( I T ) Eddie Kaspbrack

3K 128 17
                                    

Narrador Omnisciente:

Edd’s siempre supo que tú gustabas de él, por lo que decidió tomarte más en cuenta las veces en las que él, tú y el resto de los Perdedores salieran a explorar el pequeño pueblo en el que vivían. Así que optó por dar la iniciativa, cabe mencionar que si bien no le gustas, por lo menos tiene el interés de estar más cerca de tí.

(...)

Richie y tú caminaban por las calles del pueblo para llegar al parque que se encuentra en el centro del pueblo, ahí los esperaban el resto del Club... El bocazas decidió rodear tus hombros con su brazo, te apegó a su cuerpo y continuaron caminando mientras hablaban de lo que a tí te gusta.

No sabías muy bien por qué, pero lo que quería Richie era provocar siertos celos en Eddie cuando los viera llegar a dicho lugar.

— ¿Hay alguien que te gusta, borreguita? — te apodó así por que el primer día de clases (después del verano), te presentaste con el cabello alborotado (tan sólo querías experimentar un nuevo look) y este en clase de literatura te molestó con quien parecias a un borrego y desde ese día no deja de llamarte así —.

— La verdad... Puede que así sea — confesaste —.

— ¿Se puede saber quién es el afortunado? — sonreíste de lado —.

— No puedo. Eres tan capaz de decirle que me gusta — dijiste —.

— Con indirectas y todo eso — prosiguió por ti —. ¿Es alguien que yo conozca? — fue ahí que te tragaste tus plabras y comenzaste a tartamudear —. Adivinaré... ¿Es Billy verdad? — no pronunciaste nada —. Mira si es él dejame decirte que le pertenece a Beverly — te mantienes en silencio todavía —. ¿Es Stan? Sabes que su religión se lo prohíbe, al parecer te gusta la mala vida — musitó tratando de hacerte sonreír, sin embargo hasta se puso más serio de lo normal —. No creo que sea Mike, tampoco Ben, entonces... — suspira en asombroso —. ¡¿Eddie?! ¡¿Te gusta...?! —.

— ¡Calla te! — respondiste —. No quiero que lo sepa, además no va a aceptar me. Él no es alguien empalagoso ni mucho menos le interesa andar con alguna chica —.

— Eres tan nueva para estar en el Club borreguita — sonríe de oreja a oreja —. Pero quizá te dé un empujón para que Edd’s te note — sin haberte dado cuenta ya habían llegado al parque, el bocazad te besó fugazmente la mejilla enfrente de todos los chicos. Stan sólo hizo una mueca, Beverly sonrió discretamente, Bill se quedó con su semblante serio al igual que Mike y Ben, Eddie desvió su vista y rompió el silencio —.

— Si, fue un beso, no es gran cosa — excusó con un tono de sarcasmo —.

(...)

Estando en el ático de una casa abandonada, ahí se quedaron entretenidos leyendo unos cómics, Richie se balanceaba en un camastro mientras que el resto se acomodaban en la empolvada madera. Beverly y Bill se sentaron juntos y conversaban, Ben, Mike e Stan decidieron explorar la casa, mientras que Eddie se tomaba sus píldoras y controlaba sus alergias.

— ¡Hey! Borreguita — te llamó el bocazas —. Ven, sienta te conmigo — Edd’s observa la escena, tú accedes. Te acomodas entre las piernas de tu amigo, recuestas tu espalda sobre el pecho de este y leen la historieta juntos —. Eddie está que se lo carga el diablo — susurró en tu oído, Bev y el tartaja los miran (la pelirroja vuelve a sonreír, esta se acomoda en el hombro de su amigo quien se sonroja)  —.

(...)

Al salir de la casa, vas a la par de Richie, con sus tonterías y su humor negro te saca carcajadas al igual que una que otra sonrisa. El Club de Los Perdedores han estado hablando de ustedes todo el tiempo cuando se alejan. En este caso van un tanto apartados y es ahí que aprovechan la oportunidad para criticar.

— Me parece que Richie y ______ están saliendo — musita Mike —.

— Se nota a millas que tienen química — dice Ben —.

— Serían una linda pareja — admitió Beverly —.

— ¿_______ saliendo con Richie? Se me es difícil de creer — respondió arrogante el de rulos —.

