( I T ) Stanley Uris

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El de rizos y tú se odian mutuamente. Ambos tienen sus razones y es incomprensible que ambos estén en el Club de Los Perdedores (hasta al resto de las personas se les hace incoherente), Bill (siendo el líder de la pandilla) trata de solucionar sus conflictos que no dan resultado alguno (y por más que recibe ayuda del pecoso de Eddie) no lo logra.

Entonces llegó un momento en que la pelirroja sugirió que discutieran (pacíficamente) sus diferencias. Así que los solicitó en un parque cerca de la plaza; el resto del Club iría.

Una vez llegando todos esperaron a Stanley (evidentemente él no quería venir, era más por obligación que por gusto). El sol, más ardiente que nunca molestaba a los adolescentes, estos esperaban y Richie comenzaba a molestarse — ¡Demonios! En este momento ya hubiese superado mi récord en Streat Fighter... De no ser por este par — musita —. Nadie te obligó a venir ¿o si? — masculla Eddie —. No tenía otra cosa qué hacer. Era venir o espiar a tu madre en tanga — repuso. Finalmente después de veinte minutos llegó Stanley, todos lo miraron con mala cara (especialmente tú), este desconcertado soltó un típico —. ¿Qué? — a lo que todos negaron con sarcasmo. Estando de una vez ya todos reunidos, la ronda de preguntas comenzó —.

— Bien Stanley... Eres el primero — avisa Beverly —. ¿Por qué odias a ______? —.

— ¿No es obvio? Es molesta e irritante — dice lógico —.

— ¿Disculpa? Niño que le teme a los cuadros de pintura — dijiste —.

— ¡Oh, miren quién habla! La que siempre le salva el trasero a todo mundo y nadie la ayuda — se levanta de su asiento autoritario —.

— Al menos yo no soy cobarde como para no dar la cara al pedazo de mierda de Henry —  te levantaste conteniendo tu ira —.

— Podrás ser valiente y yo un cobarde, pero por lo menos no me dejó golpear por Greta — da un paso al frente —.

— Y yo no soy un marica que sigue las reglas de un padre imbécil — das dos pasos al frente, ahora lo único que los separa es un metro de distancia —.

— OK chicos, antes de que esto termine feo y probablemente se queden con una marca permanente, ¿por qué realmente se odian? — cuestiona Eddie —.

Recuperas aliento, tratas de relajar te y estás dispuesta a contar la verdad mientras que recibes una mirada de Stan diciendo “ No te atrevas ”.

— Él era mi novio — asimilaste dejando a todos boquiabiertos —.  Lo era a no ser por culpa de Greta... Stan me engañó con la más zorra de todas las chicas de la escuela — ahora los chicos miran al de rulos esperando respuesta, con el ceño fruncido y curiosos —.

— No te engañé, ¿cuántas veces te lo voy a decir? — dice entre dientes —.

— ¡Me engañaste con ella, no lo niegues! ¡Te vi el día de la feria besándote con ella y no te importó que ese día estuviese mal por tu culpa! — musitas y Bill asiente (pues él te estuvo consolando cuando ningún otro de los perdedores pudo hacerlo) —.

— ¡Ella me besó! —.

— Demonios, ya no sé qué creer — habla Mike en un susurro que es audible —.

— Lo mismo digo — lo apoya Ben —.

— ¡Ella fue quién me invitó a la feria! ¡Me besó y me obligó a que estuviese con ella! —.

— Y tú cómo cualquier perro domesticado lo hiciste... — suspiras —. Eres un idiota —.

— ¡Ya basta! ¡¿Cuándo vas a creerme?! —.

— ¡Cuando digas la maldita verdad! —.

— ¿Alguien quiere un helado? — pregunta Richie en el peor momento —. Yo invito... ¿enserio? ¿Nadie va a querer uno? —.

— Richie — lo llama Kaspbrack —.

¿Si? —.

— Cierra la boca —.

¡Te estoy diciendo la verdad, créeme! ¡¿Esa es la maldita confianza que me tenías?! — insiste Stan —.

—...

— ¡Responde! —.

— Creo que ya todos sabemos la respuesta — susurra Richie, vuelve a callarse y consigo se lleva miradas incrédulas —.

— ¡Contesta! —.

— ¡No! — gritaste manteniendo tus párpados cerrados. Pues en ese momento recordaste aquel día en el que realmente te sentías, mal... Volviste a tener esa sensación, sólo que más fuerte y con un vacío en el pecho muy profundo —. ¡Yo te tenía mucha confianza! — lágrimas traicioneras resbalan por tus mejillas —. ¡Yo te amaba y me dolió verte con ella! — Stan corta la distancia, mantiene sus manos a ambos costados de tus brazos —. Tenía miedo a perderte... A que me olvidaras y me dejaras por alguien más — todos Los Perdedores miraron la escena tan cliché que estaba pasando, Richie parecía que se trata de una buena película, Eddie sin comprender lo que sucede, Beverly realmente feliz por que se están reconciliando, Ben junto con Mike procesando todo y Bill... Fingiendo una sonrisa al ver que la chica que tanto ha amado desde que Georgie desapareció estará de regreso con el de rulos —.

— Tú no me perderás — asegura, para tomar tu mentón y tú rostro con ambas manos, atrayendo te a sus labios y besándote fugazmente. Todos miran la escena con ternura (excepto Richie que piensa en lo cursi que están siendo ahora, Eddie imaginándose las miles de bacterias que están compartiendo y Bill con el corazón en la mano que lo estruja sin querer... Te ha perdido) —.

Al separarse. Te das cuenta que Stan es nuevamente tuyo, Los Perdedores están felices y deciden celebrar a comprar un helado.

Bill mira tu dulce sonrisa, la cual se la regalas al de rulos. Ben se posiciona a un lado suyo.

— ¿Estás decaído? La amas ¿no es así? — el tartaja asiente ante su pregunta —.

Pe-Pero a-ahora es fe-feliz... Aunque n-no sea con-conmigo — suspira y Ben palmea su hombro —.

▶ Imagine One Shots ◀Where stories live. Discover now