Capítulo 7: Balto

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Sam.

—¿Tienen en mente algún sospechoso? Puede ser alguien que estuviese resentido o se beneficiaría de la situacion. –El padre de Liam había sido uno de los primeros hombres en llegar a mi casa cuando mi hermano había llamado a la estación. Ahora estaba plantado delante de mí con un pulido traje que le hacía sobresalir como el de más alto rango en el lugar. Su hijo también había venido un par de minutos después a causa del escándalo de sirenas, pero a petición de su padre se marchó en poco tiempo.

Había permanecido sentada en las escaleras de enfrente mientras que un escuadrón completo de hombres uniformados revisaban la casa y sus alrededores, como si en serio quien sea que entró pudiese estar aquí todavía. Nadie es tan idiota.

En lo que iba de la noche muchas teorías habían caído sobre la mesa. Este caso comenzaba a ser un rompecabezas dónde ninguna de las piezas estaba puesta.

Alguien me había hecho llegar una taza de té a mi manos y Jack no se apartaba un solo segundo de mi costado. Nunca me había parecido tanto mi hermano mayor como durante esos instantes.

Los policías que marchaban a nuestro alrededor comentaban frases como:

—No ha sido un robo.—

—Habia estudiado la situación.—

—Ha sido muy cuidadoso. No debe ser un novato. —

—Posible intento de secuestro.—

Papá me apretó el hombro, no se había quitado de encima de mí desde que puso un pie en la casa. —Sabes que soy un hombre influyente, Mark. La lista de personas que conozco que quieren sacar su tajada de mi dinero ya de por sí es muy larga como para pensar en el lado que desconozco.

—Tiene que haber una persona, alguien que están pasando por alt...

Papá suspiró, estaba segura que ambos teníamos un nombre fijo en nuestra cabeza, y todavía más luego de haber visto las cintas de seguridad. —Luka. –A penas y había alzado la voz.

—oOo—

Quisiera poder decir que ya no estoy alterada, que la idea de alguien irrumpiendo en mi casa por Dios sabe cuál motivo, no me asusta, siquiera me inquieta. Pero lo cierto es que desde esa noche, mi paranoia se ha vuelto más efervescente que los Gremlins al tocar agua.

Y lo peor de todo era que el delincuente, quien haya sido, salió impune al final.

Los oficiales dijeron que Luka tenía una buena coartada, con testigos y cámaras que lo avalaron. No obstante, yo sigo convencida que fue él quien lo hizo, y tuvo que librársela de algún modo. ¿Sino quién más pudo ser? ¿Un ladrón? Eso quisiera, porque dentro de lo malo, la perspectiva de un hombre entrando a robar, suena infinitamente preferible a la de otro entrando a descuartizarme.

Cuando los buenos polis llegaron a la propiedad, solo vieron la silueta de un sujeto corriendo hacia el patio de al lado, pero acabaron perdiéndolo. No fue grande mi sorpresa cuando me enteré que encontraron la puerta trasera abierta, la puerta de mi alcoba llena de abolladuras y cristales rotos en el suelo provenientes del antiguo jarrón de la mesita del pasillo. Si hubiesen aparecido un poco más tarde, quién sabría lo que pudo haber pasado.

No fue hasta unos veinte minutos luego de que la patrulla de policía llegase en mi rescate, que papá se dignó en presentarse, y muy bien acompañado por una mujer esbelta y rubia, que me enteré, es su novia Susan.

Más que mosqueada, estoy un poco herida. Soy consciente de que mi papá todavía es un hombre joven y tiene derecho a rehacer su vida, y que tampoco podía adivinar que precisamente la noche en que decidió darse una pequeña escapada, alguien intentaría irrumpir en su casa con su hija presente. Sin embargo, de todos modos no logro perdonarle que no haya contestado el teléfono por andar con una mujer. Todo este maldito embrollo comenzó hace nueve años precisamente por él andar con una mujer.

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