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capítulo cinco :“ todo aclarado ”

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capítulo cinco :
“ todo aclarado ”

Carolina.

Beso por última vez el pecho de Giuli para mirarlo a los ojos y ver esos ojitos dilatados.

Me salgo de encima suyo para recostarme alado suyo, rápidamente me envuelve con sus brazos caliente y besa mi cabeza.

—Te amo. —dice y sonrío dándole un beso a su brazo.

—Yo a vos gordo.

Y nos quedamos en silencio, pero me acerco para besar su pecho que subía y bajaba, coloco mi cabeza en su pecho para escuchar su corazón latir rápidamente todavía.

—¿No hicimos mucho ruido verdad? —lo escucho preguntar y me rio.

—Solo un poquito.

—Bueno, por lo menos Santi es de sueño fuerte. —dice y se ríe.

—Ojala no se haya escuchado. —pienso.

Desde la última vez solo lo vi dos veces pero apenas, de pasada. Una porque salía y otro porque entraba y se iba directo a su habitación.

Y esta era la tercera vez que ya me queda a dormir con Giuliano.

—Me voy al baño. —aviso levantándome de su pecho.

Busco mi bombachita de encaje para ponerme y la remera que de Giuli, para levantarme.

—¿Me traes una botella de agua por fa? —me giro a mirar y asiento—. Pero que linda que sos con ese pelo revuelto.

Viro mis ojos.

—No te rías de mi pelo ondulado. —me quejo.

—Pero si te estoy diciendo que sos hermosa. —se ríe el rubio, pero no le hago caso.

Salgo de la habitación para bajar las escaleras arreglando mi pelo. La sala estaba a oscuras por lo que prendo las luces primero para después ir al baño.

Antes salir me fijo por mi pelo y sí, Lucca tenía razón tenía un desastre mi cabello, salgo del baño cerrando la puerta y camino rápido a la cocina, que también estaba a oscuras.

Abro la heladera buscando una botella de agua, cuando me enderezó me asusto al ver una figura entrando.

—Uh, perdón. —suelta Santiago.

Mi corazón se normaliza en latidos cuando se que es él.

Cierro la heladera y observo que solo estaba con una maya corta colgado de sus caderas y con la cara de dormido.

—No pasa nada. —sonrío nerviosa y él se queda en la puerta.

Hasta que me doy cuenta que quería abrir la heladera seguramente.

Así que me corro, el asiente y camina es donde salgo pero me freno bajo el marco de la cocina, para girarme y verlo.

Santiago saca una botella y me vuelve a mirar.

—¿Esta todo bien no? —me ánimo a preguntar.

Sosa asiente bajando un vaso y observo su espalda ancha por unos cortos segundos y vuelvo a mirarlo a la cara.

—Si lo decís por lo de la última vez, lo de Lucas... Ya fue. —dice como si nada y se carga un poco de agua.

Para tomarlo y recién mirarme.

—¿Bueno? —dudo y no se que decir.

—Pero... —dice serio dejando el vaso y me pongo dura—. Todavía tengo dudas de vos.

Mi sorpresa es evidente, levanto mis cejas.

—¿Ah sí? ¿Cuales? —frunzo mi ceño.

—¿En serio queres a Giuliano, no? —cuestiona y asiento antes de que siga—. Bueno, porque no quiero que ninguna piba le joda, el no es el típico chico que jode con las chicas por eso me molestaría mucho si vos...

—Amo a Giuli, no le haría eso, no soy de hacer esas cosas igual. Estando sola sí, puede que soy otra cosa pero si estoy en pareja lo respeto mucho y al rubio lo quiero mucho. —digo sincera—. Entiendo que seas desconfiado de mi, pero en serio, tenes que estar tranqui, no le voy a fallar.

Me gusta como me presta atención a cada palabra, hasta que asiente y me dedica una media sonrisa.

—Esta bien, Caro.

Y casi me pongo roja, me había dicho Caro, nunca lo escuche.

Así que suponía que estaba todo bien.

—Estaría bueno que nos llevemos bien, porque seguramente pase mucho tiempo por acá... ¿Si no te molesta, claro?

Él niega rápidamente y se sirve otro vaso de agua fresca.

—Esta más que bien, en serio.

—Gracias. —digo y lo miro para sincerarme—. Me deja muy tranquila, en serio. Ojala podemos ser como amigos. Perdón, si soy re confiazuda ya, pero a veces soy así....

Santiago por primera vez ríe y niega con la cabeza.

—Esperemos, igual sí, ya me caes bien. —dice y me alegra muchísimo.

—Buenísimo entonces. —digo y el asiente para tomar agua—. Me voy a dormir, descansa...

—Dale, vos también...

Por primera vez lo veo sincero, y pienso que fui muy cagona con él. Que hablando podíamos entendernos.

Salgo casi de prisa porque solo llevaba la parte de ropa interior de abajo, y no porque piense mal de Santiago, pero era hombre y tenía ojos.

Pero me detengo cuando chista así que me giro para mirarlo a la mitad de la cocina.

—La próxima decile a Giuliano que no haga mucho ruido, son las tres de la mañana. —dice reprimiendo media sonrisa.

Es donde me pongo rojisima.




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bueno pongo esa foto de santi pq si, además porque el hijo de su madre ni tiene fotos casi #harta.

espero que les guste💕

Duplex | Santiago Sosa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora