XXXVI

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Chan

El viernes me despierto temprano, estoy bastante nervioso por el día que me espera.
La verdad es que desde lo que pasó el martes en la noche no he estado tranquilo.

Esa noche fue como un sueño, sigo recordando cada cosa que sucedió y hace que mis pelos se pongan de punta. Lamentablemente el miércoles no pude hablar con Minho, él técnicamente salió corriendo de mi departamento. Y quiero creer que fue porque le apenó que Chris nos encontrara y no porque se arrepintió de lo que pasó.

Sin embargo, el hecho de que él tampoco me haya mensajeado desde aquél día hace que la segunda opción sea más viable. Por mi parte no lo hice dado que el miércoles tuve que atender la visita de Chris y tomar unas llamadas con mis padres, y el jueves me dediqué a pensar qué sería lo siguiente que haría y pedí algunos consejos a Lara.

Pero ya sé qué haré, por suerte mi amiga me ayudó con ello. Así que hago el primer movimiento del plan.

CHAN
Hola, Minho.

CHAN
¿Podemos vernos? ¿Para
hablar?

Escribo torpemente los mensajes y la respuesta tarda unos minutos en llegar.

BABY BOY
Hola. Claro, creo que
eso estaría bien.

Le mando un mensajes más acordando dónde nos veríamos y la hora. Y mi corazón se vuelve a agitar y rezo para que todo salga bien.

**

Para las 7:30 estoy mandando mensajes a Lara como loco. Minho y yo habíamos quedado en reunirnos a las siete y ya había pasado media hora. ¿Y si él no viene?
¿Y si en efecto se arrepiente de aquello, pero no quiere decírmelo para no afectarme?

En sus mensajes Lara dice que me tranquilice, que él no ha de tardar en llegar, pero los nervios me juegan una mala pasada.

Estoy por arrancarme los cabellos por la desesperación, cuando por la puerta entra el chico que ahora ocupa todos y cada uno de mis pensamientos.

Por suerte, al igual que yo él va bastante informal con su ropa. Minho a mis ojos es hermoso así, con unos simples jeans y una camisa de blanca.

Por un momento se detiene en seco. Da una buena mirada al lugar y no lo culpo, la verdad es que es bastante impresionante. Nos encontramos en un lugar espacioso, parece un jardín. Con el pasto recortado, algunos árboles, arbustos, plantas y flores muy bien cuidados esparcidos por todos lados. El lugar tiene una pinta primaveral impresionante.

Este al parecer es un salón de fiestas de los padres de Lara, donde festejan sobre todo reuniones relacionadas a su empresa. Por suerte mi amiga ofreció el lugar exclusivamente para Minho y para mí.

Dado que el lugar es bastante grande, solo utilizamos el lugar más cercano a la puerta para montar mi sorpresa.
Minho deja de mirar el lugar y finalmente detiene su vista en donde me encuentro. Mira sorprendido la mesa con mantel, donde puse una par de copas, y demás utensilios para una cena. También hay varias velas, que gracias al cielo no se apagan, y una botella de vino.

Y después me mira a mí, en sus ojos hay un pequeño destello como si no esperase aquello.

—Yo... Mmm. —Mi boca se hace un lío y se me dificulta pensar con claridad—. Adelante.

Él asiente y camina hacia la mesa pero antes de que llegue a la silla me acerco y la aparto para él. Aquello roba una sonrisita de sus labios y eso no hace más que hacerme sonreír de igual manera. Toma asiento y después yo lo imito en el otro lado de la mesa.
Al principio nos quedamos así, en silencio y mirándonos de vez en cuando.

—¿Chan qué es esto? —Minho habla—. No me malinterpretes, es hermoso. Pero creí que iríamos a un café o algo así, no entiendo de qué va esto.

—¿De verdad? —Frunzo el ceño—. ¿No es bastante obvio?

—Pues no —dice él—. Ya sabes, después de lo que pasó aquella noche —se sonroja—, no me mensajeaste. Creí que, que ibas a terminar con esto.

Me sorprendo al darme cuenta que en cierto modo él tenía los mismos presentimientos que yo.

—¿Estás loco?¿Terminar con esto? —Le sonrío—. Oh cariño, esto apenas comienza.

Él me devuelve la sonrisa, pero después aparta la mirada.

—¿Qué pasa? —pregunto esperando no haber dicho algo mal.

—Yo... ¿Por qué yo, Chan? —me dice muy serio, casi triste.

Lo miro sin comprender y él se da cuenta, por lo que explica:

—Mírame —vuelve a hablar, esta vez su voz es casi un susurro—, no soy lo que buscas en un chico.

—¿Te refieres a lo de Peter? —Él asiente—. Eso, eso fue una estupidez de mi parte. En el momento tenía miedo de que descubrieras que me gustabas, porque no sabía si sería correspondido.

El me mira de nuevo y una sonrisa débil juguetea en sus labios.

—Pero tú, Minho, eres exactamente todo lo que quiero en un chico, no te puedo explicar con claridad por qué. La verdad ni siquiera yo termino de comprenderlo, pero así es. ¿Ese sentimiento es correspondido?

Por unos momentos pienso que el saldrá corriendo sin responder y mis miedos se hacen presentes.

—Sí. Lo es. —Me sonríe y sus ojos están brillosos.

No puedo evitar sentir una corriente de felicidad por el cuerpo, que se concentra en la enorme sonrisa que tengo. Entonces Minho vuelve a hacer aquello que me sorprendió tanto la primera vez, pone su dedo índice derecho en mi mejilla, en mi hoyuelo.

Me sonríe tímidamente y antes de que se aparte le tomo la mano. Le doy un rápido beso en ella y entrelazo nuestros dedos, nuestras manos parecen encajar a la perfección.

—¿Me permitirías una pieza? —digo con tono galán.

Él me mira sorprendido y por un momento espero que la genial idea de Lara no me esté dejando como un idiota.

—Solo bailo cuando estoy solo —le doy una incrédula recordando el día de la fiesta—, y además no hay música.

—Eso no es problema. —Saco mi celular y busco una pista al azar, pero que esté a la altura de la ocasión—. ¿Ves? No te puedes escapar de mí.

Me levanto sin soltarlo y de mala gana, pero con una sonrisa, él lo hace también. Se acerca a mí y yo hago lo propio.
Cuando menos me doy cuenta estamos muy cerca, Minho lleva sus manos a mis hombros y yo pongo las mías en su cintura.

—Es que no me quiero escapar de ti... —me dice en el oído y yo tiemblo.

Junto nuestras narices y rozo nuestros labios.

—Entonces no lo hagas —digo con un suspiro—. ¿Minho, quieres... quieres ser mi novio? —Lo observo fijamente esperando su respuesta.

—¿Siquiera hay duda? —Me sonríe y me da un rápido beso en los labios—. Claro que sí, tonto.

Todo mi cuerpo se llena de una sensación calida, la felicidad emana por cada uno de mis poros y no puedo evitar lanzarme a sus labios en un beso más profundo y apasionado. Quiero que con este beso sea capaz de notar mis sentimientos y lo agradecido que estoy porque es lo suficientemente valiente como para aceptar esta relación en un mundo donde muchas veces amar sigue siendo mal visto.

Baby Boy ✓ MinChan Where stories live. Discover now