Día 12

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—¿Por qué molestas tanto a otros estudiantes?

Draco levantó una ceja cuando lo escuchó. Tenía los brazos cruzados, la espalda contra el respaldar de la silla, las piernas extendidas al frente. Harry, en cambio, se había sentado de reversa, los brazos flexionados sobre el respaldar, las piernas a los lados de este. Era lo más relajados que se permitían estar desde el inicio del castigo, casi dos semanas atrás.

Pareció que lo sopesaba en verdad, así que el Gryffindor aguardó, expectante. Miri también estaba ahí; callada, tranquila, como de costumbre.

—¿Te has dado cuenta de que sólo te molesto a ti, en realidad? —Cuando Harry arrugó el entrecejo, él aclaró, en voz baja:—. Crabbe y Goyle sirven para intimidar y que no se me acerquen, pero rara vez me interesa lo que hace alguien lo suficiente como para molestarlo. Y a estas alturas, nadie presta atención a los comentarios que hago...salvo ustedes.

—¿Debo considerarme especial por ser molestado o algo así?

Se le escapó un bufido de risa. Harry le frunció más el ceño, pero no se dejó amedrentar.

—¿Recuerdas ese día, cuando teníamos once, en la tienda de túnicas? Creí que conocería a alguien que no supiese quién era, que no reaccionase a mi apellido ni me comparase con mi padre. Creí que haría un amigo desinteresado —Soltó un exasperado y teatral suspiro al llegar a esa parte—. Y creí que serías .

Harry lo consideró durante unos segundos.

—No sigues enfadado porque no tomé tu mano, ¿cierto?

—No, eso sería ridículo. Estoy más enfadado por todo lo que vino después —Se encogió de hombros e hizo un gesto vago—. Yo diría que cuenta como si hubiese dicho las tres mías; ahora habla.

—Si no hubieses sido tan idiota ese día —Comentó, con una ligereza que incluso a él lo sorprendió—, habríamos sido amigos.

Draco rodó los ojos.

—¿Puedes sólo dejar el tema? No lo mencioné para...

—Estaba nervioso, asustado y emocionado por todo. No conocía de la existencia de la magia hasta ese día —Exhaló, enderezándose y pasándose una mano por el cabello, sin darse cuenta de que lo desordenaba más—. No entiendo por qué todavía nos peleamos.

Aquello capturó su atención, dada la manera en que se inclinó un poco más cerca.

—¿A qué te refieres?

Pero Harry sonrió, a medias.

—Ya dije también mis tres cosas de hoy —Lo vio recoger el maletín, al mismo tiempo que él.

Se despidieron a la salida del aula esa vez, para alejarse en direcciones opuestas.

—Hasta mañana, Potter.

—Hasta mañana, Malfoy.

Un día a la vezWo Geschichten leben. Entdecke jetzt