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capítulo veinticinco

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capítulo veinticinco.
“de nuevo”


10 de noviembre.

Carolina saco el modo de avión después de horas para luego esperar que los datos se activaran, enseguida empezaron aparecer los miles mensajes y notificaciones. Entre ellos más de Candela, claro ellas habían quedado en algo hace dos días, pero Carolina simplemente lo evitó, razón por la que tuvo que apagar sus datos y demás.

Reviso rápidos los mensajes de su amiga preguntándole donde estaba, observo que Candela estaba en línea entonces pensaba en contestarla pero rápidamente dió su última vez, pensó que seguramente su amiga debía de estar furiosa y no se equivocó.

La llamada entrante de Candela ocupo su pantalla y observo la habitación vacía y solo la televisión prendida, no creía que podía darse cuenta de que algo pasaba así que atendió.

—¡HIJA DE MIL PUTA! —fue lo primero que soltó Candela—. ¡Hija de mil puta! ¡Te mandé miles de mensajes durante la mañana y el mediodía y no fuiste capaz de mandarme un HOLA!

—Dios, si, perdón Cande. —se disculpo apenada—. No grites, si, sé que quedamos pero me surgió un inconveniente.

—¡¿Cual!? —levanto la voz—. Carolina... ¡Andas re rara! Hace tres días nos estás evitando a mí y también a Sol, porque le pregunté. ¿Que te pasa?

Escuchar a su amiga así ya la hacía poner mal y culpable, sabía que era verdad, pero que no entenderían el por qué o mejor dicho si, pero no quería contarles.

—Mama estuvo esperando que vengas este mediodía. —se volvió a quejar su amiga.

—Pero si vos sabés que no me gusta ir a tu casa cuando hay clásicos. —bufo Carolina virando sus ojos—. Y este no es cualquier clásico, es la final y tú papá enloquece mal y si quiero ir a mirar el partido con un bostero tarado y gritón lo miro con papá nomás.

Aunque no se esperaba, Candela ríe por eso y olvida por un momento lo enojada que estaba con su amiga.

—Bueno si, tenés razón.

—Perdón, en serio. —nuevamente se disculpa incómoda Carolina.

—Ya está boluda, pero decime... ¿Que te pasa? —insiste preocupada—. No fuiste ayer a la facultad...

—Estoy bien, Cande.

—Ya sé que estás bien, quiero saber qué te pasa. ¿Por qué estás alejada? —pregunta queriendo saber realmente, el silencio de Carolina le hace pensar cualquiera y se le viene la idea—. Carolina, vos cuando te alejas así es porque te mandaste una cagada y no querés decirlo. ¡Así que soltalo!

La chica muerde sus labios cerrando sus ojos, mucho no iba a escapar de sus amigas y sus preguntas así que decide contarles.




Después del clásico fallido en la bombonera a causa de la lluvia torrencial, Santiago volvía al departamento siendo las ocho y media de la noche. Se había reunido temprano en la casa de unos de sus amigos para mirar juntos el partido, del que no pasó. Entonces volvió algo ilusionado que el día de mañana se pudiera jugar, también con la idea de que pueda hablar un poco con Carolina, cosa que no hacía hace dos días. Aunque sabiendo que al ver a su amigo, Giuliano le entraría la culpa logrando sentirse el peor amigo del mundo pero aún así trataba de disimularlo.

Duplex | Santiago Sosa.Where stories live. Discover now