XI

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Chan

Cuando ya estoy en casa me pongo a ordenar un poco y preparo mi comida.

Me siento en la mesa y me ilumina la luz de mi laptop que está frente a mí. Como en silencio mientras adelanto mis tareas de historia porque es la clase que más se me complica, sé que de matemáticas también hay mucho por hacer, pero como soy bueno en ello no me preocupa.

Cuando termino de comer, solo he avanzado una cuartilla de la redacción de tres hojas que debo hacer. Pero mi cabeza duele y con tal de perder tiempo me levanto a lavar los trastes que he ensuciado.

Cuando estos ya están limpios, secos y acomodados me hago a la idea de volver a ponerme manos a la obra con la tarea.
Sin embargo, un timbre de teléfono me detiene. Miro mi celular que marca en la pantalla una llamada de mi madre, le agradezco mentalmente porque ahora tendré que aplazar un poco más la tarea y le contesto.

—¿Chan? ¿Me oyes? ¿Me escuchas?

Me río porque mi mamá generalmente me causa gracia.

—Hola, mamá —contesto aún entre risas.

—Chan, es bueno escuchar tu voz de nuevo. —Su voz suena más dulce de lo normal.

—Qué dices mamá. —Vuelvo a reír—. Hablamos por última vez hace tres días.

—Sí, pero yo estaba acostumbrada a hablar con mi hijo a diario —me recrimina y puedo escuchar el enfado en su voz.

—Mamá: uno, Chan: cero —digo imitando la voz de marcador para aligerar el ambiente porque no quiero pelear de nuevo.

Mi madre ríe ligeramente pero después se mantiene en silencio.

—Hijo, ¿aún crees que es la mejor decisión? —Su voz suena preocupada—. Es decir, allá es tan diferente y nuevo... ¿Sabes que si no funciona siempre puedes volver, verdad?

—Sí mamá, lo sé. Y no te preocupes, esto es lo correcto. Trabajé 7 años por esto, sabes que esta universidad es mi sueño.

—Sí tú lo dices —su voz se oye cansada y no muy convencida—. Tu padre y tu hermano te mandan saludos. —Se escuchan ruidos de trastes al otro lado de la línea, por lo que puedo suponer que está cocinando.

—Gracias, mamá y salúdalos de mi parte también, por favor. —Intento cortar la charla para dejarla continuar con lo suyo y por menos que me agrade la idea, continuar yo con mi tarea. 

—Lo haré. Cuídate y hablamos después. —Su voz se apaga un poco.

—Sí, mamá. —Corto la llama.

Dejo mi celular a un lado, conecto los auriculares a la computadora pongo música y me preparo para continuar con la tortura de la tarea de historia.

**

Minho

El miércoles por la mañana me encuentro ya en la mesa al fondo del aula cuando entra Lara y se sienta una vez más al centro. Ella ni siquiera me mira ahora.

Minutos después de ella entra Chan, hoy lleva una sudadera negra y trae el cabello más ordenado de lo normal.
Se encamina por el aula y entonces toma asiento al lado de Lara.

Me quedó quieto, ahí sentado en mi lugar, sin comprender.

¿Pero qué esperaba? ¿Qué por mi estúpida disculpa él dejaría a su novia y se sentaría conmigo?
¿Quién es el patético ahora, Minho? Me dice mi subconsciente y quiero darme contra la pared.

Durante todas las clases del día y también durante el desayuno en la cafetería las cosas están exactamente igual que las semanas pasadas. Chan ya se encontraba sentado en la cafetería con sus amigos. Y Changbin, Felix y yo habíamos tenido que tomar asiento en otra.

Y ahora comienzo a cuestionarme si pedir disculpas fue lo correcto o simplemente quedé como un estúpido.

Cuando ya han acabado las clases del día me dirijo al metro y vuelvo a casa, estoy un poco decaído por la reacción de Chan. Y ni siquiera entiendo porqué.

**

Cuando entro al departamento no veo señales de Changbin o Felix.

—¿Hay alguien en casa? - pregunto y sé que suena estúpido, pero prefiero prevenir.

Desde aquella vez que di por hecho que no había nadie en casa y entré al cuarto de Changbin sin permiso para verificar que no estaba, me llevé una gran sorpresa. Una que me traumó y por eso mismo no pude mirar a Changbin o a Felix a la cara en un mes.

Aquella vez los enamorados habían olvidado poner seguro a la puerta del cuarto del pelinegro y al abrir la puerta me encontré con un Felix arrodillado frente a Changbin haciéndole una manada. La verdad es que no recuerdo a detalle porque tanta fue mi impresión que tan pronto como entré a aquella habitación, salté fuera azotando la puerta y después me encerré en mi cuarto.

Nadie me contesta por lo que puedo dar por hecho que tengo casa sola. Hoy lamentablemente me toca hacer limpieza, y como no hay nadie más en casa me permito poner música y cantar a todo pulmón.
Aunque creo que mi voz es un asco no me importa porque lo hago con pasión y para mí eso es lo que cuenta.

Cuando 3rd Eye se reproduce tomo una cuchara que estaba enjuagando y canto hasta que mis pulmones se quedan sin aire. Cuando termina, dejó la cuchara en el escurridor y me giro para limpiar la mesa, pero paro en seco cuando noto tres pares de ojos sobre mí.

—Él no canta mal, Changbin. Me mentiste —dice el rubio. Y juro que siento mi cara explotar, porque más allá de que Changbin o Felix me vieran y escucharan, el tercer par de ojos es el que me causa vergüenza mirar.

—Entonces... —comienza Changbin—. Invitamos a Chan a comer.

Y yo no puedo hacer más que asentir y agachar la mirada.




Ya sé que es raro que ponga a Minho cantando una canción de skz como si fuera de alguien más xd, pero pues, ¿qué les puedo decir? Simplemente amo el sentimiento que le pone al cantarla.

Baby Boy ✓ MinChan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora