Día 63

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—...deja de- ¡Malfoy! ¡Deja de reírte de una vez!

Draco rodó sobre la manta, carcajeándose de su miseria. El rostro se le enrojecía por la falta de aire, no le quedaban reparos, ni siquiera cuando Harry le tocaba el torso con los pies en calcetines, sin hacer presión ni ningún tipo de fuerza, para que se detuviese.

—El Salón de té —Arrugaba la nariz, se tendía boca arriba y volvía a empezar. El sonido de su risa llenaba el aula, lo hacía vibrar—. Merlín, te llevaron al salón de té. Oh, Potty, ¿cómo es por dentro? ¿Tan asquerosamente rosa, meloso y cursi como se ve por fuera, o peor? ¿Qué sirven? ¿Es verdad que había cupidos y corazones encantados, y todos usan más la boca para compartir saliva que para comer?

Harry ahogó un quejido y se dobló desde el abdomen, sosteniéndose la cabeza entre ambas manos.

Todo lo que dicen es cierto —Lloriqueó, con el entrecejo arrugado—. Fue una mierda. Y ella sólo quería hablar de Cedric, Cedric, Cedric...

—El novio muerto. Lindo tema de conversación para una primera cita —Cuando le frunció el ceño, rodó los ojos, pero no se rio más y su expresión se suavizó—. ¿No hubo beso? ¿Nada que hiciese que valiese la pena el escape a Hogsmeade?

Sacudió la cabeza.

—No esperaba besarla ni nada, pero- fue horrible. Aburrido, tedioso, empalagoso- —Fingió un escalofrío.

—Suena a que no habrá una segunda.

Harry resopló, incrédulo.

—Ya ni siquiera estaba seguro de si me gustaba, sólo- no se me ocurrió que fuese a salir así. Es toda llorosa y- agh. Dime que salir con chicas no es siempre de esa forma.

—¿Cómo lo voy a saber? —Draco flexionó los brazos, usándolos como almohada bajo su cabeza—. Nunca he salido con una.

Continuó quejándose por unos minutos, casi para sí mismo, pero el Slytherin asentía a sus palabras cuando lo veía, fruncía la nariz en señal de disgusto en los momentos oportunos, y en general, contuvo la risa, limitándose a débiles bufidos y apretar los labios para no empeorar su tragedia adolescente.

—Es curioso —Volvió a hablar, cuando Harry estaba tirado sobre la manta también. Se acostaban en sentidos y direcciones opuestas, por lo que no podrían verse las caras de girar en ese ángulo; era sencillo decir algunas verdades de ese modo, cuando no se miraban—, incluso alguien con el título de niño-que-vivió tiene problemas al salir con una persona.

—Derrotar magos oscuros de bebé no te asegura una linda novia, ¿sabes?

—Ya lo noté —Harry dio un manotazo al aire, sin ponerle empeño suficiente para atinar, sólo para hacerle saber que protestaba a lo que decía. Su mano terminó descansando sobre uno de sus antebrazos, aunque no sabía cómo.

—Tal vez simplemente no era para ti, Potty. No sé, tal vez lo tuyo sea una Gryffindor, para que su impulsividad los meta en problemas juntos. O una de estas Ravenclaw que parecen no tener emociones...

Él ahogó otro quejido.

—No, no, no. No voy a volver a salir con nadie por el resto de mi vida —Se colocó el otro antebrazo por encima de los ojos, cubriéndose la frente y empujando los lentes sólo un poco hacia abajo—. Demasiadas complicaciones. O tienes a un mago oscuro detrás, con ganas de acabar contigo, o sales con chicas, pero no puedes juntar esas cosas. Te hacen perder la cabeza.

—¿Los magos oscuros o las chicas?

—Probablemente las chicas.

Los dos se rieron por lo bajo.

Un día a la vezWhere stories live. Discover now