13. Café

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Tenemos veinte minutos antes de que la clase de matemáticas comience. La mayoría de mis compañeros por lo regular, aprovecha ese tiempo para hacer los deberes y corregir cualquier falla; formando equipos de dos o de tres, o robándole en todo caso, la libreta a quien sea lo suficientemente estúpido como para dejarse copiar.

   Debo admitir que es una buena oportunidad para ponerse al corriente con la tarea. O bueno, hasta el momento les ha funcionado. Pero en esta ocasión, que el profesor ha dejado veinte ecuaciones con comprobación, no estoy tan seguro de que lo vayan a lograr.

   Aunque todo puede pasar. Siempre los más irresponsables son los que sorprenden.

   Chenle, además de mí, parece ser el único que hizo a tiempo su tarea, a juzgar por lo tranquilo que se encuentra. Generalmente no hablamos mucho, sólo cuando me molesta con Renjun cada que me viene a buscar o cuando le pido que me preste sus apuntes de ciencias porque los de Yuta son imposibles de leer.

   Por eso me sorprendo cuando lo veo ponerse de pie y avanzar hacia mí, con una sonrisa y un montón de lo que parecen cartas recargadas contra su pecho.

   —Hola, Jaemin —saluda con alegría y jala una banca vacía que está a lado de mí para sentarse. Renjun no comparte matemáticas conmigo así que nadie la usa—. ¿Hiciste la tarea?

   —Más o menos —me encojo de hombros y saco la libreta de mi mochila para mostrarle mis operaciones—. No estoy seguro de que estén bien, en algunas la comprobación no me salió, ¿tú los hiciste?

   —Pues claro que sí. Estas hablando con el chico más inteligente de toda la clase —Chenle echa un vistazo a mi cuaderno y después, me mira con aire de superioridad. Quisiera que en lugar de hacerme sentir como un perdedor, me ayudara a mejorar—. Pero bueno, en realidad no vine aquí para hablarte de la tarea.

   — ¿Ah no? —finjo que me sorprendo, aunque es bastante obvio que a eso no venía—. ¿Y entonces?

   Chenle me hace un gesto con el dedo índice para que me acerque hacia él y de repente su expresión parece bastante seria. Seguro es algo importante. Él no viene y habla conmigo así porque sí.

   —Le estoy organizando una fiesta a Jisung por su cumpleaños —susurra, mirando con paranoia hacia todos lados. Jisung ni siquiera nos está prestando atención. Se concentra tanto en copiar los deberes que seguramente provienen del cuaderno del mismo Chenle, que le importa muy poco lo que sus compañeros hagan o dejen de hacer a su alrededor—. Y te quería invitar. Bueno a ti y a tu novio.

   Pongo los ojos en blanco al ver como una sonrisa traviesa le baila en los labios. No importa cuánto le diga lo mismo una y otra vez, al parecer está obsesionado con la idea de juntarme con Renjun.

   —Ya te dije que Renjun no es mi novio —aclaro, y tal y como lo esperaba Chenle no me hace caso y levanta sus cejas de manera sugestiva, como si le hubiera dicho todo lo contrario—. Además, ¿para qué nos quieres invitar? Jisung ni siquiera nos habla.

   Jisung en realidad no me cae mal. Hace chistes a media clase y la mayoría de los profesores le detestan por eso, pero yo creo que es como un bebé muy rebelde que intenta lucir malo debajo de sus suéteres de Rilakkuma. Es el chico más pequeño de nuestro curso.

   —Precisamente por eso. Necesita hacer amigos. No puede estar toda la vida pegado a mí.

   — ¿Por qué no? —pregunto con interés, sintiéndome un poco a la defensiva por lo que creo que insinúa—. Tal vez sólo se siente cómodo contigo. Por algo son mejores amigos, ¿no?

   —Sí, pero, precisamente por eso no quiero que sea un rarito como tú que sólo se junta con su novio —es el turno de Chenle para poner los ojos en blanco—. ¿Vienen o no?

Extraño |NoMinWhere stories live. Discover now