17. Perdedor

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Éste es el capítulo más largo en lo que va de la historia. Me disculpo por hacerlos leer mis tonterías kilometricas. Alsjdjdkdj

🌈

Nunca pensé que visitar al tío Donghae un día me relajara tanto. Desde que era niño me acostumbré a temerle, bueno no a él, sino a su comida y a sus extrañas costumbres veganas. Pero ahora, que he llegado a un punto en mi vida en el que mi corazón está tan confundido, me viene excelente un cambio de aires. Incluso cuando esto implique tener que comer cosas saludables por todo el día.  

   Es fin de semana y mi madre se ha ofrecido a ayudarle a preparar el desayuno. Y eso es fantástico, porque al menos cuando ella lo hace trata de que la comida tenga un aspecto agradable. Aunque el sabor siga siendo igual de vomitivo, es reconfortante hasta cierto punto que la comida se vea apetitosa. Por algo dicen que de la vista nace el amor. Así que mientras ella hace panqueques con ingredientes orgánicos, yo corto fresas en rebanadas para decorar. Mi padre y el tío Donghae salieron a recoger flores al jardín, para adornar la mesa. Es algo así como una tradición, siempre que venimos a desayunar aquí hacemos lo mismo.

   Termino de cortar y le pregunto a mi madre si necesita que haga algo más mientras lavo el cuchillo y la tabla, dejándolo en el escurridor. Ella dice que no, que me siente y espere a que todo esté listo. Está por demás decir que sus ordenanzas me entristecen. Por mucho que intente distraerme no lo consigo. 

   Acato su orden, tomo asiento y a la par en que espero a que todos terminen con sus tareas saco mi teléfono celular y respondo los treinta mensajes que me ha dejado Renjun desde hace dos horas. Quiere que vayamos a la fiesta de Jaehyun y por lo pesado que se está poniendo sé que no me va a dejar negarme. Por supuesto que no quiero ni tengo los ánimos para salir de fiesta, pero creo que eso es algo que ya dejó de contar como excusa desde hace mucho tiempo, así que me resigno a mi destino y le digo que lo veo a la seis en su casa.

   Estoy a punto de salir de la aplicación de los mensajes cuando la foto de perfil de un gato llama mi atención. Hace cuatro días que no hablo con él y hasta parece apropósito la manera en como siento que me hace falta. Jeno está lejos de permanecer conmigo todo el tiempo o de ser una constante en mi vida, y por eso mismo no entiendo por qué demonios he desarrollado una clase de inusual afecto que me orilla a echarle de menos. Los dedos me hormiguean por la necesidad de mandarle un mensaje y el añoro está a punto de vencer a mi orgullo. Lo extraño lo admito. Lo extraño a él y a su risa. A él y a su sonrisa. A él y a sus malos chistes.

   A él y a sus besos.

   Pero, no tiene caso que me aferre a alguien que no está dispuesto a dar ni una migaja de afecto por mí. Jeno no puede o más bien no quiere dejar a Renjun y eso es algo que no sé porque demonios no me quedó claro desde el principio. Es lógico que una atracción momentánea no va a terminar una relación de dos años. Por mucho que pueda gustarle a Jeno, no voy a poder igualar lo que siente por mi mejor amigo. Ni siquiera cuando quiera intentarlo. Es una causa que ya estaba perdida.

   Y reconocerlo se siente como si me enterraran una daga directo al corazón.

   — ¿No vas a desayunar?

   La voz de mi padre me saca de mis pensamientos. Levanto la mirada y veo su expresión comprensiva chocando con la mía. Es como si dedujera que dentro de mi cabeza hay una revolución a punto de estallar.

   Con desconcierto noto que todos están en la mesa, con sus platos servidos (incluido el mío), tomando su desayuno de manera normal, como se supone que debería de estar haciéndolo. Siento que me sonrojo. 

Extraño |NoMinWhere stories live. Discover now