Contando historias

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La niña lloraba en su cuarto, estrujando con fuerza el peluche que esa persona que la hace sufrir y ser feliz al mismo tiempo.

Lance tocó a la puerta, recibía sollozos más fuertes en respuesta, giró el pomo de la puerta, vio la imagen de su sobrina con lágrimas escurriendo por sus mejillas.

Se acercó y acarició su espalda, la apenas adolescente, ésta empezó a gimotear y llorar abrazándose a su pecho, Lance la consoló acariciando su cabeza y espalda.

Los sollozos cesaron, se separó y limpió su rostro, aun con una cara de completa tristeza y aflicción.

–¿Qué pasó princesa?

–No entiendo lo que estoy sintiendo, es como si tuviera un hoyo en el pecho.

–¿Puedes contarme?

–Hay alguien que creo que me gusta, pero se ha estado alejando, apesar de todo lo que hemos pasado juntos, lo que hemos compartido... –las lágrimas empezaron a asomarse.

Lance le acarició la mejilla, dándole tranquilidad.

–Sabes... A tu tío también le han rotó el corazón.

–¿Quién no conoce la historia de LoverBoy y todos sus amoríos con alienígenas?

La risa de la pequeña fue contagiosa, haciendo que Lance riera nostálgico.

–Estuve en una situación muy similar a la tuya, fue de esas pocas veces que no consistía en simples coqueteos.

Pareciera que había olvidado completamente que antes estaba llorando, por que ahora sus ojos no mostraban tristeza, solo curiosidad.

–¿Era Allura?

Lance negó con la cabeza.

–No era alienígena, bueno, no del todo.

Sus ojos brillaban aún más de curiosidad.

–¿Quieres oír un cuento? –ella asintió y se apoyó en el espaldar de la cama– había una vez un tonto adolescente, así, justo como tú –ella rió– él pensaba que era todo un rebelde, pero el verdadero rebelde era su rival, el cual fue expulsado, sin saberlo, empezó a seguir los pasos de su rival.

»La casualidad llevó a que la persona que más admiraba ese tonto adolescente, fuera el tutor de su rival.
Otra casualidad llevó a que ambos fueran a salvarlo, al encontrarse frente a frente, el tonto lo enfrentó, y el rival, no lo reconoció.

»El destino quería algo grande para ese tonto, pero posiblemente solo tuvo suerte, pero aun así, el futuro tenía grandes y desconocidas cosas para él.
Cinco leones, Voltron, del todo que todos saben su existencia, menos un ignorante planeta; la tierra, contiene uno de los legendarios leones. El león azul lo eligió, de tantas personas en el planeta lo eligió a él, para ser un paladín de Voltron.

»Parecía un sueño para el paladín azul, estaba con su más amigo más preciado como paladín amarillo, su compañero de clase resultó, ser una compañera, y nerd tecnológica. Su ídolo y una hermosa princesa, su interés romántico.
Y como no su rival, el paladín rojo.
El antagonista de esta historia.

»Al princio, no querían saber nada uno del otro, el paladín rojo no tenía interés en ese "piloto de carga" ni nadie en la nave, exceptuando a su tutor, y el paladín azul tenía un inexplicable resentimiento.

»Odio, eso pensaban cada vez que se veía uno al otro, pero el tiempo fue pasando, y la confianza entre paladines fue creciendo, entrenamiemtos y en especial las misiones eran las causantes de esta unión.
Y una misión en especial cambió las cosas, una tensa misión que terminó con la frase "somos un gran equipo".

»El tiempo pasaba, aunque el paladín azul halla dicho un "no, no recuerdo", no detuvo su floreciente amistad, pero había un problema, para él nunca dejó de ser un tonto, ya no era adolescente, pero era todo un tonto.

Fruncio el ceño, Lance le revolvió el cabello y siguió narrando.

»Era un tonto, sí, porque a pesar de ser un elegido para defender el universo, se sentía la séptima rueda, que no encajaba en el equipo; decidió abrirse y hablar con el ahora paladín negro, había entrado triste a esa monótona habitación, y salió feliz, sintiéndose completo junto a él.

»Pero esa momentánea felicidad acabó cuando el paladín negro, renunció a Voltron, lo único que tenían en común, se fue, lo había dejado, quedando el paladín azul, como nuevo el paladín rojo, pero no había comparación su ex-rival, su amigo.

»Semanas después entendió el por qué de su partida, no solo era para conocer más de parte galra, era para que, el ahora paladín rojo encajaba a la perfección, pero siempre sentía que faltaba una pieza en su rompecabezas.

»Tantas cosas pasaban y él no estaba presente, el paladín rojo intentaba llenar ese vacío en soledad, una serie de acontecimientos, llevó a que el integrante de la espada de marmora, regresara, y junto a su madre y una anlteana, era alguien muy sorprendente.

»Pero, el momento que suponía ser especial, fue horrible para el paladín rojo, había sido ignorado por su amigo, había vivido tanto lejos de él, que el paladín rojo ya no le importaba.

Los ojos de Lance se pusieron vidriosos, su sobrina iba a hablar, pero Lance siguió narrando.

»Uno de los tantos errores del paladín rojo fue seguir sus pasos, ahora no podía despegar su mirada de él, ni sacarlo de su cabeza, sintió abandono, y no pudo seguir ocultando sus sentimientos, le reclamó, le dijo que había huido, se había alejado de ellos, se había alejado de él.

»Durante el viaje de regreso a la tierra, tuvo un sueño, en el, confesó los sentimientos que no sabia que tenía, llamándolo "el futuro", no especificandolo como el suyo. Despertó, y todo el equipo tuvo el mismo sueño, esperaba que no le hicieran preguntas, por suerte no las hubieron.

Una lágrima cayó.

»En la tierra luchamos para proteger a los que amamos, a ti, a mi familia, y entre nosotros, pero Allura ... se fue, ganamos, pero ella ya no estaba, mis sentimientos me confundían aún más, estaba la princesa, pero a su vez también estaba él.

»La elegí a ella, no digo que me halla me arrepentido, era feliz con ella, pero se fue; ella se fue y él siguió adelante con su vida, nunca pudimos arreglar nuestra relación ni ser amigos, Keith tenía a alguien más... ahí supe que, no merezco ser feliz, no merezco ser a...ama...

Unos cálidos brazos lo rodearon con fuerza, no lo dejaron seguir hablando, lloraba como cuando era un tonto por él, la pequeña acariciaba su espalda y limpiaba las lágrimas que caían por montones.

–Perdoname, no he ayudado en nada –dijo Lance entre lágrimas.

–No importa tío, cuando te sientas mal, recuerda que puedes hablar conmigo, solo, por favor, no vuelvas a beber.

Lance asintió con lagrimas aún por sus ojos, su sobrina fue por unas pildoras que lo hicieron sentir un poco mejor, sonrió agradecido a la niña y fue a su cuarto cuarto, y volvió a encerrarse en sus propia soledad.

Él no era su futuro.


Բiɳ ɗíɑ 25

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