Extra #6

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Continuación: Casa Embrujada.
Título: Nunca olvidar.

La fuerte lluvia que estaba cayendo apagaba su cigarrillo poco a poco, su cabello caía a sus ojos y se pegaba en su frente, la chaqueta de cuero que lleva no le protege bien del frío, pero nada de esto le puede importar menos.

Deja caer su mojado cigarrillos y lo pisa junto a las demas colillas que dejó con el tiempo, Lance ya le hubiera reprochado, pero aun no lo había hecho, no podía hacerlo. De solo pensar en eso de sus ojos caian silenciosas lágrimas, se las limpió con en el antebrazo, y siguió contemplando dichosa maldita casa.

Hace 5 meses, él y su novio junto a sus amigos exploraron la casa, al torpe de su novio se le quedó el celular dentro, regresaron juntos, con la excusa de que Lance era un miedoso -aunque Keith lo era por igual-, tomaron la peor decisión posible, se separaron para buscar, Lance entró a un extraño cuarto, la puerta se cerró de un portazo, y antes de que Keith pidiera hacer algo, cosas empezaron a caer sobre el y el piso empezó a temblar.

Keith sin tener de otra salió del lugar y se refugio en el auto, envió un mensaje a Lance diciéndole que saliera, pero este no le contestó, y menos salió del lugar, Keith entró nuevamente, y tuvo la sorpresa de que la puerta donde estaba Lance no habría de ninguna manera, intentó de todo, hasta romper la pared, pero nada funcionaba, el lugar permaneció intacto, y desde entonces, todos los días gira el picaporte esperando que la puerta abra.

Keith volvió a limpiarse las lágrimas con el antebrazo, a pesar de estar bajo la lluvia sentía una extraña calidez rodeandolo, le gustaba pensar que era Lance abrazándolo, pero no podía estar seguro de nada.

Una cálida mano en su hombro lo despertó de su ensoñación donde Lance volvía a abrazarlo. Era Shiro, ese hombre que al igual que el perdió a su pareja en la misma casa.Este sonrió con tristeza al igual que siempre, y pidió que lo siguiera.

Keith se levantó y lo siguió, Shiro tenía justo en frente de la casa preparado un círculo dibujado con tiza que se borraba con la lluvia, Keith y Shiro se sentaron frente a frente en el centro.

–¿Estas listo? –preguntó Shiro tomando sus manos.

–No puedo esperar más.

–Recuerda, por nada de lo que escuches o sientas, no abras los ojos, ni tampoco me sueltes.

Keith asintió, Shiro empezó el conteo y en el momento que terminó de contar, cerraron los ojos al mismo tiempo, pasaron como 5 minutos y Keith se empezaba a impacientar, tenía ganas de abrir los ojos pero prefirió solo hacerle caso a Shiro. Un rose que pasó de su hombro hasta por encima de su mano.

–Hey Keith –un susurro de Lance en su oído lo hizo estremecer– mirame, soy yo cariño –Keith cerró con más fuerza sus ojos.

Por su lado Shiro estaba en una situación similar, pero ya estaba acostumbrado a esos engaños.

–Keith, no le hagas caso, no es el Lance real. –escuchó Keith a Shiro como un eco lejano.

–Keith, toma mi mano y salgamos de aquí, juntos –sintió caricias sobre sus dedos, lágrimas volvieron a caer de sus ojos.

Lance siguió tentándolo, pero Keith tuvo que aceptarlo, ese Lance solo era una ilusión. Horas tortuosas los atormentó a ambos, parecían no querer parar. Por ultimo un fuerte agarre los empezó a jalar a ambos, ambos se sujetaron uno al otro con fuerza, no se dejaron soltar, esa fuerza se detuvo, y volvieron a quedar en silencio durante varios minutos.

–Abre los ojos –dijo Shiro– si lo hicimos correctamente, por fin volveremos a verlos.

Keith abrió los ojos, vio sus nudillos blancos por toda la fuerza que ejerció. Se levantó y ayudó a Shiro a levantarse, su cabello había quedado completamente blanco, no por vejes, si no como un resultado de cada ritual, su cabello se fue aclarando hatza quedar completamente blanco. Keith se sentía agradecido de haber conocido a Shiro, durante mucho tiempo intentó liberar su pareja, y poco a poco fue descubriendo como hasta que por fin pudo hacer el ritual definitivo.

Entraron en la casa y nada de esta intentó atacarlos, eso era buena señal, las habitaciones donde se encontraban encerrados eran contiguas. Keith se paró en frente de su respectiva puerta, Shiro se ubicó tras de él, Keith giró el picaporte y soltó un sonoro suspiro de alivió cuando abrió la puerta levemente.

Shiro tocó su hombro, como gesto de felicitación, Keith aun no podía entender como es que después de tantos años —las noticias decían 3 años, pero Shiro decía que sentía que eran más— solo, buscando como poder liberar a su amado, como podía estar tan tranquilo.

Keith miró curioso su cabello, tenía un mechón blanco, Shiro le había explicado que eso era a causa de cada ritual, no podía imaginarse cuantas veces tuvo que fallar para que su cabello terminara de esa manera.

Keith con picaporte en mano se quedó contemplado cómo Shiro con lagrimas en los ojos, abrió la puerta por completo, y un chico de cabello avellana se lanzaba a sus
brazos a abrazarlo entre lágrimas, sintió como el picaporte se escapaba de sus manos, volteó a ver y pudo visualizar una conocida silueta frente a él.

–Keith –pronunció con la voz quebrada– no me hagas esperar más –abrazó con fuerza al azabache.

Keith quedó paralizado, le parecía una escena irreal, una escena que solo pasaba en sus sueños, pero las cálidas lágrimas que caían en su hombro no hay forma de negarlas. Keith rodeó a su chico y se aferró con fuerza, empezó a llorar como se prometió que no lo haría, de manera desconsolada y desgarradora. Lance lo acariciaba y besaba haciendolo saber que ya no estaba solo.

Ambas parejas salieron en silencio sin decir palabra alguna, la lluvia se había detenido, se dieron un intercambió de miradas que representaban una despedida, Shiro y Adam subieron a su moto, Adam se abrazaba con fuerza, esperando nunca volver a soltarlo.

De la mano Lance y Keith fueron a la camioneta, Keith abrió la puerta trasera e invitó a que Lance entrara y así lo hizo, antes de que Keith se dirigiera al asiento de conductor, fue jalado al asiento trasero, callendo sobre Lance que lo abrazaba con fuerza.

Keith se alejó ligeramente y cerró la puerta, cayó nuevamente en el pecho de Lance y cerró los ojos al igual que Lance, quedaron profundamente dormidos.

Aun tenían la esperanza de que todo lo que vivieron haya sido un mal sueño, pero fue una pesadilla real, una pesadilla para nunca olvidar.

Klancetober - Pequeñas Historias Where stories live. Discover now