Ropa de otoño

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–Esto es demasiado humillante – murmuró pasando por la puerta de la tienda.

Tras el último pago, Keith recibió una tarjeta de regalo de compra en aquella tienda, Coran, su jefe, hablaba de sus buenos precios y buenas colecciones. Pero hay un pequeño problema, los gustos de Keith son muy distintos a la forma extravagante de vestir de Coran, apenas entró a la tienda, la colonia de abuelo —como Keith le llama a la fragancia de Coran– inundó sus fosas nasales.

La tienda estaba vacía, solo se veía a una guapa muchacha albina en la caja y otro trabajador organizando las prendas en sus respectivos lugares.

–¡Bienvenido a Altea! –dijo con una alegre sonrisa al percatarse de su presencia–. Aquí encontrarás todo lo que quieras, permiteme un segundo.

La simpática muchacha no le dejó momento para hablar, gritó el nombre del otro trabajador, éste dejó sus cosas de lado y se acercó.

–Él te ayudara y aconsejará, es todo un experto así que puedes confiar en él.

Lance se alejó a la vista de ambos con las manos en la cintura, Allura estaba por reclamarle pero un "sigueme" se escuchó.

–Lance llega a ser un poco "diva" pero eso no quita que sea bueno en su trabajo –Allura le dio unas cuantas palmadas en la espalda, alentándolo a seguir.

Keith suspiró y asintió, se alejó a paso lento, siguiendo a Lance, cuando lo vio este ya tenia varios estilos que Keith nunca se hubiera imaginado en ellos.

Lance le estrelló la ropa en el pecho y lo guió hasta los vestidores empujándolo de los hombros, lo dejó dentro y cerró la puerta, no sin antes decir "cuando termines de probarte algo me avisas para juzgar".

Keith al fin tuvo tiempo para pensar, ¿Qué estaba haciendo ahí?, Coran le dio una tarjeta de regalo, él solo vería por encima a la tienda, pero los trabajadores consiguieron meterlo a un vestidor con ropa que él nunca usaría.

Suspiró hondo y empezó a cambiarse, cada que salía, el chico Lance le pedía que se diera la vuelta, le examinaba y al final negaba, teniendo que volver adentró y cambiarse nuevamente, ya iban 4 estilos, y este ya era el último, era unos jeans ajustados, botas de cuero y camisa a cuadros, definitivamente Halloween llegó antes vistiéndolo de vaquero.

Se vistió y salió del vestidor, Lance no estaba ahí, la muchacha lo llamó y le explicó que Lance se había ido por una emergencia, Keith suspiró aliviado, no quería más de sus comentarios, y menos en esa ropa.

Regresó al vestidor y se cambió a su ropa normal, sacó la ropa probada y se la dio a Allura diciendo que no llevaría ninguna, la chica triste entendió y se llevó la ropa con ella a guardar, Keith curioso viendo más ropa, encontró un conjunto de jeans negros y abrigo azul, perfecto par el otoño y su clima frío.

No era nada extravagante, era perfecto para él, llevó la ropa que le gustó y la pagó en la caja con la tarjeta.

Al día siguiente llevaba puesta su nueva adquisición, iba a agradecerle a Coran, pero por desgracia ése día iba tarde, tarde entre comillas por que él siempre llegaba veinte minutos antes, y hoy solo iba diez.

Esperó en la parada el bus y subió a toda prisa, estaba lleno, una de las razones de llegar más temprano era no encontrar el transporte lleno, se sostuvo con una mano de la baranda y con la otra revisaba su celular.

En una de las paradas el conductor frenó bruscamente, a lo que Keith no pudo sostenerse, chocando con alguien de abrigo rojo.

Keith levantó la mirada para disculpase y la persona de enfrente iba a reclamar pero al momento se vieron las caras.

–Tú –dijeron al unísono.

Hubo un largo silencio tras de eso.

–Esa ropa ¿es de la tienda?

Keith asintió.

–No tienes tan mal gusto como esperaba.

Keith lo miró mal, bajó su mirada y su ropa era igual a la suya, solo que el abrigo en rojo. Keith iba a responder con algo ofensivo, pero entre las personas se escuchó una pequeña y dulce voz.

–Mira mamá, esos novios van a juego –comentó una niña de alrededor cinco años señalándolos.

Ambos avergonzados desviaron la mirada, y se dieron la espalda, esa solo sería la casualidad de un día.

Lo que no esperaban es que tendrían que encontrarse todos los días en el mismo bus, Lance había sido trasferido de tienda.
Una de las tantas tiendas que Coran tenía bajo sus dominios.

Բiɳ ɗíɑ 24

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