Día 31

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—Mira lo que traje —Draco extendió los brazos para quitarle el disco que llevaba y examinar la carátula del empaque, mientras Harry se estiraba en la silla contraria y Miri reaparecía en medio de ambos, para ponerse a deambular por ahí—, sólo nos hacen falta las palomitas de maíz y este podría ser nuestro cine personal. Y Snape creyendo que nos mataremos.

—Eso me recuerda...mañana tenemos que ir con Dumbledore. A hablar del castigo —Puntualizó el Slytherin, dejando el disco sobre el televisor, colocado en una mesa reparada con magia—. ¿Y qué son las palomitas de maíz y el cene?

Cine —Corrigió, resoplando—. Eso...también te lo mostraré después, mejor.

A pesar de que era obvio que quería hacer más preguntas, se contuvo y se obligó a asentir, acomodándose en su asiento.

—Empieza tú —Le tocó la pierna con un pie. Harry estrechó los ojos para advertirle que le iba a dar otra patada -incluso si era sin fuerza- si comenzaba a provocarlo. Cuando sonrió de lado, por un instante, se imaginó que ese era el punto, y rodó los ojos.

—Hemos hablado tanto, me estoy quedando sin ideas. Déjame pensar —Emitió un largo "ahm" al echar la cabeza hacia atrás, recargándose en lo alto del respaldar—. ¿Te he dicho de la vez que asusté a mi primo con una serpiente?

—Ah, el muggle abusivo. Maravilloso —Por la sonrisa que le enseñó, realmente disfrutaba de la idea. Harry meneó la cabeza y le contó lo que recordaba de ese día cuando tenía once, con los ojos puestos en el techo del aula.

—Y...—Vaciló—. También inflé a la hermana de mi tío, hace unos meses. Salió volando de la casa y el Ministerio me mandó una notificación por usar magia fuera de Hogwarts.

—¿También es una muggle abusiva? —Harry asintió tras unos segundos. No era como él la describiría, pero le quedaba—. Entonces eso estuvo bastante bien. Si hubiese un mago adulto en tu casa, habría volado por horas y el Ministerio no se habría enterado. Lástima.

—Siento que odias a mis tíos tanto como yo ahora.

—Oh, los odio mucho. Los odio más de lo que te odio a ti —Draco asintió, con gesto tan solemne que le tardó unos instantes reaccionar y sonreírle.

—Me halaga saber que estoy por encima de ellos en la escala de desagrado malfoyesco.

—Es todo un honor —Harry se reacomodó, y al verlo, los dos ahogaron la risa.

—¿Así que tú puedes hacer magia en casa? —Se le ocurrió preguntar, flexionando los brazos por detrás de la cabeza. Él asintió.

—En el patio, cuando mis padres están. Si viajan, puedo usarla dentro de la Mansión solamente.

—¿Por qué?

—El Ministerio da por hecho que los padres magos se harán responsables de la magia de sus hijos —Se encogió de hombros.

Tenía sentido. Más o menos.

Lo sopesó un poco más, a medida que se enderezaba en la silla.

—Tengo una nueva ligera obsesión —Draco arqueó las cejas, sacándole un bufido de risa—. Sí, de verdad. Con algunas canciones de Queen y Oasis que salieron el año pasado. Son bandas de rock —Añadió, cuando él no hizo más que observarlo con el entrecejo arrugado.

—Oh, lo sé. Blas y yo escuchamos Oasis en casa —Fue el turno de Harry de verlo con las cejas arqueadas. Se encogió de hombros—. Venden los discos para gramófonos mágicos, uno de sus integrantes es un mago, ¿sabías?

—No, ¿cuál?

—No recuerdo su nombre —Admitió, frunciendo los labios—. Es un mestizo, su padre era sangrepura, pero creo que se cambió el nombre al hacerse famoso o algo así. Para no llamar tanto la atención del mundo mágico. Los dos tenemos un pequeño crush con él...bueno, con su voz, para ser más exactos. No son mi tipo.

Harry boqueó un momento. Luego lo apuntó, despacio.

—Malfoy —Él emitió un breve "¿hm?"—, ¿te gustan los hombres?

El Slytherin ni siquiera parpadeó.

—¿A ti no? —Lució confundido al ladear la cabeza.

—Pues...no —Titubeó, aturdido.

—Eso...es raro.

—¿Qué? No, es- es raro que tú- no, olvídalo —Empezó a mover las manos, ahogando un quejido—. No es raro que a ti- ya sabes, no quise decir eso. No tiene nada de malo. Sólo...creo que no me lo esperaba.

—Nosotros no le prestamos mucha atención al género, magos y brujas heredan por igual. Sólo importa cuando te casas para tener un hijo, pero del resto...—Dejó las palabras en el aire, restándole importancia con un gesto vago—. ¿Es diferente con los muggles?

—Eh...sí. A muchos no les agrada los que- bueno, esas personas a las que les gusta alguien de su mismo sexo.

—Eso es una idiotez.

—Sí, lo es.

Draco emitió otro sonido vago, estirándose para volver a tomar el empaque del disco, y lo agitó en el espacio entre ambos.

—¿Ya podemos verla? Quiero saber en qué problemas se mete el pobre Kevin, ¿su familia vuelve a olvidarlo?

Harry se puso de pie para tomar el empaque y acomodar el televisor con magia, ya que no podían conectarlo a nada.

—Sí, digamos que es algo así...

Un día a la vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora