Capítulo 17: Tareas pendientes

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Sam.

Era hora de volver al instituto.

No me encantaba demasiado la idea, pero ya debía de salir de mi coma emocional o nunca lo podría hacer. Al fin y al cabo, la vida siempre se encaprichará en lanzarte mierda en la cara, en ti estará el continuar o estancarte. Y yo he decido seguir adelante.

Lo sé, es un cambio radical. Ni yo misma conozco la fuente de tanta madurez y valentía, simplemente me levanté esta mañana, me di una ducha fría y me dije que hoy era el día de despertar después de tanto tiempo. Puede que la insistencia de Tif también tuviese algo que ver.

Después de arreglarme y ordenar mi mochila, bajé al comedor. Allí se encontraba toda mi familia ya sentada en la mesa, esperándome; podría jurar, que a más de uno se le desencajó la mandíbula a penas verme.

Jack tosió. —¿Por qué tan arreglada? –Imagino que se refiere a que no bajé en pijama.

Me elevé de hombros, tratando, inútilmente, de quitarle importancia a la situación. Al único que parecía darle igual todo el asunto era a Cam. —Iré al instituto.

Vicky aplaudió. —¡Qué bien, Sam! Ya era hora que te animaras. Extrañaba verte en uniforme.

—¡Así es! –Concordó Jack. —Comenzaba a creer que preferías la educación en casa.

Le sonreí a los dos. Victoria siempre es así de dulce y positiva, supongo que eso fue lo que terminó de conquistar a mi hermano.

Tomé asiento al lado de papá, y comencé a servirme un poco de revoltillo en el plato que estaba dispuesto para mí. Quería que todo se tornase tan rutinario como fuese posible. —Jack, ¿me pasas el jugo, por favor? –Pedí, extendiendo la mano y recibiendo mi pedido.

Vertí un poco de líquido en un vaso que me facilitó mi hermoso sobrino. Tomé una tostada, le agregué mantequilla y le di un gran mordisco. Todos continuaron su desayuno como habitualmente, excepto una persona que había estado muy callada desde que bajé.

Observé a papá y su gesto contraído, no parecía tan feliz con la idea como había pensado que estaría. —¿Te parece bien? –Pregunté.

Lanzó un suspiro casi imperceptible y bajó los cubiertos a su plato. —Tenías que ir tarde o temprano. Todos los sabíamos desde que no conseguí lo de tu traslado. –Dijo, resignado. —Me hubiera gustado que fuese más tarde que temprano, hija. ¿Estás segura de estar lista? Puedes quedarte más tiempo si lo necesitas.

Ahí estaba su instinto de padre sobreprotector. Se comportó así durante mucho tiempo luego de lo ocurrido con Luka en la alberca, quiere protegerme del mundo encerrándome en una cajita de cristal, en este caso, nuestra casa. Y no lo culpo, pero tengo que aprender a afrontar mis problemas, no a huir de ellos.

Asentí. —Estaré bien, papá.

No se veía del todo convencido, pero sabía que lo dejaría estar.

Cam se cruzó de brazos sobre la mesa. —Mami. –Su vocecita estaba llena de reproche. —¿Por qué cuando la tía Sam quiere ir a su escuela le dicen que se quede y a mí me obligan a ir siempre? No es justo.

Rompí a reír con Jack.

Victoria negó con la cabeza. —No digas eso, Cam.

—oOo—

Cami, Lin y yo habíamos salido de clases directo a la cancha de fut, en compañía, claro, de la multitud de estudiantes que me aplastaban en el pasillo.

Sinceramente no entendía porqué la gente parecía tener tanto espíritu deportivo cuando nuestro equipo era un asco. Y no, no es ser aguafiestas, no cuando el equipo ha perdido casi todos los juegos de la temporada.

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