Fiesta de la Cosecha

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La fiesta de la cosecha, más que una fiesta, es el agradecimiento por la comida y la buena cosecha, es decir algo aburrido para Lance.

Su mamá lo había invitado, al escuchar la palabra fiesta, su respuesta afirmativa fue inmediata, pero cuando vio a su abuelita en el auto, algo andaba mal.

–Que grande esta mi muchacho, y mira que guapo estas –decía la dulce ancianita que apretaba sin piedad sus mejillas.

Su madre reía enternecida ante la escena y Lance no tenía manera de escaparse de esta, su madre arrancó el
auto dejando a Lance atras con su abuela haciendo preguntas incomodas.

–¿Y tu novia hijo? –preguntó curiosa.

–Abue, no tengo.

–¿Por qué? Si eres tan guapo.

–Solo... no me ha interesado ninguna.

La señora asintió, abrió su bolso y le ofreció un dulce, Lance podía recibir los comentarios de tener la abuela más cliché, pero él solo veía a la más amorosa mujer aparte de su mamá.

–Ya llegamos –anunció la mujer al aparcar el auto.

Lance bajó del auto y ofreció su brazo a su abuela, la cual aceptó yendo de gancho con él.

Mamá McClain se hizo al otro lado de Lance y empezaron a caminar, entre la gente, familias enteras caminaban por el lugar, seguramente toda la familia McClain hubiera ido, pero estaban de excursión, dejando atras a Lance por una gripe que tuvo y su mamá cuidando de la abuela.

–No puede ser, ¡Krolia, por aquí! –llamó la mamá de Lance.

Una cabeza de una mujer de pelo morado se asomó entre al multitud, al verla sonrió y empezó a acercarse llevando a todos los que venían con ella consigo.

–No esperaba verte aquí –comentó alegre Krolia– él es mi esposo, el señor kogane, y mi hijo Yora- digo Keith.

Los mencionados estrecharon la mano con la familia McClain, y al momento de que los hijos estaban por estrecharse la mano, se vieron a los ojos, y en ese electrizante momento, uno pudo ver el mar y el otro el espacio. Esos cortos segundos, que fueron los más largos de sus vidas, se acabaron con el saludo de manos, para después regresar al su posición inicial, en donde el azul y morado invadian sus mentes.

–Fue un gusto conocerlos, pero ya se nos hace tarde, iremos a comer.

Krolia se despidió y empezó a alejarse, siendo detenida, por la voz de la anciana mujer.

–Los invito a comer.

Todos voltearon a ver a la anciana.

–Mamá, hoy no cocine nada –susurró su hija, siendo callada.

–La hija de una amiga tiene un restaurante cerca, y quiero que todos vengan, en especial tú –le guiñó el ojo a Keith, quien estaba más que confundido.

–Me parece una espléndida idea –comentó Krolia emocionada– alegrate cariño, hoy no tendran que cocinar –codeó a el señor Kogane, éste suspiró aliviado.

–Entonces vamos –animó– el restaurante no esta lejos.

Todos empezaron a caminar tras la abuela que los guiaba, empezó a felicitar a el señor Kogane por su trabajo como bombero, las madres empezaron a hablar de cosas triviales, dejando solos a el par de timidos chicos.

Lance miró de reojo a Keith, y sonrió al ver el parche de la NASA que tenía en su brazo.

–¿Te gusta el espacio? –preguntó Lance interrumpiendo el silencio.

–Amo el espacio –respondió con una sonrisa– Tu abuela es muy agradable.

Lance volteó a verla, y en ese descuido sus dedos rozaron, haciendo que ambos apartarán la mano, voltearon a versé con nervios a flote, sus ojos se volvieron a conectar y sonrieron como tontos nuevamente.

–Mi abuela es la mejor.



Բiɳ ɗíɑ 15

Klancetober - Pequeñas Historias Where stories live. Discover now