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capítulo veintinueve

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capítulo veintinueve.
“cambiando la página”

—¡Ay! ¿Se besaron? —chilla alto Cande como si fuera que tenía un megáfono en la boca y yo la quiero matar mas o menos—. ¡Que chuchis!

Sol la mira tentada y niega con su cabeza para mirarme a mi.

—¿Y que te dijo o dijiste después?

—Si, ¿Que te dijo? —pregunta Candela con una sonrisa grande para cambiar automáticamente su cara por una seria—. Bueno, no importa. ¿Cuando dejas a Giuliano?

Ya sabía que iban a preguntar eso.

—No es tan fácil. —digo sincera y ellas bufan haciendo sonidos.

—Dios, es obvio que está no lo va a dejar hasta Navidad. —se queja Soledad mirando a Candela como si fuera que yo no estoy.

—¿Pueden ponerse en mi lugar un segundo? —pido encarecidamente mirandolas—. No puedo dejarlo de la noche a la mañana e ir andando a los besos con Santiago. Además... No sé si realmente Sosa me quiere como algo más que besos, por más que me dijo que le pasan cosas conmigo no sé si eso se le va a ir cuando esté conmigo o si se cansa ¿Y después qué? Me da una patada en el culo y se va con la barbi de Candela, no sabemos que puede pasar.

Mis amigas se quedan en silencio, de alguna forma dándome la razón.

—Hablando de eso... —miro a mi amiga seria—. Empiezo a odiar ese nombre, por lo tanto me veré obligada a llamarte por tu segundo nombre, Ailín.

Candela no hace más que virar los ojos y levantarse del asiento de cemento para copiar su acción y empezar a caminar hasta la próxima clase del día que teníamos.

—Tomate tu tiempo. —me dice al caminar Soledad como la buen consejera de la tres que es—. Lo más importante ya lo sabes, no te pasa nada con Giuliano, te gusta Sosa, vos manejas cuando vas a dejar al rubio y la verdad admiro tu enorme corazón en pensar de no dejar de golpe   al tincho y no hacerle sufrir después de que te puso los cuernos, claramente no te merece.

Y pienso que recordarme que me puso los cuernos no era necesario, me hace caer en la realidad, porque era así y ya no tenía que me molestarme o mejor si, y con eso en la cabeza tener decidido cuando dejarlo.

Después de terminar mi día en la facultad reviso mis mensajes encontrándome con los de Giuliano, quién me pedía que le avisé cuando salía y que también le avisará cuando estaba cerca del departamento. Pero yo no pensaba ir, ya empezaba a crear alguna idea del por qué no ir. Porque de a poco tenía que empezar ¿No?

Cómo Sole a veces iba en el auto del papá, esta tarde también porque lo que ella se ofrecía a dejarme en casa y a Candela también, quién no vivía tan lejos, es decir todas vivíamos a unos 15 minutos de cada una, en auto obvio.

Duplex | Santiago Sosa.Where stories live. Discover now