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capítulo diez

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capítulo diez.
“sensaciones ”


Carolina.

Dejo tres platos en la mesa y los cubiertos mientras que Giuliano sacaba la comida hecha que había comprado.

—¿No te bañaste? —pregunta.

Levanto mi cabeza y no sé bien qué decir pero niego y a lo lejos escuchamos los pasos de Santiago.

Bajo nuevamente la mirada para sacarle a Giuliano la bolsa de comida para que no se enfríe por el papel de la envoltura, trajo empanadas y milanesa con papás. Escucho como habla con Sosa del partido de anoche y yo solo trato de no mirarlo a la cara después de la situación de hace media hora maso.

—¿Papel no sacaste gorda? —pregunta el rubio, por lo cual levanto mi cabeza para mirarlo.

Los dos me estaban mirando por lo que me ponía más incómoda.

—Ehm, no, no encontré no sé si hay. —contesto insegura.

El rubio asiente, deja su celular en la mesa y se va a la cocina. Y el que queda parado en frente de la silla es Sosa en silencio.

—¿Caro? —habla y miro a Sosa, el tenía una media sonrisa—. Ya está eh, no pasó nada.

Dejo los cubiertos en cada plato y lo miro frunciendo mi ceño.

—Pense que estaba sola, disculpa. —digo y corri una silla de la mesa para sentarme.

—No es nada boluda. —dice y lo miro por esa palabra y veo como se sacudía el pelo húmedo todavía—. Tampoco es que me llegaste a ver algo...

¿Era necesario?

La vergüenza llega.

—Te lo digo porque te noto re incómoda. —expresa Santiago con una mueca.

Al parecer para el no fue nada y solo se divertía por como yo estaba actuando. Así me quedo mirándolo.

—Person, pero la paso muy mal. —me sincero y una sonrisa más de compromiso tira de mis labios—. No es por vos, si no que abrir y encontrar que un baño o algo me da mucha cosa y no es sólo con vos, me pasó muchas veces hasta con mi mamá y me agarra la misma vergüenza.

Santiago en vez de disimularlo se ríe y miro de reojo como Giuliano abría la heladera.

—Vos te reís y pensas que ya pasó pero eso a mí se me queda marcado, como todo lo que hago dejándome en vergüenza. —cuento con confianza.

Y lo miro mejor, me gustaba mucho la remera gris que llevaba, bueno en realidad, pensando la ropa que llevaba Sosa normalmente me gustaba, era más vivo, cosa que no pasaba con mi novio, que le gustaba lo más apretado y oscuro.

—Bueno perdón. —dice el con una mueca levantando sus manos como disculpándose, viro mis ojos porque esa disculpa no llega a sus ojos.

—¿Qué pasó?

Duplex | Santiago Sosa.Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang