó la mirada avergonzado.

–Entonces ... ¿de verdad quieres ser mi novio?

Leandro asintió.

–Mh.. me lo pensaré.

Leandro besó su mejilla a lo que Akira lo empujó llamándolo cursi y empalagoso, se levantó, sacó jugo de naranja de la nevera y lo tomó directamente de la caja, Leandro sonrió y suspiró como tonto al verlo.

Por un intercomunicador entró una llamada de la científica anónima, está gritó al ver como Leandro se quitaba la camisa en medio de la sala.

–Ah.. hola Pidge –sonrió Leandro a la pantalla– tranquila, no eres la única, a Akira también le gusta este cuerpecito.

Akira escupió el jugo que se estaba tomando y se empezó a reír a carcajadas sujetándose el estomago.
Leandro fruncio el ceño ofendido.

–No quiero saber nada de su vida sexual o lo que sea –la anónima cubría sus ojos, el par se tenso de solo pensar en aquello, ni siquiera eran novios aun– como sea –retomó– hay una misión que requiere protección, será un robo de banco, y necesito que muevan el culo al centro de la ciudad, Leandro ponte una quiznak camisa.

Leandro obedeció y colgó la llamada.

Akira ya se encontraba en la moto con los visores puestos, Leandro subió de un salto. Y pasó sus manos bajo sus brazos y le empezó a hacer cosquillas a lo Akira empezó a reír.

–Detente, no tenemos tiempo –dijo como pudo Akira entre risitas.

Leandro no obedeció y siguió molestándolo.

–¡Detente! –en una maniobra se dio la vuelta, sacó el cuchillo que Leandro le dio —se lo quitó— y apunto a su cara con este.

Leandro abrió los ojos como platos, pero despues relajó la mirada. Y soltó un suave y relajado "Ok".
Akira rodó los ojos y guardó el cuchillo en su lugar. Se acomodó de regresó y encendió el motor, Leandro se abrazó a él, Akira se colocó nuevamente los visores.

La puerta del garaje se abrió, salieron a toda velocidad, del callejón y el mapa incluía la moto le decía por donde ir.

–Akira –llamó la atención Leandro– si en esta misión llegara a morir... –Akira rió ante esa posibilidad, nunca dejaría que eso pasara– quiciera saber cual es tu respuesta.

La voz de Leandro no era la misma segura de siempre, y por como se escondía en su espalda, Akira sabia que estaba avergonzado.

–Nunca te dejaré morir, no tienes que preocuparte por eso, tendrás tu respuesta algún día.

–Akira... –hizo un puchero– tú no sabes que es lo que va a pasar, puede que yo...

Leandro empezó a hablar sin parar de cientos escenarios en los que podía morir. Akira sonrió y susurró un "sí" en que Leandro no escuchó por no parar de hablar.

Se lo que dije, solo haría 4 extras, pero la inspiración llegó a mi, así que haré 7 extras, una semana de extras xd, así que si hay otro extra que que quieran pueden comentarlo aquí o en la siguiente nota uwu.

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