— P-Por l-lo me-menos se lle-llevaran bi-bien. Son m-muy u-unidos — dijo Bill —.

Ante estos comentarios, Eddie no podía soportar sentir un poco de celos, pues la idea de que Richie consiguiera a alguien tan leal como tú, atenta, amable, honesta y bondadosa le desesperaba, « No te merece », pensaba.

— ¿Quieren callarse? Sólo empeoran las cosas — pronunció en voz alta el pecoso. Y enseguida apretó la mandíbula, se maldijo a sí mismo —.

— Espera... ¿A tí te gusta _____, verdad? — cuestionó Beverly sin dejar de mantener una sonrisa burlona —.

— ¡¿Qué?! ¡No! Para nada. Ella y yo somos como el agua y el aceite, no se mezcla. Y... Y ni nos llevamos tan bien — el resto de los Perdedores no sabían si creerle o no, sólo se quedaron con la idea de que tenía celos —.

Ahora, Richie y tú se encontraban en una laguna, pues sus amigos se quedaron un buen rato conversando. El bocazas sostuvo tu mano, pero no había nadie, no estaba Eddie como para provocarle celos, algo malo presentías. Viste que se quitó sus gafas, las guardó y se acomodó para quedar frente a frente.

— Esta va a ser la única vez que me verás serio — sonrió nervioso —. Borreguita... ¿Quisieras ser parte de mi corral? — reíste por lo bajo —.

— Richie no entiendo — mantienes una sonrisa. Este se acercó aún más, acarició tus mejillas, sus labios rozan, la respiración se mezcla, hacen contacto visual, y hay contacto. Se besan, uno lento. Richie te atrae más hacía a ti, a tal momento que quedas encima de él. Quieres seguir pero sabes que está mal, tú amas a Eddie... Quieres a ese enano frío, calculador y pretensioso... Te alejas, volviendo a sentarte, el bocazas se ve decepcionado y triste —. Sabes que... —.

— Te gusta Eddie — masculla pesado —. Por lo menos me gustó besarte y tenerte cerca. Fue como estar siete minutos en el cielo, que duraron una eternidad y agradezco eso — se pone de pie, te extiende su mano —. Ahora ve por él, dile lo que sientes y si no funciona... Aquí me tienes —.

— No jugaré con tus sentimientos... —.

— Sé que no lo harás — tomas su mano, te levanta y te envuelve en sus brazos —. Te quiero —.

— Y yo a ti — Eddie había visto todo, desde que conversaron, se besaron y hasta ahora. La gravedad de las cosas lo delató y salió de su escondite —.

— Hay pájaros en el alambre — susurró, te apartó —. ¡Espera! ¡Eddie! —.

— Beep, beep Richie — dijiste —.

— Ve tras él... Corre — suspiraste, le diste un beso en su mejilla y fuiste tras el pecoso —.

Las bicis de Los Perdedores aún permanecían aunque los dueños estaban en otra parte, pero Eddie se refugió en la casa abandonada... No sabía por qué le molestó y le dolió el pecho cuando los vio besarse, incluso quería llorar.

Y unos pasos lo alarmaron. Los tuyos.

— ¡¿Eddie?! ¡¿Estás aquí?! — se removió de su lugar, se aferró a sus piernas y trató de calmarse —. Eddie puedo explicarte... Él... Richie... No quería hacerlo, quizá sabía algo que yo no... — se detiene en medio de lo que era el living, que a sus costados a dos largos pasillos y de atrás y enfrente también —. Richie quería ayudarme, creyó que darte celos sería lo mejor y... Supongo que no lo logró, por que... Ni siquiera sé si soy correspondida — el pecoso se levantó, salió de su escondite y caminó a paso lento —. Cuando te conocí... Hubo algo que... Hizo que me perdiera completamente en tí. ¿Sabes qué fue? Tu mirada... Esa mirada con un brillo único y una pupila delatada — te pones cabizbaja —. Está bien si no quieres saber nada de lo que siento, mis pensamientos a veces son muy estúpidos — estás por irte... —.

— No pienso que sean así — y sudas en frío —. Y creo... Que también me gustas — se acerca, toma tu mentón, sus labios sostienen los tuyos. Finalmente conseguiste lo que siempre quisiste —.

▶ Imagine One Shots ◀Onde histórias criam vida. Descubra agora