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capítulo treinta y tres

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capítulo treinta y tres.
“un hecho.”

3 de diciembre.


—¿Ése no es Sosa? —pregunta Candela reconociendo a lo lejos al chico—. Vino por vos.

Carolina alarmada y sorprendida sigue la mirada de su amiga para encontrar en esa dirección a un Santiago no tan discreto de la vereda del frente sobre un árbol esperándola, en ese momento sus miradas se encuentran y la sonrisa del centrocampista se ensancha al ver la mirada de ella. Carolina nerviosa baja su mirada y mira a sus amigas tratando de explicar.

—No sé que hace acá... No sabía que iba a estar. —cuenta y se acerca para saludar a Candela con beso, igual a Soledad.

—Bueno, lo mejor va a ser que muchos no los vean, no cuando todavía no rompiste del todo con el rubio. —aconseja la chica.

Carolina asiente estando de acuerdo y con miedo otra vez, claro que lo sabía.

—Ya lo voy arreglar. —sentencia con una mini sonrisa para ver nuevamente a Santiago, entonces vuelve a ver a sus amigas para despedirse—. ¡Nos vemos mañana!

Cruza apresurada la calle para acercarse a Santiago quien caminaba al lado de la puerta del copiloto.

—¿Qué haces acá? —pregunta directa Carolina.

Santiago no cambia su humor, aprieta sus labios.

—Hola para vos también. —ironiza el chico.

La chica vira sus ojos para ver de nuevo a Santiago después de dar una vista que nadie realmente se detuvo a verlos.

—Sosa... —advierte la chica con su tono y dándole una mirada de reprobación.

Santiago termina riendo y asiente para señalar la puerta e indica:

—Subite.

Carolina termina subiendo al auto y Santiago enciende para salir de cercanías de la facultad.

—¿No me vas a decir a qué se viene esta sorpresa de venir a buscarme a la salida de la facultad? —pregunta mirándolo Carolina, hace una mueca—. Aunque me sorprende que sepas mis horarios cuando solo te lo dije una vez...

—Tengo memoria Caro. —contesta bromista Santiago para mirarla rápidamente y añadir—. Y no te voy a decir para que te busqué hasta que no me des un beso.

La seriedad de Carolina se rompe por primera vez para reírse y negar.

—Daleeee Santiago. —se queja mirándolo de perfil como el trataba de aguantar que se le escape una sonrisa ancha, como en ese momento le pasaba a ella.

—Te extrañé. —suelta sin más el sorprendiendo—. Sé que me dijiste que me ibas a avisar vos para vernos, pero también quería contarte y más bien era esto una excusa para venir a buscarte... Voy con el plantel a Madrid.

Duplex | Santiago Sosa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora