4. Desastre

13.5K 1.7K 1.4K
                                    

Ver a Jeno parado afuera de mi casa, ya no me causa más extrañeza. Es más, creo que ese sentimiento ha quedado atrás. 

   Pero para ser remplazado por uno mucho peor. 

   No entiendo exactamente qué es lo que pretende regresando y sonriéndome de esa manera, como si ambos fuéramos los mejores amigos del mundo, pero lo que sí tengo muy claro es que Renjun acaba de salir por mi puerta y hasta donde yo sé, mi amigo no es ciego.

   ¡Maldita sea que no lo es!

   — ¡Hola Jaemin! Lamento la moles...

   Ni siquiera lo dejo terminar.

   Lo tomo de la muñeca y con una fuerza que nunca me creí capaz de poseer, lo meto a mi casa, dando un portazo que repercute en las ventanas al hacerlas temblar. De milagro no se ha caído el cuadro familiar que está justo al lado. De lo contrario, ya sería hombre muerto.

   — ¿¡Te has vuelto loco!? ¡Renjun acaba de irse!

   Falta poco para que mis ojos se salgan de sus orbitas y mi pobre y acelerado corazón, de mi pecho. Jeno en cambio me mira con toda la calma del mundo, tranquilo, como si lo que le acabo de decir restara de importancia.

   —Lo siento, no era mi intención incomodarte.

   — ¿Incomodarme? —jadeó, francamente comenzando a indignarme, ¿Cómo puede tomarse esto tan a la ligera? ¿No siente ni un poco de remordimiento por estarle ocultando cosas a Renjun?—. Jeno, no sé si has escuchado bien, pero Renjun acaba de irse de aquí. Huang Renjun, tu novio, el mismo chico que podría mal interpretarlo todo si se entera que te quedaste a dormir anoche.

   Espero que mi reflexión le sirva de algo, aunque sea para que note que no estoy exagerando, pero de nuevo Jeno permanece impasible. Hasta el punto de hacerme sentir frustrado.

   ¿Qué a este hombre le gusta el peligro o qué?

   —No hicimos nada malo Jaemin, no entiendo porque te mortificas tanto.

   Y, ¡listo! Con esas simples palabras ya tengo ganas de abrir la puerta y dejarlo afuera de mi casa y si es posible, también de mi vida.

   Pero, en el caótico proceso de querer asesinarlo, digo correrlo, noto también que por más que quiera negarlo, el muy bastardo tiene razón. No hicimos nada malo, pero es que, ¡lo que yo digo también tiene sentido! Pues, si el caso fuera a la inversa y mi novio se quedara a dormir en la casa de mi mejor amigo (por muy inocente que este fuera) no podría evitar mal pensar las cosas.

   O a lo mejor tanto remordimiento interno me está volviendo loco, ¡ya ni siquiera lo entiendo! ¿Qué maldita actitud se supone que debo tomar? ¿Acaso debo contestar la sonrisa a Jeno y actuar como si fuéramos cercanos?

   No lo creo.

   — ¿Qué es lo quieres? 

   —Mmm, creo que puedo decírtelo, pero primero, ¿te molestaría soltar mi mano? La estoy viendo un poco morada.

   Desconcertado, dirijo la mirada hacia abajo y con toda la vergüenza del mundo, compruebo que de alguna enferma manera, nuestras manos terminaron entrelazadas. Con la mía ejerciendo tanta fuerza, que se me notan las venas en el brazo.

   Lo suelto inmediatamente y aparto la mirada, fingiendo que no me siento como todo un idiota.

   ¿En qué demonios estaba pensando?

   —B-bien, ya puedes decírmelo.

   —Cuando me fui en la mañana —se rasca el cuello y desvía la mirada, claramente avergonzando—, dejé olvidado mi reloj en el baño.

Extraño |NoMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora