( T W D ) Carl Grimes 2/2

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Narra T/N:

Percibo una sensación extraña. Siento pulzadas en mi pecho, las ignoro pero sé que muy en el fondo las conozco. Mientras admiro el paisaje en el horizonte, hay algunas pequeñas luces anormales asomándose por mis ojos. Rara vez el lugar cambia constantemente y para mi mala suerte lo reconozco. Es un hospital.

Así que... Me preparo para mi final. Para dejar este universo paralelo al mío, para dejar a mi familia.

Entro a casa. Carl me recibe con una taza de chocolate caliente, me abraza mientras estamos arropados por una cobija sobre los hombros. Nos miramos mutuamente. Doy leves sorbos.

« Deseo quedarme pero lo que más anhelo es irme. Los extrañaré, si. Los olvidaré, no »

— ¿En qué piensas? —.

— En nada suspiro —.

Te conozco... Hay algo que quieres decirme pero temes a confesar — dejo a un lado la taza de chocolate —.

— Yo... — enseguida llega Negan, se detiene recuperando aliento. Un vez que se recupera nos mira a ambos —.

— Es Judith — musita —. Ya despertó —.

Asentimos, Carl deja la cobija a un lado, lleva las tazas a la cocina y sigue a Negan. Yo simplemente me quedo. Debo dejar una nota u algo antes de partir, sin duda también despedirme de mi pequeña hermana.

(...)

Me llevo al hombro mi mochila, en esta aporto todo lo necesario para lo que me reste de vida en este mundo. Es duro despedirse, lo sé, pero cuando hay algo que no encaja y lo resuelves, debes encontrar paz para ti mismo.

« Después del huracán viene la calma »

Salgo de casa. Camino hasta llegar a la enfermería, saludo a las personas de la comunidad, trato de pensar mis palabras, en lo que les diré procurando de no herir sus sentimientos.

Entonces el momento decisivo llega. Me abro paso cruzando por la puerta, en una camilla veo postrada a Judith, en su pecho descansa el sombrero de Carl quien este está sentado a un lado, acariciando la frente de nuestra hermana.

Cabe decir que él y yo no somos hermanos de sangre como tal, pues mi papá antes de morir me confesó que soy adoptada (fue duro de creer), y desde luego sabía el noviazgo que tenía a escondidas con el cowboy.

Así que él al notar mi presencia se levanta, observa mi mochila.

— ¿Vas a salir? — asiento. Me acerco hasta donde está, lo abrazo y trato de no llorar junto con ahogar mis sollozos —.

— Puede que no vuelva — aclaro. Nos separamos, hacemos contacto visual —.

— ¿Por qué? — acaricio su mejilla dando una leve sonrisa —.

— Es complicado — musito, él sin entender muy bien, aleja mi mano. Está molesto —.

— No entiendo. ¿Por qué? — golpea bruscamente la silla —. ¡¿Por qué me haces esto cuando ya todo está bien?! ¡¿Por qué a nosotros?! ¡¿Por qué a Judith?! — mi vista se nubla, aparto las lágrimas y trago en seco —.

— Lo lamento... Pero ya no pertenezco aquí — sollozo —. Ya me quedé por mucho tiempo y quiero regresar con mi verdadera familia —.

— ¿Acaso esta familia no fue lo suficiente para ti? — entonces me di cuenta sobre mis palabras —.

— Carl yo... Yo no trataba de decir esto... Sólo quería explicarte que... — balbuceo —.

— Olvida lo — masculla —. Dame una razón y te dejo ir — ¿una razón? ¿Sólo una? Bien... Lo diré, pero... ¿en sí cuál es la razón? Creo que ya cumplí con mi propósito, siempre los salvo, mantengo con vida a la comunidad y salimos victoriosos ante cualquier enemigo. No es que me lleve todo el crédito, sin embargo, es verdad —.

— Ya cumplí con lo que querían. Los he salvado todo el tiempo... Lo único que quiero es paz — suspiro —. Solamente pido paz — me pongo cabizbaja, Carl se acerca, acaricia ambas mejillas con sus manos para después unir nuestros labios en lo que sería nuestra despedida. Al acabar noto como su mirada se apaga —.

Me acerco hasta donde está Judith. Acaricio su frente y depósito un beso en esta. De mi cinturón saco el revolver de nuestro padre, la poso entre sus manos, en la mesa de noche, de mi bolsillo de la chaqueta saco las balas originales pertecientes, las últimas que dejó en el arma.

Respiro hondo. Salgo de la enfermería. Me dirijo a la salida de la comunidad. Las puertas se abren y para mi mala suerte, una bala da contra mi frente, haciendo que esta pase limpiamente, perforandome el cerebro y pronto de mis labios se escape mi último suspiro, lo último que llego a escuchar son más disparos y antes de que mi vista se nuble por completo, observo el rostro familiar de una persona importante en mi vida.

Rick Grimes.

(Ahora se puede decir que el aire en mis pulmones se va, que mi cuerpo deja de sentirse tan pesado y que camino directamente hacia la luz. Al final de esta me veo a mi. Postrada en la camilla de un hospital, conectada a una máquina que hace que mi corazón bombee sangre. En un abrir y cerrar de ojos, ya hábito en mi cuerpo. Tomo consciencia, me reincorporo. He vuelto a mi mundo.

La puerta se abre de golpe. Veo a mi madre.

— Debemos irnos, ¡ahora! — dejo a un lado la jeringa conectada a mi vena, la mascarilla que hace que respire y salimos del cuarto —.

Abandonamos el hospital para ir al estacionamiento donde el auto está aparcado. Abordamos, lo que mis ojos ven es simplemente insoluto.

— Caminantes — susurro —.

Una vida acaba otra inicia)

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