( T W D ) Carl Grimes

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Narra Carl:
Aquella chica nueva en el grupo me daba mala espina. Sobre todo porque siempre que tenía oportunidad de escapar de Alexandria regresaba al día siguiente con la excusa de que un tipo acecha la comunidad. Cosa que a veces, todos creían, todos excepto yo. Simplemente la fulmino con la mirada y me alejo lo más posible. Incluso Enid ha llegado a decir que es una tipa bastante agradable, cosa que me provoca reír amargamente.

Quizá sea alguien duro con ella pero... Como dije, me da mala espina y no confío en ella.

Entonces. Un día como cualquier otro, vamos por provisiones. Las tiendas ya no nos bastan, así que hemos decidido ir a un centro comercial. El otoño se acerca, necesitamos municiones de igual manera y queda poca comida en la comunidad. Se puede decir que ahora la gente depende de nosotros. Alisto mi mochila con todo lo necesario, alguien se posa en el marco de la puerta. Alzo la mirada. Es ella.

Se nota un tanto pálida, tiene unas leves ojeras, suda en frío y trae una venda en el antebrazo. Cosa que no se lo vi ayer, yo ni nadie del grupo. Se ve aparte deshidratada.

— Tu padre pregunta que si ya estás listo — habla con dificultad —.

— Si, dile que enseguida voy — respondo seco, se va como si le faltarán fuerzas. Es extraña —.

Termino, cuelgo mi mochila en los hombros. Salgo de mi cuarto, paso por el de mi pequeña hermana y me despido de ella besando una de sus regordetas mejillas. Estando en la sala encuentro al grupo reunido, el centro de atención es esa castaña. Sostiene una píldoras en una mano y un vaso con agua en la otra.

— ¿Estás segura de acompañarnos? — le pregunta mi padre —.

— Si. No hay de qué preocuparse. Debemos irnos — responde, se toma las píldoras y da un gran trago al vaso. Se levanta, toma una sudadera, un chaleco y por último su mochila —.

(...)

En el camino noto que ella no se ve y no se siente bien. Porque de vez en cuando se tambalea y tropieza, dedujo a que probablemente recibió alguna herida de bala o algo parecido, pero estar infectada es lo mínimo. Y si, lo he visto: se defiende estupendamente. Es hábil e inteprida.

Continuamos con nuestro camino, sin embargo, de un momento a otro se detiene y comienza a tener reacciones de querer vomitar. De un momento a otro se aleja, la acompaña Michonne y Maggie. Sólo la escucho vomitar, lo ignoro hasta que termina. Todos parecen estar preocupados, sobre todo mi padre quien sí lo está.

— ¿Te encuentras bien? Todavía estamos cerca de Alexandria, puedes regresar si quieres — le sugiere Maggie —.

— No... Debo seguir. Quiero seguir — asegura testaruda —.

— ¿Segura? — cuestiona Michonne —.

— Segura — afirma —.

(...)

Llegamos finalmente al centro comercial, como es de costumbre nos separamos en grupos. Me tocó con ella como dúo, no me opongo. Es más, hasta le advierto qué es lo que puede y no hacer mientras esté conmigo. Tomamos un rumbo alternativo al de los adultos, simplemente sigo mi instinto.

Prácticamente estoy vagando, aunque tengo la vista muy en alto y ante todo estar alertado.

Veo de reojo las tiendas que nos rodean, claramente están cerradas o bloqueadas. Alumbro con mi linterna, en la cual posa mi muñeca con el arma recargada con su correspondido silenciador. Un leve sonido hace que se me erice la piel, volteo. _______ acaba de chocar con algo.

▶ Imagine One Shots ◀Where stories live. Discover now